Maru Jones: Corazón y cabeza en el teatro 

León, Guanajuato

Cine y Escénicas

Maru Jones: Corazón y cabeza en el teatro

Por Tania Pérez   28/02/19

Dice el dicho que para llegar alto hay que empezar desde abajo, y así ocurrió con María Eugenia Jones Martínez en el teatro; pasó de interpretar un árbol a dirigir obras de gran formato en convocatorias nacionales.

Fue después de estudiar la licenciatura en Comunicación que Maru, como la conocen sus amigos, encontró su verdadera pasión: el teatro.

Una amiga y colega, Rita Carrasco, le pidió acompañarla a un casting para la compañía Los Tiliches del Baúl. Estando ahí, la convencieron de que ella también entrara, y se quedó. No pasó mucho para que le dieran su primer papel en una obra.  

“Fui y me dicen ‘no vino la actriz así que ponte esta cubeta’ y ¡era una palmera! Me puse en el escenario haciendo una palmera, inmóvil, entonces mi primer personaje fue una palmera cocotera, ¡ja, ja!”.

Lejos del consejo de dejar de contar esta historia, Maru Jones recuerda con risas y sin pudor esta anécdota que significó un parteaguas en su vida. A partir de allí interpretó roles de conejos, puertas, abuelas, pero también empezó desde los 20 años a protagonizar ¡Ay, Carmela!

Ésta trata de presos de la zona franquista que son obligados a entretener a las tropas y brigadas durante su cautiverio. Es una obra fatal en donde los personajes viven días llenos de miedo, angustias y confusión.

Maru hizo de Carmela pese a que voces como la de la maestra Perla Szuchmacher le aconsejaban no aceptarlo, pues no consideraban que por su edad estuviera lista para el papel.

“Es un personaje de la Guerra Civil Española y ella se pone actuar frente al ejército de Franco y ella debe bailar, sonreír y seguir siendo prisionera.

Carmela ha sido el personaje que me ha llenado, me ha enseñado y he aprendido mucho de ella, todo el tiempo”.

Si bien en sus primeros años conoció y colaboró con distintas compañías y directores como Eulalio Nava, Toño Alvear y Óscar Garduño, llegó a Luna Negra como actriz invitada para participar en La cabeza del dragón, una obra a presentarse en Teatro Escolar. Allí, con la guía de Javier Avilés, Maru encontró un hogar.

“Fue el grupo que me enroló y me quedé con su mística, con su trabajo, con su entrenamiento y con todo lo que ellos pensaban acerca del teatro. Ahí entendí que tenía que quedarme con un solo grupo. Específicamente con Luna Negra entendí a comprometerme con algo y focalizar el aprendizaje, tener un camino claro”.

Ya como parte de esta compañía, el primer montaje en el que participó fue El perro del hortelano, una comedia de Lope de Vega en la que interpretó a Marcela, una mujer involucrada en un triángulo amoroso. Esta obra la llevó a presentarse en el prestigioso Festival Internacional Cervantino y de gira por todo el estado de Guanajuato. Con otras puestas escénicas visitó Argentina, Chile y Perú.

Más tarde, Javier le confió su agrupación y mientras él salía a crear proyectos en otras entidades, ella se aventuró a montar sus propias obras y creó un lenguaje teatral, con guía pero sin director, porque en Luna Negra se trabaja de forma colectiva, una característica que quedó demostrada cuando la agrupación tuvo su propio foro.  

En ese espacio, los involucrados recuerdan que Maru debían hacer de todo para que la función saliera a flote: cobrar la entrada, poner la música, ayudar con la iluminación y estar en escena en tiempo perfecto.

“Cuando uno trabaja con un director, eres actriz, es bien padre y ya, pero cuando te toca  hacer tus propios proyectos te metes el compromiso hasta las venas, eres el corazón, la cabeza, la piernas, eres todo”.

Esta misma pasión por el arte, en específico por el teatro, Maru la lleva a proyectos en los que debe dejar que los demás sean quienes se apropien de los personajes o los montajes. De la mano con Jorge Correa comenzó a colaborar en producciones de teatro penitenciario, que van mucho más allá de ensayos.

Se involucró en el teatro que se desarrollaba en el CEFERESO 12 cuando estaban montando Hamlet. Recuerda que de esa experiencia y de las enseñanzas del considerado “padre del teatro penitenciario” aprendió una gran lección que él solía repetir: “Quizá no sean mejores actores pero sí podemos tener grandes personas”.

Al terminar este proceso en el centro de readaptación, Maru se involucró en otros programas de índole social como llevar teatro a las pandillas y adentrarlos en el mundo artístico, así como empoderar chavos a través de programas como Juventud Guanajuatense y el Proyecto Ruelas (del Cervantino), de la mano de Luis Martín Solís, quien trabajaba con personas de la tercera edad.

“El teatro crece como una planta, con varias ramas y empiezas a tocar todo hasta sin querer”.

A la par de toda esta labor, Maru Jones se desarrolló como directora de ocho montajes y está por estrenar el noveno. Su propuesta de llevar a escena La guerra en la isla de la paz fue seleccionada para la temporada 2019 del Programa Nacional de Teatro Escolar en León.

Ésta es la segunda vez que Jones participa en el programa federal como directora, la primera vez fue en 2013, con la obra Historias en la cama para tocar campanas y llegar a la una, de Iván Olivares. A diferencia de aquella ocasión, en este año Maru apuesta por una escenografía más ligera y por un texto que también haga referencia al talento local, retomando así de dramaturgia de su colega Javier Sánchez.

La Guerra en la isla de la paz nos gustó muchísimo porque habla de algo que nos atañe actualmente en las escuelas, en las familias, en todos lados: la violencia, la poca tolerancia de aceptar al otro”.

Esta obra dedicada especialmente para público infantil trata de dos soldados de ejércitos enemigos que llegan a una isla que parece estar desierta y buscan regresar a sus hogares para cumplir con su “deber”: luchar en la guerra, uno contra el otro. Durante su estancia se encuentran con un personaje que, harto de los conflictos bélicos, decidió exiliarse y dedicar su vida al estudio y al respeto por el mundo. Próspero, el habitante de la Isla de la Paz, les hace creer que murieron en su intento por escapar y los convoca a recordar su historia para poder encontrar la paz en la muerte. A lo largo de su estancia y de su insistencia por combatir uno contra el otro, se dan cuenta de la poca preparación que tienen para sobrevivir y la necesidad por crear de vínculos humanos.

Con La Guerra en la isla de la paz, Maru Jones y Luna Negra tendrán tres funciones por día de lunes a viernes, del 18 de febrero al 17 de marzo. Al terminar esta temporada en el Teatro Manuel Doblado comenzarán a preparar su puesta escénica El Quijote, con la que formarán parte de la programación artística de la Feria Nacional del Libro de León en su edición 30.


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