El vampiro de la Sierra de Santa Rosa 

León, Guanajuato

Ecología y Medio Ambiente

El vampiro de la Sierra de Santa Rosa

Por Prensa ICL    29/08/17

En un tiempo donde percibimos la realidad a través de filtros y nos parece más importante compartir fotografías de la naturaleza que convivir con ella, aún existen personas que se niegan a vivir en la enajenación, como es el caso de Julio López, mejor conocido como ‘El Vampiro’, un herborista que habita en el corazón de la Sierra de Santa Rosa. 

 

Julio López, “El Vampiro”, nació en Guanajuato capital y por un tiempo habitó en Guerrero, cerca de Taxco, en Capilintla, donde comenzó su interés por las plantas; viviendo con su abuelo de origen chichimeca y su abuela otomí, rodeado de cerros y montañas, cuidando las chivas de su familia.

Su madre es enfermera obstetra, por lo que el tema de la salud siempre fue recurrente en casa, donde atendía a los enfermos o asistía algunos partos.

La especialidad de Julio es la herbolaria, más que la medicina alternativa. Es decir que se enfoca en el estudio de las plantas, pero no únicamente desde la perspectiva de la curación o la alimentación.

Mi mayor interés está en las plantas silvestres, en la etnobotánica y la ecología, en aquellas que nos permiten curar montañas y personas. Una montaña sin plantas está enferma y nosotros podemos curar esas montañas con las mismas plantas que curan padecimientos comunitarios”.

Para Julio, hablar de la industria farmacéutica es entrar en un tema escabroso. Considera que es una mafia terrible, pero no cree justo afirmar que tal industria funciona o no, ya que en general se apoya en la química de las plantas y hongos; sin embargo, la manera de manejar los medicamentos, circulación, comercio y aplicación se encuentra sujeta a muchas variables, en las que lo económico enturbia el proceso.

Julio ve una planta al pie de la montaña y la reconoce, la observa con respeto y la nombra, tanto con su apelativo popular como por el científico. Sus años como explorador de la sierra lo han llevado a descubrir dónde y cuándo crecen y florean las plantas. También distingue a los polinizadores, plagas y plantas asociadas.

Muchas veces saben más de herbolaria los chiveros, burreros y gente de campo que los curanderos; pero esto no es en general. Se puede saber mucho de herbolaria observando la naturaleza, aunque no sepan el nombre ni lo curativo que sea”.

Actualmente ‘El Vampiro’ se encuentra inmerso en un proyecto que denomina ‘Barrido regional de enfermedades’, enfocado directamente en aquellos padecimientos que afectan más a la población desde una perspectiva regional, como es el caso de la hipertensión, diabetes y algunas enfermedades gastrointestinales.

Mi intención es aprovechar el arsenal botánico y herbolario basado en las plantas que crecen en la región, de tal manera que sean de fácil identificación, que crezcan en la zona, que no afecten el estado del recurso (es decir que no nos la terminemos y dejemos sin ese recurso a las montañas ni a la gente) y que no representen un peligro en su manejo y reproducción”.

Julio no demerita a ninguna disciplina. Reconoce y admira la labor de los médicos, científicos y químicos; reconoce la importancia de la nanotecnología, la medicina molecular y la tecnología y trabaja desde la trinchera de la herbolaria para mejorar su vida y la de las personas que se acercan a él, pacientes que agotaron sus opciones en clínicas y con alópatas sin obtener resultados satisfactorios. Pero eso no es todo, ya que Julio colabora desde hace años impartiendo talleres y seminarios para la SEMARNAT, SEDESOL y universidades como el Instituto Politécnico Nacional, Universidad de Chapingo, UNAM, Universidad de San Carlos en Guatemala y Universidad de Antioquia en Medellín Colombia.

Para “El Vampiro”, la Sierra de Santa Rosa o Sierra Central representa un ecosistema excepcional, un banco germoplásmico de encinos (Quercus Sp) único en el mundo, asociado a gran cantidad de plantas, hongos y microorganismos. 

Tenemos más encinos que cualquier otra región. Lo mismo sucede con los hongos, no sólo son abundantes, sino que la variedad habla de la salud del bosque. Si sigo vivo, y muchos pacientes igual, es gracias a las plantas que he encontrado en este bosque”.

El hombre no puede vivir alejado de la naturaleza ni indiferente a ella, afirma: “Todo es más sencillo cuando se acepta esta premisa y trabajamos con respeto, ya que al fin somos parte de ella”. 

Contacta a Julio López a través de Facebook 

 

 


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