Nunca hemos sido modernos. En una ciudad de híbridos 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Nunca hemos sido modernos. En una ciudad de híbridos

Por Héctor Gómez Vargas    23/07/18

La ciudad ha sido múltiple, diversa, compleja, desde antes de sus inicios. Habitamos una ciudad que ya no es. Vive de las ruinas de lo que fue. De lo que nunca fue y siempre ha querido ser. De lo que hoy busca transformarse. La ciudad cambia, está cambiando, y mantiene un nuevo vínculo con su pasado. Su futuro es un archipiélago que está en otra parte. En otra ciudad de la ciudad.

Brechas

Desde la segunda mitad del siglo XX la ciudad vive continuas crisis del tiempo, algo que Hannah Arendt llamó “brechas”, momentos cuando las evidencias de la experiencia con el tiempo parecen confundirse y perder orientación. La sensación de estar en dos eras, dos culturas, dos ciudades, algo que no llega y no termina de marcharse. Un tiempo desorientado que por momentos irrita la vida social y por momentos la lleva a una condición de singularidad donde emerge otra cosa un tanto distinta.

En su escrito, Parque Central, Walter Benjamín hablaba del París de Baudelaire, y del cambio del entorno objetual de la ciudad cuando fue asumiendo la “expresión de la mercancía” y los intentos del burgués por humanizarla de forma “sentimental”, es decir, la promesa de los “estuches, los envoltorios y fundas con que en aquella época se envolvían enseres burgueses”. Por su parte Baudelaire señalaba que el dandi aparecía en épocas de transiciones. El dandi es un fenómeno que emerge en la ciudad ya que anuncia con su apariencia transiciones más profundas: irritaciones que manifiestan la formación de brechas en el tiempo. Eso ha sido parte de la experiencia histórica y contemporánea de la ciudad.

Residual

Uno de los procesos que irrumpen en la ciudad, la modifican, la alteran, es la revaloración del entorno objetual del pasado, algo que parecía muerto, dormido, olvidado y que ahora adquiere con un nuevo valor sentimental y económico, usos y costumbres propios. Una ciudad que se mueve por el redescubrimiento, por la nostalgia al encontrar en el pasado objetos, lugares, sujetos, comunidades, identidades, el apoyo de los soportes digitales y mediáticos que los ubican dentro de entornos y comunidades ampliadas.

Es el descubrimiento de la fuerza emocional del equipo de fútbol de la ciudad, de sus taquerías y expendios de comida tradicional: la búsqueda en el archivo histórico, tianguis, bazares y el ciberespacio de documentos del pasado, para circularlos en las redes sociales como parte de algo que ya pasó y que la gente olvidó o recuerda, despertando la nostalgia con nuevas mitologías que suplen aquellas que se han rescatado de otros tiempos.

Es la atención y entusiasmo por las ruinas de la ciudad, edificios y espacios del centro histórico de la ciudad, que estaban olvidados, descuidados, y que ahora son restaurantes, mezcalerías, bares, antros, tiendas de artesanías y de ropa, de objetos de re-uso como libros viejos, viniles, cafeterías, snacks, y que han generado una dinámica distinta como se puede ver en la vida nocturna en la ciudad, y en particular el fenómeno de la calle Madero, la nostalgia por algo que no había sucedido en la ciudad y que parece clonar lo que sucede en otros lugares del país, del mundo.

Híbridos

Un sistema de objetos se ha propagado y ocupa distintas regiones y espacios de la ciudad, algo que ha sido posible por esos dandis del tiempo actual que hacen suyas esas propuestas de no ser modernos del tiempo contemporáneo, sino los nuevos híbridos de la cultura.

La presencia de barberías, comida china, las ramen, los expendios de comida y cervezas artesanales, es parte de ello. Pero igualmente la visualidad que adquiere la ciudad con jóvenes tatuados, con peinados y barbas tribales, algunos con ropa a la new era; murales y los grafitis que aparecen en muchos lugares de la ciudad donde se asoma la propuesta de un arte urbano nuevo, con otras cosmovisiones y cosmogonías del mundo, del pasado.

Los híbridos manifiestan la tendencia de que las cosas están cambiando todo el tiempo, de que el proceso de cambio no necesariamente ha seguido el camino trazado por la modernidad. La idea de que estas tierras fueron parte de la Gran Chichimeca, y que esto se exterminó y no queda nada, es parte de esa idea de la modernidad. Pero los híbridos que se mueven en la ciudad son parte de la nueva Chichimeca que se asoma.

Héctor Gómez Vargas, es doctor en Ciencias Sociales y académico de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana de León y Coordinador del Cuerpo Académico de Culturas Post Mediales. Autor de al menos 7 libros, y cerca de 40 artículos arbitrados.

Artículo publicado originalmente en Revistal Cultural Alternativas 26. Nunca hemos sido modernos. En una ciudad de híbridos
 


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