Como un sueño fébril. El pasado en la cultura contemporánea. Cuatro breves imágenes 

León, Guanajuato

Arte y Tendencias

Como un sueño fébril. El pasado en la cultura contemporánea. Cuatro breves imágenes

Por Héctor Gómez Vargas   10/02/21

Uno de los placeres esenciales que sentimos al leer novelas –como le sucede a Anna Karénina cuando lee en el tren– es el de compartir nuestra vida con la vida de los demás. 

Orhan Pamuk, El novelista ingenuo y el sentimental.

C U L T U R A S

Uno de los principales impactos en la cultura contemporánea ha sido la transformación de la experiencia con el tiempo, en particular con el pasado y sus repercusiones con el presente.

Una forma de decirlo es mediante la noción de régimen de historicidad acuñado por el historiador francés François Hartog, es decir, cuando una cultura se desenvuelve a través de una organización de las tres dimensiones del tiempo histórico (pasado, presente, futuro) y una de esas tres dimensiones orienta una etapa de experiencia civilizatoria. En decir, lo que estamos presenciando desde hace algunas décadas es el traslado del régimen de la historicidad de la modernidad hacia un régimen de historicidad que apenas se comienza a atisbar y a nombrar.

Como si fuera un tiempo curvo, lo que ahora se vive a nivel cultura tiene mucho de lo que pasó con los inicios de la modernidad y que se puede observar en la importancia que cobró observar y reflexionar sobre el pasado de la humanidad, con la consecuente emergencia de la historia moderna como la disciplina para dar cuenta de ese pasado. Con ello, un nuevo humanismo apareció.

Al hablar sobre las funciones de la historia, el historiador mexicano Enrique Florescano aborda lo que fue parte de ese nuevo humanismo, los antecedentes inmediatos de la modernidad europea y de la cultura occidental:

La sensación de vivir simultáneamente en diferentes espacios y tiempos históricos fue acelerada por los descubrimientos geográficos de los siglos xv y xvi. Los viajes de Colón y Magallanes, al mismo tiempo que precisaron los confines geográficos del planeta, dieron a conocer la diversidad del globo terráqueo. El instrumento que difundió ese universo nuevo, poblado por geografías, bestiarios, civilizaciones, dioses y tradiciones diversas, fue el libro impreso… Gracias al libro impreso, el ciudadano de un país pudo ser contemporáneo de civilizaciones extrañas y llegó a conocer los itinerarios históricos de pueblos hasta entonces ignorados.

Lo que relata Florescano es sobre un primer impulso de la mundialización que sucedió en los siglos xv y xvi y, junto con la tecnología de lo impreso, propició para el siglo xvii y adelante la importancia de la noción de cultura como un campo semántico para ordenar, por vía de la comparación, a las diferentes civilizaciones en el tiempo y la cultura. Y la historia fue una de las reacciones para dar cuenta de los pasados de las culturas y civilizaciones.

Cuando Orhan Pamuk habla de que uno de los placeres más importantes de leer novelas es “compartir nuestra vida con la vida de los demás”, como parte de lo que edificó lo impreso en el tiempo y bajo las condiciones de una modernidad en el siglo xix. Es un efecto de la grafósfera, como diría Regis Debray, una de las manifestaciones de organizar y experimentar el orden temporal colectivo: el pasado que es dejado atrás por un presente, que es impulsado hacia adelante, a buscar un futuro.

El traslado de un régimen de historicidad a otro puede traer, entre otras cosas, la aparición de varios pasados y su impacto en el presente de la cultura.

P R E S E N T E

En su libro, Realismo Capitalista, Mark Fisher aborda la condición del capitalismo actual a través de la película de Alfonso Cuarón, Children of men, una historia donde la humanidad no puede engendrar más niños.

Bajo una condición de impotencia para crear vida, el futuro de la humanidad es la que está en peligro, pero el pasado es el que pierde sentido. Fisher relata la escena donde el protagonista visita a un amigo en su casa, y ahí tiene algunos tesoros culturales del pasado, obras de Picasso, Miguel Ángel, Pink Floyd. Dado que no habrá generaciones futuras que sepan apreciar esas obras, Theo le pregunta a su amigo sobre el sentido de todas esas cosas, si ya en el futuro inmediato nadie podrá verlas. Su amigo responde: «Simplemente no trato de pensar en ello».

Para Fisher, Children of men puede ser tomada como una metáfora de la creatividad cultural, una suerte de impotencia de creatividad y, más bien, la tendencia al reciclaje a diversos pasados del arte y la cultura. Fisher no es el único de señalar esto. Desde hace años ya lo decía Fredric Jameson cuando hablaba en la década de los noventa de la cultura del modernismo y su impulso bajo el modo de la nostalgia. En su libro, Retromanía, Simon Reynolds habla de la manera como a finales del siglo xx la música pop, y la cultura pop en general, quedó atrapada en sus diversos pasados. En su libro, Futurabilidad, Franco Bifo Berardi habla de la impotencia de la cultura contemporánea para crear proyectos sociales para el futuro.

En condiciones como esas, Fisher no deja de observar que puede atisbarse una catástrofe cuando se pregunta: “¿cuánto tiempo puede subsistir una cultura sin el aporte de lo nuevo? ¿Qué ocurre cuando los jóvenes ya no son capaces de producir sorpresas?”.

Para intelectuales como Zigmund Bauman esto se debe a que las personas le han dado la espalda al futuro por lo incierto y peligroso que se vislumbra. Habla de una cultura que se alimenta del pasado para permanecer en un presente, que se renueva y se alimenta de sí mismo, se alarga y engorda. Es ese régimen de historicidad de Hartog que ha denominado como presentismo. La tendencia es voltear la vista al pasado y encontrar ahí alternativas de vida para el presente. En su libro Retrotopías, manifiesta que las utopías ya no están en el futuro, que más bien están habitadas por distopías y mundos post apocalípticos, sino en los pasados de las distintas culturas.

El régimen del presentismo implica que el pasado no solo retorna, sino que se diversifica y los diferentes pasados conviven en forma simultánea. Además, no están detrás del presente, ahora están a su lado, lo dinamizan, lo alimentan y lo ralentizan.

P A S A D O S

En su libro What is Media Archeology?,Jussi Parikka habla de la situación cultural en la segunda década del siglo xxi, y la sintetiza de la siguiente manera:

… a wider cultural situation where the vintage is considered better than the new. Super-8 and 8-bit sounds are objects of not only nostalgia but also revival an retrocultures seem as natural a part of the digital-culture landscape as highdefinition screen technology and super-fast broadband.

(... una situación cultural más amplia donde la cosecha se considera mejor que la nueva. Los sonidos de super-8 y 8 bits son objetos no solo de nostalgia sino que también reviven y las retroculturas parecen una parte tan natural del panorama de la cultura digital como la tecnología de pantalla de alta definición y la banda ancha ultrarrápida).

La observación de Parikka se refiere a una de las maneras como el pasado se ha tornado presente y por momentos dominante en la cultura contemporánea. Una forma de observarlo es, a la manera de Mark Fisher, de que ello es parte de una falta de creatividad cultural que busca reformatear el presente con el pasado. Otra forma de verlo es a la manera del área de estudios en la cual se inserta Parikka, la Media Archeologý, como una crítica cultural a la visión dominante sobre la cultura digital, que permanece en sus procedimientos de actualización continuos, bajo la idea de lo nuevo, cuando lo nuevo tiende a remitir a pasados varios de la cultura y la tecnología.

Un ejemplo de lo anterior es, de acuerdo con Parikka, movimientos como el steampunk, que no solamente es un movimiento de distanciamiento con el presente creado por la tecnología digital, sino una crítica cultural, por sus tendencias y orientaciones de exploración, algo muy distinto a lo que sucede con gran parte de la academia. Además, el steampunk hace manifiesto la propuesta para la historiografía contemporánea de Hans Ulrich Gumbrecht sobre la presencia del pasado. Es decir, no solo sentir nostalgia por el pasado, sino el deseo para que cierto pasado, o manifestaciones de varios pasados, se hagan presentes en la vida de grupos de personas. Gumbrecht sugiere que esto procede por los productos culturales que provienen de la cultura mediática, como es el caso de YouTube, Netflix, Spotify y muchos más, todo aquello que implica visa social en plataformas, propia de la cultura de la convergencia mediáti- What is Media Archaelogy? Jussi Paprika ca, de la que ha hablado Henry Jenkins.

F U T U R O S P A S A D O S

A inicios de junio de 2020, Henry Jenkins escribió el artículo, Cultura de la convergencia en la era del covid-19: un sueño febril, en el blog Interdisciplinary Italy. Confinado en su casa debido a la cuarentena de la pandemia, Jenkins reflexiona de lo que sucedería hacia adelante con la cultura de la convergencia mediática.

Una de las reflexiones más importantes de Jenkins se refiere a la misma cultura de la convergencia mediática que ha estado constituida y dinamizada por la industria de los medios y del entrenamiento, como el cine y la televisión. Si bien se ha evidenciado que con la presencia de las plataformas digitales la industria del cine y de la televisión ha entrado en crisis, con la cuarentena y la sana distancia que se debe guardar debido a la pandemia, la producción de materiales para el cine y la televisión se detienen y se paralizan, la tendencia es a reducir las producciones, detener otras, estrenar las que ya estaban listas para hacerlo. Pero, dice Jenkins, en las redes sociales comenzaron a aparecer una serie de contenidos audiovisuales que provenían de grupos o personas que estaban experimentando procedimientos, formatos, contenidos, estéticas diferentes a lo tradicional.

Es aquí donde Jenkins hace una observación interesante: la cultura de la convergencia en la era del covid-19 se asemeja a aquella fase de la industria del cine que Tom Gunning denominó como el cine temprano, una etapa del cine, de más de veinte años, donde el cine como industria, como estética, como narración, se va conformando como aquello que se llegará a conocer en el siglo xx como cine. Como si fuera entrar a un sueño soñado en colectivo, la etapa del cine antes del cine, dice Jenkins, le recuerda eso que ahora se vive en tiempos de la convergencia cultural en los tiempos muy recientes.

Como el cine temprano, como la impresión de libros, que tuvieron una etapa previa, de experimentación y definición, la cultura de la convergencia parece que entrará en una etapa de definición hacia adelante. En ello hay mucha incertidumbre, irritación, algo que como han dicho autores, implica cambio, transformación,evolución.

Héctor Gómez Vargas. Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, maestro en Comunicación por el ITESO y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Colima. Investigador en la Universidad Iberoamericana de León y Coordinador del Cuerpo Académico de Culturas Post Mediales. Autor de al menos 7 libros y más de 40 artículos arbitrados.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 125 


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