El Vitrolero: La opción biodegradable 

León, Guanajuato

Ecología y Medio Ambiente

El Vitrolero: La opción biodegradable

Por Diego Armando Nicasio Tovar y Miguel Ángel Ruiz Torres   11/12/19

Desde la agrupación que conformamos la sección El Vitrolero, sentimos la imperiosa necesidad de aprovechar la temática de este mes en Alternativas para invitar a nuestros lectores a realizar una reflexión sobre el acto de adquirir objetos que tienen una presencia efímera en nuestras vidas. Hemos acudido a dos expertos en el tema con la finalidad de invitar a la comunidad a repensar algunos conceptos alrededor de la ecología que a veces creemos pertenecen a un orden práctico, pero que sólo pueden ser evaluados desde una reflexión profunda y quizá hasta trascendente a nosotros mismos, para entender su valor como ideas que nos hacen ser comunidad.

La idea de asistir a un evento ‘no cotidiano’ (fiesta, reunión de trabajo, cine, etc.) en donde tengamos que llevar los recipientes que utilizaremos para ingerir alimentos, es una decisión que, dependiendo de la postura que tomemos, puede considerarse ecológica, razonable, innecesaria o progresista. En esta breve disertación sobre el fenómeno de la inundación del mercado de los desechables de esos trastos denominados desechables ecológicos no pretendo hacer un juicio al respecto de ellos, pues creo que estamos en un punto en el que cada quien tiene una opinión al respecto, lo que creemos puede resultar valioso, es que el lector conozca algunos datos para considerar el suceso. 

Como bien sabemos, los beneficios del uso del plástico son varios, y entre ellos están: las fibras artificiales como el nailon o el neopreno que permiten tener ropa más ligera y resistente a las condiciones, tanto así que se ha logrado que se eviten del todo en el usuario molestias, dolor o la realización de actividades que simplemente serían físicamente imposibles. En el área del sector salud, en la aplicación del plástico se encuentran las prótesis, la dosificación de medicamentos intravenosos, el material estéril para procedimientos quirúrgicos, entre otros. Estas menciones sólo son un ejemplo de que la defensa de la producción del plástico es factible y necesaria.

Regresando a aquello que al inicio se mencionó como evento ‘no cotidiano’, contemos el número de veces que asistimos a una reunión en la cual se usa por lo menos un plato, un vaso y una cuchara o tenedor, las reuniones de trabajo en donde se usa un vaso para café, té o agua y los recipientes en los que se sirven los alimentos. Contemos las veces que vamos al cine y compramos dos bebidas (porque ir solo al cine, en nuestro entorno, está un poco estigmatizado) y las palomitas. Ahora multipliquemos esos productos residuos por el número de personas que asisten a tales eventos y por el número de eventos que tenemos al año. Esta huella ya no se lee ninguna manera como algo ‘no cotidiano’. Estos recipientes tendrán un sólo uso y serán depositados en una o varias bolsas. Algunos serán separados para su reciclaje o reúso, pero, la mayoría irán al sistema de recolección de basura y estarán presentes en el ambiente hasta su degradación, de 400 a mil 500 años.

Este último uso del plástico es el que se cuestiona, el desechable. Aquel que fomenta el desinterés del consumidor, que representa la idea de comodidad por su fácil acceso y limpieza, sin considerar que para el medio ambiente la degradación de estos objetos no es sencilla o rápida. En una simple comparación temporal, si llevamos nuestros recipientes a los ejemplos de eventos mencionados, después de usarlos y lavarlos, el agua para lavar los recipientes llegará a una planta de tratamiento y en un máximo de 24 horas tendrá las condiciones necesarias para no causar daño al medio natural donde será vertida, mientras que los recipientes desechables utilizados en los mismos eventos estarán al menos 400 años, es decir, mínimo 146 mil veces más tiempo que el que implica el lavado.

Del sector industrial y científico a que los autores de este texto pertenecemos, han surgido diferentes propuestas para mitigar el impacto de los desechables: los bioplásticos. Estos se pueden producir a partir de maíz, aguacate, caña, entre otros. Los creadores de estos bioplásticos afirman que después de su uso estarán presentes en el ambiente de 90 a 240 días, es decir, aproximadamente se degradarán de 600 a mil 600 veces más rápido que los utensilios desechables provenientes del petróleo, pero de 90 a 240 veces más tiempo que la opción de lavar los propios recipientes.

Si bien, la industria y la investigación proponen alternativas para mitigar el impacto de los recipientes de un sólo uso, debemos cuestionar si el uso en las actividades cotidianas representa un compromiso con el entorno o con nosotros mismos. Imaginemos que en un futuro cercano el uso defendible del plástico (como el del sector salud), se verá comprometido por la escasez del petróleo y el encarecimiento de éste. En ese futuro, algo como el suministro intravenoso de un suero será tan complicado como lo fue a mediados del siglo pasado. 

Posiblemente la solución a ese panorama sea el uso racional de los recursos no renovables y la optimización de los recursos renovables; el beneficio puede estar en dejar la idea de que los plásticos de un sólo uso por muy biodegradables que sean, no dejan de ser de un único uso. Quizá la sólida y redituable industria de lo desechable, para su supervivencia, ha invertido una gran cantidad de recursos para generar en nosotros una idea, en la cual, en nuestra cotidianeidad, existen buenos y malos productos desechables.

¿Qué le produce a la concepción que de nosotros mismos tenemos, el utilizar objetos que nos son efímeros en nuestro día a día? ¿Es posible que estos recipientes de un uso nos hayan vuelto menos sensibles con el entorno y las personas que nos rodean? ¿En qué medida entendemos ahora lo trascendente? Es posible que el problema no esté en la falta de una cultura de la reutilización, sino en el cómo estos objetos permearon en lo más profundo de nuestros valores.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultutal Alternativas 112: http://bit.ly/RCAlternativas112


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