Ser o no ser un genio en la práctica del ajedrez 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

Ser o no ser un genio en la práctica del ajedrez

Por Guillermo Cano Moreno   14/04/21

El ajedrez es considerado un “juego para gente inteligente”. Esta premisa no sólo es dicha en México, el periodista español y experto en la materia, Leontxo García, en más de una ocasión ha abierto sus ponencias diciendo que esta consideración que también se hace en su país lejos de favorecer al milenario juego, lo ha perjudicado enormemente a través de los años.

Leontxo sostiene que el mote de “juego para genios” se da en personas que lo desconocen y que regularmente también argumentan que es un juego aburrido, por tanto, crean una mala imagen a este juego de más de mil 600 años de existencia.

En contraparte, la tendencia actual del ajedrez en los cinco continentes es convertir el aula escolar en el epicentro del juego, y es que, entre las múltiples bondades que ofrece esta disciplina, tanto para la edad escolar como para los niveles de estudios superiores, es la formación y potencialización de las capacidades mentales, llámese atención, concentración, memoria, análisis, cálculo, lógica, etc. Incluso, el ajedrez se recomienda como terapia preventiva en adultos mayores, muchos de ellos amenazados con el terrible mal del Alzheimer.

Es verdad que también hay estudios sobre la inteligencia de los exponentes del ajedrez, que, de acuerdo con su Coeficiente Intelectual CI—, sí están calificados como genios. Para la Real Academia de la Lengua, el término genio en una de sus acepciones es la “capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”.

Sería interesante conocer cuál es el coeficiente intelectual de Magnus Carlsen, llamado el Mozart del ajedrez, un noruego jugador único. Desafortunadamente, él nunca se ha hecho una prueba de CI. 

Otro gigante en la materia es Garry Kasparov, quien decidió realizar la prueba y los resultados son controvertidos. Algunas fuentes dan a Kasparov un CI entre 185 y 190, por lo que fue incluido en la lista de las diez personas más inteligentes del mundo por la organización estadounidense Super Scholar.

Cabe destacar que el resultado de más de 140 puntos se considera como un nivel de genio. Según los científicos solo el 0.5% de las personas en la Tierra tienen ese coeficiente de inteligencia. Kasparov, ex campeón del mundo, está 50 puntos por encima del nivel genio, según Super Scholar.

Sin embargo, la revista alemana Der Spiegel intentó averiguar el coeficiente de Kasparov en 1987-88. Kasparov recibió numerosas pruebas para medir su memoria, capacidad espacial y razonamiento abstracto bajo la supervisión de psicólogos internacionales. El equipo midió su cociente intelectual en 135.

Otra fuerte jugadora de ajedrez es la nacida en Budapest, Judit Polgar. La mejor jugadora de ajedrez en la historia reportó un CI de 170; en tanto, biógrafos del cubano José Raúl Capablanca relatan que su padre era un gran jugador de ajedrez y que por las tardes, con cierta frecuencia, Raúl presenciaba en su casa el juego contra invitados; así, solamente viendo, aprendió las jugadas y el reglamento. Lo más sorprendente es que en una ocasión, estando como espectador, se atrevió a corregir a su progenitor en un error durante una partida.

Algunas fuentes citan el CI del estadounidense Robert J. Fischer, entre 180 y 187. Esta fue una puntuación de Stanford-Binet cuando Robert estudiaba en la escuela de enseñanza secundaria Erasmus Hall en Brooklyn, poco antes de abandonar sus estudios.

La hazaña más grande en su corta trayectoria es que para llegar al título mundial terminó con la hegemonía rusa que entonces contaba con varios ex campeones mundiales a los que derrotó en fila. Bobby aprendió el juego en una vida solitaria en su infancia, cuando una hermana le compró un tablero y piezas en donde venía un impreso con el reglamento del juego.

Fischer acuñó la frase: El ajedrez es la vida.

Un hombre reconocido como auténtico genio es Leonardo da Vinci, de quien no se tienen pruebas de partidas jugadas, pero se asegura que practicó el ajedrez. 

Garry Kasparov explicó en su libro Cómo la vida imita al ajedrez que un jugador como él, considerado un genio moviendo los trebejos sobre el tablero, le costó hasta ocho horas de estudio al día para llegar a la cúspide del éxito como uno de los campeones mundiales más brillantes.

En cuanto a la búsqueda de niños con talento resulta para los entrenadores de ajedrez, visto desde la faceta de deporte-competencia, una ardua tarea. Ellos se basan en un criterio para detectarlos, y es que en edades tempranas el resultado deportivo es importante.

Se emplean pruebas como el análisis de pensamiento en voz alta, la resolución de problemas de juego táctico y del posicional con tiempo limitado, una partida con preguntas, etc., refiere el maestro internacional Ramón Huertas Soris, entrenador con el logro de un título mundial juvenil con Walter Arencibia.

Es así que en esta tarea de detectar talentos del ajedrez, no es nada fácil, hay que decir que hasta los expertos se equivocan.

Miguel Botvinnik considerado como el padre de la prestigiada escuela rusa de ajedrez, habría hecho el comentario sobre el también ex campeón mundial Anatoly Karpov: “es una lástima, pero Karpov nunca va a jugar muy bien”.

El mismo error cometió Kasparov quien se manifestó muy escéptico sobre el futuro de Fabiano Caruana, hoy uno de los mejores jugadores de ajedrez y aspirante al cetro mundial.

También de Botvinnik se cuenta que, al contrario de lo que opinaba la gente que no lo conocía, el gran maestro ruso era de un gran humor que decía que “el éxito en el ajedrez es la multiplicación de la superficie del trasero por el tiempo del estudio de ajedrez que llevan sentados”.

Finalmente, para Vlastimil Hort, gran maestro internacional checoeslovaco, uno de los ajedrecistas más destacados del mundo durante la década de los años 60 y 70, declaró que “es muy difícil convertirse en genio del ajedrez; tendría que ser un ser muy dotado. Hay mucha gente que quiere jugar al ajedrez, pero no puede porque no tiene suficiente talento”.

Aún con estos ejemplos, existen interrogantes sobre la conexión de la inteligencia y el ajedrez. Sin duda uno tiene que ser bastante inteligente para tener éxito en el juego, pero hay muchos más factores que son importantes para el éxito en el tablero cuadriculado.

Guillermo Cano Moreno. Acreditado por la UNAM y la Fundación Kasparov de ajedrez para Iberoamérica en la formación de profesores en ajedrez. Maestro de esta disciplina en la Casa de la Cultura Diego Rivera y co-organizador del Torneo de Ajedrez que se realiza en el marco de la Feria Nacional del Libro de León, Fenal.

Este texto se punblicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 127


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