Vicente Leñero: ética que alumbra nuestros días

No es posible hablar de Leñero o Scherer, sin atender a su clara búsqueda de la verdad y la ética; a denunciar la corrupción de políticos y gobernantes. Aclarar que como ellos, pocos periodistas se han arriesgado a esta verdad. Así se desarrolló el homenaje a Vicente Leñero en la FeNaL 2015 con el periodista Arnoldo Cuellar y el escritor Roberto Castelán.

“Vivimos la paradoja de medios de comunicación que se dicen serios, obligados a aclarar una nota que nunca han publicado, que varios días después ocupan las portadas de medios internacionales”, criticó Arnoldo Cuellar, Director de Zona Franca, durante el homenaje ofrecido a Vicente Leñero en el penúltimo día de la FeNaL 2015, haciendo énfasis que la dupla medios y poder se sigue manteniendo.

Señaló además, los no tan contrastantes periodos de la historia; comparando incluso el exilio de Scherer y Leñero del Excélsior en 76 (que dió nacimiento al Semanario Proceso), con el caso de Carmen Aristegui, que se ha convertido en la voz de la ética, como lo fueron en su momento los periodistas señalados. Para Cuellar, hablar de Leñero es hablar de su honestidad como periodista, lo que implica hablar de los actos de corrupción imperantes en el país; no se puede hablar de un periodista de este calibre sin señalar al sistema que criticó.

“Sus enseñanzas están vivas en sus textos, más amenas en su literatura que en sus manuales, aunque estos son obligados para quieres pretendan hacerse del oficio de relatar la realidad con objetividad”, dijo Cuellar en torno a los periodistas que se han sumado a las ordenanzas del poder.

La larga lista de casos de corrupción que se han destapado en estos años en México, fueron desentrañados por Cuellar, lamentando la pérdida de la ética en el ámbito periodístico, pero apuntando a la historia que se construyó de verdad: “Ahora mismo nos hace falta Vicente Leñero como Julio Sherer, pero al mismo tiempo aquí siguen y lo harán durante este tiempo oscuro que le queda a este maltratado país”.

Por su lado, Roberto Castelán nos mostró un Leñero más humano; declarando que para conocer al verdadero Vicente, hay que acudir a su literatura, como en su libro ‘Los pasos de Jorge (Ibargüengoitia)’: “Aquí van a descubrí la escritura de Leñero, no porque se identifique, sino porque con su sensibilidad, no busca personajes, busca al ser humano sensible”.

Esta búsqueda como planteamiento, fue su principal herramienta para desarrollar su pluma súper minuciosa: “Vicente Leñero no escribía sobre personas, no escribía sobre personajes, él escribía sobre lo más profundo de un ser humano. No es un improvisado que va por la nota, él va olfateando qué es lo que sucede con el ser humano”.

Otros fundamentos de la vida de Leñero, apunta Castelán, es su postura meramente católica y su formación como ingeniero civil de profesión, que apuntalaban las bases de su olfato periodístico y su incorruptible honestidad, lo que generó grandes textos como la novela donde relata su salida del Excélsior: “Leñero está en sus libros y textos. Por ejemplo, ‘Los periodistas’ del 79, alumbra este 2015”, finalizó, con la sugerencia de leerlo y actuar para hacer efectiva esa luz de verdad.