Concientizar para recuperar ecosistemas 

León, Guanajuato

Ecología y Medio Ambiente

Concientizar para recuperar ecosistemas

Por María del Carmen Mejía Alba   11/06/20

La sobreexplotación de los recursos naturales para satisfacer las crecientes necesidades de las ciudades alrededor del mundo ha ocasionado un sombrío panorama para los ecosistemas. De acuerdo con datos del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), la fragilidad de estos, es un factor determinante para el aumento del surgimiento de las zoonosis.

“Nuestro planeta está en crisis”. Esta innegable realidad ha resonado en los últimos meses con más fuerza que en otros momentos. Hemos llevado al límite la capacidad de resiliencia de nuestro planeta.

La evidencia científica sugiere que la degradación ambiental puede diversificar los procesos evolutivos y de transmisión de las enfermedades. Fenómenos como la deforestación y el cambio de uso de suelo, el comercio ilegal o poco regulado de vida silvestre, la agricultura y ganadería intensivas generan condiciones de cambio climático que representan un escenario ideal para la transmisión de enfermedades de animales a humanos (zoonosis).

El PNUMA dentro del Informe Fronteras 2016 advierte que las zoonosis amenazan el desarrollo económico, el bienestar animal y humano, así como la integridad de los ecosistemas; si bien en los últimos años enfermedades zoonóticas como el ébola, la gripe aviar y el virus del Zika han puesto a prueba los sistemas de salud de diferentes regiones en el mundo, el reto que enfrentamos en este momento tendría que ser un parteaguas en la relación entre el ser humano y el equilibrio ambiental en nuestro planeta.

Para entender lo anterior, se debe concientizar que el ser humano no es dueño, sino una especie más que forma parte de infinitas interacciones naturales y ciclos en el planeta que proporcionan una gran variedad de servicios ambientales básicos que han marcado, desde el inicio de la historia, el desarrollo de civilizaciones y que en la actualidad siguen siendo imprescindibles: la producción de alimentos, agua, aire limpio e incluso de medicinas, entre otros servicios, serían imposibles de obtener si perdemos permanentemente el equilibrio de nuestros ecosistemas.

Si bien, las actividades humanas han alterado prácticamente todos los rincones del planeta, es necesario reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual en estos fenómenos; resulta fácil perder el hilo de ello ante esta problemática, ya que muchas veces el ritmo y desarrollo de nuestras actividades diarias nos hacen olvidar la huella ecológica que nuestras decisiones representan para nuestro planeta, no obstante, esta es la base para construir una nueva realidad, ya que si no somos conscientes del impacto que nuestro consumismo —como individuos, familias y sociedades— tiene en el planeta, es muy probable que no logremos transitar como humanidad de manera exitosa hacia el modelo de economías neutras en carbono, que tanto requerimos y que está planteada en los diversos acuerdos internacionales para enfrentar el cambio climático.

Y es que para nadie es desconocido que para prevenir futuras pandemias se requiere poner fin a la destrucción de hábitats; pero, poco vamos a lograr si a nivel individual y familiar no cambiamos nuestros modelos de consumo. Conforme un estudio publicado recientemente en el Journal of Industrial Ecology, los consumidores somos responsables de más del 60 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, cerca de cuatro quintas partes de los impactos ambientales que se atribuyen a los consumidores son provenientes de los efectos secundarios de la producción de bienes y productos que compramos, es decir, el cambio en nuestros hábitos diarios hacia un modelo más consciente y sostenible, puede tener un impacto drástico en la huella ambiental de la humanidad en el planeta.

Durante esta crisis sanitaria mundial las imágenes que hemos visto de flora y fauna en diferentes ciudades del mundo retomando su lugar, debe de ser —más allá de una oportunidad de compartir contenido en nuestras redes sociales—, un llamado de atención acerca de las consecuencias que tienen las fronteras que hemos construido con la naturaleza, así como la manera en la que nos comportamos como individuos en el planeta.

Es urgente tomar consciencia de la huella ecológica que nuestras actividades diarias tienen, el entendimiento del sistema conectado que es la tierra, su fragilidad y cómo funciona el mismo, para no sobrepasar sus límites y evitar enfrentar cada vez más consecuencias negativas tiene que ser la base de la llamada ‘nueva normalidad’, para así, con acciones de recuperación y respeto a la biodiversidad, renaturalización de ciudades y recuperación de hábitats comenzar a trabajar con la naturaleza y no en contra de ella. No se trata de detener el desarrollo sino, juntos sociedad y gobierno, hacerlo sustentable.

Esta puede ser una de las últimas oportunidades que tenemos como humanidad, el cambio climático es una realidad y los retos y consecuencias apenas están comenzando, tomemos nuestra responsabilidad individual y transformemos esta crisis en una oportunidad para cambiar nuestra interacción con el planeta, nunca es tarde para recordar que, por más pequeñas e individuales que parezcan las acciones en beneficio del planeta, tendrán una repercusión global.

María del Carmen Mejía Alba. Directora general de la Dirección de Medio Ambiente de León. Egresada de la Licenciatura en Biología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y maestra en Medio Ambiente con enfoque en Sustentabilidad por la Universidad Iberoamericana de León.

 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 118: http://bit.ly/Alternativas118


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