La breve fragmentación de la basura entre historia y etimología 

León, Guanajuato

Ecología y Medio Ambiente

La breve fragmentación de la basura entre historia y etimología

Por Michell Aguilar Rodríguez    11/12/19

La palabra basura puede ser para muchos algo sin relevancia, incluso parecería absurdo, en ciertos casos, hacer un análisis histórico y etimológico sobre esta palabra; pero esta reflexión puede llevarnos a la compresión y reducción, a través de acciones, de una problemática que acaece a las presentes y futuras generaciones. 

Actualmente hay más conciencia sobre la complicación de la generación de basura, pero no llegamos a profundizar el caos que estamos dejando a nuestro paso, siendo que regularmente las sociedades no piensan en el mañana, produciendo millones de toneladas de residuos al año a nivel mundial. Lo que se busca hacer a través de este artículo es que tengamos un bagaje histórico y cultural sobre esta contrariedad y así entender más profundamente el valor que estamos dejando a un lado sobre la concientización de un futuro óptimo para nuestros herederos.

La basura no era un obstáculo para la antigüedad, pero no se tenía como tal esta visión de lo desechable, mucho menos se sabe la fecha exacta donde comenzó a tener presencia o noción sobre los residuos para así ser más puntuales sobre el tema, pero fue aproximadamente hace 10.000 años cuando su ‘historia’ inició. 

Antes éramos cazadores y no recolectores, por ende no desperdiciábamos nada y todo era de provecho, incluso hasta con los huesos de los animales se hacía joyería y utensilios básicos necesarios para el hombre tales como herramientas o incluso comida, por ejemplo el suculento caldo de hueso, un combinado de distintos huesos de animales con vegetales o especias de distintas especies. Después, con el pasar de los siglos se cuenta que:

En alguna aldea cercana a las cuencas del Tigris o el Éufrates, alguien se dio cuenta que la basura acumulada en los alrededores era la fuente de diversos problemas: carroñeros peligrosos muy cerca de los niños, las molestas moscas, ratas y el mal olor que, aunque ellos no lo sabían, arrastraba su carga maléfica de enfermedades. Algo había que hacer con la basura. (García Barcala, septiembre 25, 2014, ciencia e historia.com).

En la antigua Grecia y Roma también había reglas y leyes para evitar el mal olor en las calles, pero se tenían que tirar los desechos a kilómetros de distancia, se desconoce a ciencia cierta sobre estas normativas que implementaba el Estado en esa época, pero por lo regular se generaban 3 kilos de basura por familia en un lapso de días. 

Ahora pasaremos al entendimiento etimológico la basura que como tal, es observada como residuos cuando ya no se usan para algo más o algo que no tiene mucha utilidad, otra manera de connotación llamado “desechos” para designar las actividades de la especie humana. Definiendo la palabra etimológicamente para su formación de entendimiento colectivo de esta manera cito:

La palabra basura viene de la deformación del latín Versura, forma que la mayoría no vincula a vertere (verter), sino a verrere (barrer, limpiar). Sería en origen pues lo que hay que barrer y limpiar, y con el sufijo -ura (como cultura y estructura), el resultado de la acción de barrer. El verbo verrere se asocia con una raíz indoeuropea también estaría presente en la palabra guerra. (Jacinto Choza, 6 de julio de 2016, reflexiones sobre basura y medio ambiente). De esta manera se explica en el idioma latín.

Esta breve explicación histórica y etimológica nos hace visualizar el problema a flor de piel. Tenemos que comprender ambos rubros para lograr una mejor profundización del problema, porque no basta con observar desde afuera lo que acontece, hay que entender el porqué de su surgimiento y cómo funciona la palabra para ver el tipo de interpretación que le otorga la sociedad y así ver si es la palabra correcta para darle la importancia adecuada, y no caer en un carecimiento de sublimación del lenguaje; para la disminución del acontecimiento de la palabra basura y de esta manera apaciguar la intensidad de la sociedad, para que la persona no entre en pánico social ante este monstruo que nos ahoga poco a poco.   

Michell Aguilar Rodríguez (1989). Alumno de estudios superiores de Filosofía el Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino. Inclinado en la investigación filosofía social.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 112: http://bit.ly/RCAlternativas112


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