Todo depende del cristal con se mire

¿Qué tienen en común lugares como Mazamitla, Chihuahua, Sinaloa, Nueva York, Zapopan, San Luis Soyotlán, Chantepec…? La artista María Vargas evoca el dicho mexicano “Todo depende del cristal con se mire” y nos propone ‘Humor vitreo’, donde estos lugares se unen en la deformación provocada por un vaso para brindarnos una curiosa serie fotográfica. ​

Cuando pensamos en viajar, tenemos la expectativa de convertir la experiencia en algo memorable; algunos toman fotografías de forma indiscriminada, otros lo hacen mesuradamente, capturando sólo aquello que consideran digo de capturarse.

María Vargas, artista visual, y originaria de una de las tierras más visuales del país como lo es Jalisco, emprendió un viaje de 6 meses que incluyó distintas ciudades de nuestro país, además de Nueva York, emblemática urbe representativa de Norteamérica. Sin embargo, cuando inició esta travesía, jamás imaginó que su cronología fotográfica daría para generar una exposición.

“La intención no era hacer la exposición, sino de llevarme un objeto, y a ver qué me encontraba, o sea más bien ‘primero iba al cerro y luego tomaba las fotos’; fue como algo muy natural, y también darse cuenta que uno anda muy vago ¿no?, que sí vas a muchos contextos y hay un interés total por los espacios abiertos”.

Este extenso recorrido (que originalmente sólo era a Nueva York), no lo hizo sola, lo hizo en compañía de un obsequio de su boda, un vaso de cristal que ella misma reinventa como un ojo a través del cual capta con su celular todos los lugares que visita y que, en otras circunstancias, sugeriría una necesidad imperante de alcohol en cualquier momento del día.

“Cuando lo topo (el vaso) en realidad es porque ya no tenía vasos limpios. Entonces ya, me gustó; pero lo curioso es que yo ya me divorcié y ese vaso ya no me interesa. Entonces me llevo un regalo de bodas para cambiarle, ya no es un vaso, es un filtro; y hago un viaje sola con un objeto que ya no tiene valor y que ya no sirve para su función original”.

Al notar que con la perspectiva obtenida por el vaso logra grandes fotos de "la ciudad que nunca duerme", María opta por ampliar su viaje a otros lugares, estos ya dentro de nuestro país. 

“Cuando veo que sí salieron resultados muy padres, continúo el trayecto y la bitácora visual y duro 6 meses cargándolo en el carro, en la bolsa y en mi mochila”.

Cerca del final de la travesía y en la Sierra Tarahumara, el vaso ve el final de su existencia, y aunque María recurre a un segundo vaso para retratar este espacio, se da cuenta que su largo trayecto estaba por concluir.

Pese a ser su primera exposición fotográfica, ya que su campo de trabajo es la pintura, María Vargas pudo vislumbrar el potencial que se encontraba dentro de todo este recorrido por Nueva York, Mazamitla, Chihuahua, Sinaloa y Jalisco; considerando así la posibilidad de culminar su viaje con una exposición que evidenciara la cotidianeidad que se encuentra en la belleza.

“Evidenciar que en realidad estoy en muchos contextos como en corto poco tiempo ¿no?, en realidad en 6 meses, recorrer todos esos lugares pues es moverse mucho”.

Finalmente, Vargas cierra con una reflexión producto del reflejo de su exposición.

“Me maravilla y sobre todo como esta frase de ‘la belleza está en lo cotidiano’, no tienes que inventarte de que ‘sólo allá en tal país y con tales materiales’, sino como recordarnos que están al alcance”.