Luis Alegre: relato de un historiador 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Luis Alegre: relato de un historiador

Por Lilián Gutiérrez Ortiz   20/11/20

Periodista por profesión, microhistoriador por gusto, investigador por pasión y recientemente nombrado cronista de la ciudad. Basta con buscar su nombre en Internet para obtener los datos mencionados, pero, ¿quién es en realidad Luis Alegre Vega?

Son las 6:00 de la mañana de un lunes de octubre. Él despertó e inició su día con una taza de café, un ritual matutino que, más que una necesidad, es una costumbre que ha adoptado con los años. Después de un par de reuniones y resolver pendientes en el Museo de las Identidades Leonesas, uno de los edificios más antiguos y emblemáticos de la ciudad, emprendió un recorrido por las calles del Centro Histórico. Con cigarrillo en mano y pasos firmes, llegó hasta a un lugar con gran significado para él. 

Se detuvo ante una finca ubicada en la calle Benito Juárez #318, cruzó la puerta de madera grande y antigua, y caminó hasta el redondel; observó a su alrededor y tomó asiento en un sillón que estaba justo en medio del recinto. Un suspiro y un par de risas dieron indicios de comodidad y seguridad. Es en Plaza de Gallos donde Luis Alegre se desenvuelve, un lugar que conoce a la perfección y, más allá de haber visitado cada rincón, es el trasfondo que conlleva el edificio lo que lo hace sentirse como en casa.

Después de contemplar el recinto como si fuera la primera vez que lo pisara, el historiador mostró su disposición para ser un ‘libro abierto’ y contarnos más sobre su trayectoria, pensamientos, gustos, historia y, en general, sobre él. 

Se define como un coleccionista de trenes eléctricos y aficionado del equipo Club León; es un ‘come-libros’ y dueño de una mente curiosa que trabaja en un constante ciclo de ansia por aprender y conocer. Un hombre eternamente dedicado a cuestionarse e ir en busca de respuestas. Un hombre que, si bien nació el 31 de enero de 1972 en la Ciudad de México, es en León, Guanajuato, donde realmente centra su cariño y sentido de identidad y pertenencia. 

Pero, para conocerlo y comprender su esencia, es importante regresar en el tiempo. Luis Alegre Vega comenzó a leer a edad temprana y eso despertó en él la curiosidad por conocer más y con ello tener también su primer acercamiento con la historia. Recuerda que cuando era niño agarraba los tomos de su padre y pasaba horas ‘nadando’ en un ‘mar de palabras’.

“La lectura fue una manera de acrecentar ese interés de lo que yo quería conocer, eso fue lo que me abrió muchas puertas”, comentó. En los libros encontró una de sus más grandes pasiones, fue a través de las páginas donde descubrió lugares inimaginables y personajes admirables.

Gracias a ellos reconoció a Sherlock Holmes como su personaje ficticio favorito y a la novela como el género literario que más disfruta, su primera lectura de este género fue El corsario negro, de Emilio Salgari; a partir de ahí desarrolló un gusto por este tipo de libros. Amante de la obra de Ibargüengoitia, expresó que esta disciplina fue también su primer acercamiento al periodismo, actividad que años después se convertiría en su oficio. 

Además del aprendizaje hallado en los libros, su característica curiosidad ha sido la principal causa de sus gustos y pasiones. Por ejemplo, en su infancia apostaba por los Pumas porque creció en una familia aficionada a este equipo, pero al llegar a León e investigar más sobre la historia de la ‘fiera’, nació su cariño por el Club León. Por otro lado, siempre le gustó coleccionar trenes eléctricos y eso lo orilló a investigar acerca de las diferentes rutas del ferrocarril en México. 

“Para amar hay que conocer, uno no puede amar a otra persona u otra cosa si no la ha conocido, y en ese conocimiento está la verdadera riqueza”.

En 1984, cuando tenía 12 años, solía leer el periódico todos los martes y jueves para ver publicaciones donde aparecía una foto del León antiguo junto a una breve descripción. La duda y la curiosidad por saber más al respecto despertaron su interés por la historia de la ciudad y fue entonces que comenzó a indagar más. Años después estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad De La Salle Bajío y profundizó aún más su gusto por el trabajo de Artemio del Valle y Luis González Obregón, cronistas de la Ciudad de México. 

Ambos historiadores lo inspiraron en su labor como periodista e investigador. Ahora, tras su nombramiento como cronista de León, reconoce que es necesario seguir impulsando el amor por la historia, ya que ésta no se compone solo por el pasado, sino que es el presente el que la forma y es indispensable superar obstáculos que puedan aparecer en el camino. “Sí queda un gran tramo entre lo que hay y lo que debería haber para que todos puedan conocer la historia, las limitaciones del tiempo, espacio y forma hacen que no sea sencillo acceder a toda la información”, compartió. 

El trabajo de los cronistas mencionados, la poca bibliografía histórica de consulta y el difícil acceso al archivo histórico en ese entonces, influyeron en su decisión por encaminar su profesión a un campo periodístico. Inició trabajando en el Periódico am de León a los 20 años, escribiendo breves textos que se publicaban cada domingo y eran dedicados a los edificios, calles e historia de un León antiguo. Justo en la narrativa fue donde encontró una manera de fusionar la historia y el periodismo, ya que nunca sintió una transición de una disciplina a otra, sino que fue un complemento. Además, logró aterrizar tres elementos que hasta la fecha son fundamentales dentro de su desarrollo profesional y personal: preguntar, aprender y contar. 

Dentro de tal proceso una cosa lleva a la otra, es un ciclo causa-efecto donde los tres elementos trabajan en conjunto y se complementan. La curiosidad lleva al cuestionamiento, éste a su vez, guía a la investigación y al obtener las respuestas surge una nueva necesidad: enseñar. La relación entre las acciones mencionadas es lo que motiva al historiador a continuar buscando y sumando conocimiento.

Para Luis, haber sido nombrado Cronista de la ciudad ha sido la mayor encomienda que se le ha asignado en su trayectoria profesional. Demuestra lo afortunado, honrado y orgulloso que se siente por pertenecer a una ciudad con tanta historia y poder representarla a través de su nombramiento. Afirma que, hablando específicamente de la historia de León, aún falta mucho por descubrir: “En 444 años se ha mantenido un mismo espíritu, es curioso que sin tener todos las mismas raíces, hay un espíritu que atraviesa la ciudad y que tiene que ver con la fe en uno mismo, en el trabajo de crear y sobre todo un espíritu de que no nos detenga nada”. 

León es una ciudad que se ha afrontado a las adversidades, con una gran historia y calles llenas de personas que siempre han salido adelante, estas son solo algunas de las razones por las cuales Luis se identifica como un ciudadano de León que ama profundamente a su municipio porque la conoce y está motivado a preservar su patrimonio y contribuir en la labor de continuar escribiendo esa gran historia a la que hace referencia y que sus cronistas antecedentes han relatado a lo largo de 72 años. 

“Creo que uno de los grandes trabajos que me toca hacer es cómo enriquecer los datos duros, ponerlos de una manera asequible y disfrutable para poder contar nuestra propia historia, más allá de las fechas, creo que es el espíritu de las cosas lo que hay que reflejar” expresó. 

Aún hay mucho por preguntar, descubrir y compartir, uno de los retos más grandes para Luis está a punto de iniciar y es su gran curiosidad y su espíritu de ansia por saber, lo que lo acompañará en cada paso dentro de esta nueva travesía.

 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122


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