Patrick Wolf o el Prometeo contemporáneo 

León, Guanajuato

Música

Patrick Wolf o el Prometeo contemporáneo

Por Jorge Flores   11/12/19

Creador innato, Patrick Dennis Apps dejó su hogar a los 16 años para tomar el camino de la música y buscar el futuro brillante para el que estaba destinado. En ese andar, por medio de retazos de emociones, de su pasión compositora, de la escritura y de aquello intangible que habita en la mente de los genios, el joven músico dio vida a su creación: Patrick Wolf. 

Wolf era un monstruo hambriento, criatura multiforme que devoró al mundo y durante diez años impactó a la escena contemporánea del pop británico. Esa bestia consumía a su creador, hubo que detenerla. 

“Tengo una relación muy diferente con la criatura de Patrick Wolf ahora; es como una especie de Frankenstein, una invención mía de cuando era un adolescente y creé a este monstruo. Después decidí apagarlo por algunos años”, nos cuenta Patrick en entrevista previo a su primera presentación en México. 

Casi cinco años pasaron para que este ‘lobo’ contemporáneo regresará abiertamente a su música, su público y una carrera interrumpida que dejó en el limbo la producción de un séptimo álbum y un libro de poemas.  

El retiro de Wolf tuvo que ver con una etapa difícil en la vida de la persona detrás del artista; entre uno y otro había ocurrido un mimetismo que los iba consumiendo simultáneamente. 

“Quisiera decir que ahora tengo una relación muy distinta con Wolf. Ahora es ‘The Wolf’ y yo, ahora es como: ‘miren este es Patrick Wolf, es mi creación y a veces me convierto en él’. Pero sé que es una creación que puedo controlar”.

Su esperado regreso fue en un inmejorable escenario: la histórica Plaza de Gallos y su mística virreinal, como parte del programa del 22 Festival Internacional de Arte Contemporáneo, ante un público ansioso de ver la extravagancia, el talento y la seducción de un músico/intérprete tan completo, como los hay pocos. 

Esta excusa tan socorrida del vive rápido, muere joven en la mentalidad del rockstar, fue mantra en la carrera de Patrick; desde que dejó la casa de sus padres para buscar su primer sello discográfico, nunca se detuvo. A los 19 años ya había lanzado Lycanthropy (2003) y a los 29, con su sexto disco, Sundark and Riverlight (2012) decía adiós indefinidamente a una brillante trayectoria. 

“Fue alrededor de ese tiempo cuando empecé a sentir muchos problemas con los que no traté de niño o adolescente; y creí que los había resuelto escribiendo. Pero necesitas balance, necesitas ayuda profesional así como necesitas la ayuda artística. Era momento de poner todo de lado, reiniciar y decidí regresar al trabajo cuando yo lo quisiera”.

Ver la vida de reojo, congéneres que iban muriendo, traumas, excesos; son pocos los casos de artistas que logran encontrar el punto de inflexión para detener la tormenta, pausar y volver maduros, fuertes, con ambiciones restauradas. 

Para Patrick este regreso es parte de la narrativa que decidió contar desde que fabricó a esa criatura creadora y dadora de música. Un nuevo capítulo en la historia de Wolf, que no sabe cómo será, ya que se escribe al mismo tiempo que sucede. 

“No lo sé, todo el punto del proyecto de Patrick Wolf es el de crear una narrativa que arrancó en el inicio de mi vida  y termina con el fin de la misma; así que creo que con seguir con vida, estoy continuando esta historia. Cada álbum es una versión diferente del anterior, a veces más débil, a veces más fuerte, a veces más dramática, a veces completamente introvertida. Ahora que estoy terminando un nuevo álbum no sabré cómo es hasta que se haga público; el cuerpo del trabajo que hice, esa versión, ese capítulo; va a depender de la decisión de lo que la gente piense, aunque en el fondo siempre será el proyecto de Patrick Wolf.”

Patrick Wolf, el ‘monstruo’, inauguró el FIAC con un concierto de sensaciones íntimas, de cercanía, donde el sonido recorrió muros, piedras y arcos del redondel de Plaza de Gallos con ligereza y puntería. Mientras que el otro Patrick, el creador, se sintió honrado por compartir el programa con dos de sus referentes artísticos: Michael Nyman y Terry Riley. 

A partir de aquí, el regreso de Wolf a los escenarios, a los estudios de grabación; el resultado musical que viene, es un misterio. No es únicamente por la transformación de Wolf o porque Patrick sea ahora quien lo controle; es también el contexto y la industria lo que pone a prueba este nuevo despertar. 

“Estoy comenzando a ver lo mucho que ha cambiado la industria de la música desde que me fui. Y es como si ya no hubiera dinero para los artistas, no hay inversión para la imaginación”. 

El británico es consciente de que ante esta realidad donde el dinero y el arte se han distanciado cada vez más, habrá que hacer las cosas de manera distinta, y al mismo tiempo mantener la esencia que convirtió su proyecto en lo que hoy en día es.

En una época donde los artistas se preocupan más por cómo hacer dinero que por el acto de crear, de nuevos retos y nuevos públicos. La narrativa que va contando la historia de Patrick Wolf debería de encontrar nuevos ángulos, otras frases, un discurso que le permita seguir siendo y sobrevivir. 

“Sé que mi futuro es lo que yo haga de él, pero estoy seguro que será un mundo muy diferente ahora que regrese en cuanto a la industria mundial; nadie está invirtiendo en los artistas, nadie invierte en el pensamiento radical, todos están retrayéndose en sus caparazones tratando de mantener sus trabajos”.

En este presente adverso para el mundo creativo y artístico, son ‘monstruos’, creaciones como Patrick Wolf, las que pueden derrumbar las fronteras y las limitaciones, las que pueden encender las antorchas de las ideas e incendiar la cuadratura del mundo. 

El problema, según Patrick, es que ante esa falta de inversión en el arte, los jóvenes y el talento en general huyen y se refugian en otras habilidades que sí les resultan económicamente redituables. 

“Así que se va a requerir de gente muy determinada para cambiar el mundo y traer consigo un mensaje, el de hacer un cambio; pero cada vez son menos y menos. Creo, aunque no lo sé, que si hubiera crecido en otra época, hubiera sido tragado por el mundo y me hubiera convertido en influencer de Instagram o en un artista de maquillaje en Youtube, tengo habilidades en otros rubros, en que los que tal vez la gente sí quiera invertir”.

Artistas a los que les da frío esta realidad fuera del ingreso constante, que buscan refugiarse en la cálida seguridad de un mundo comercialmente cómodo; creadores que dejan morir a sus ‘Frankensteins’ en la helada del conformismo. 

“Estamos perdiendo muchísimos artistas en el camino, porque están buscando la manera de mantenerse. Existen muchas grandes visiones en el mundo del arte que tenemos que apoyar y encontrar la manera de nutrir, hacerle saber a la gente que está bien no tener dinero, pero que mantengan su visión y no la comprometan el camino”.

Patrick, el creador, venció a esa maquinaria que lo pudo haber alejado del arte y con su creación ha logrado construir belleza a través de la música; él es uno de los que sí pudieron y ante esa eterna y hasta ociosa pregunta de ‘¿qué hacer?’, la respuesta es franca y certera. 

“Esa pregunta me la he hecho anteriormente. ‘¿Qué le diría a mí yo más joven?’, lo pienso como adulto, miro hacia al pasado y veo que he cometido muchos errores de los que puedo arrepentirme y probablemente como adulto lo cambiaría todo; pero nunca hubiera podido darle un consejo a un yo más joven, o a cualquiera con una mente anarquista; no les puedes decir nada, ellos tienen ese don innato que nace de las circunstancias”.

Patrick Wolf o el “Prometeo contemporáneo” ha vuelto con una madurez evidente y con objetivos reafirmados; son ahora referencia en una generación de jóvenes creadores que quieren fabricar sus propios Frankensteins y encontrar en el arte un modelo de vida, de propuesta y de oportunidad para cambiar, al menos, su mundo. 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Culutral Alternativas 112: http://bit.ly/RCAlternativas112

 


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