Mercedes Hernández desafía las leyes de la física

Continuando con el tren de monólogos en la ciudad de León, Mercedes Hernández compartió con el público leonés la peculiar historia de una niña que flota. ‘Algo sobre las leyes de la gravitación universal’ es un unipersonal con sabor a narración oral que invita al público a reflexionar sobre las personas, objetos o circunstancias que no les permiten volar, ser felices y encontrar su camino.

La Caja Teatro se abrió en el Teatro María Grever el miércoles 27 de julio para presentar: ‘Algo sobre las leyes de la gravitación universal’ como parte del Festival de Monólogos Teatro a Una Sola Voz. El cuarto unipersonal del Festival en presentarse en esta sede, tuvo como protagonista a una niña que bajo el encantamiento de una cruel pero muy inteligente bruja, es destinada a flotar por el resto de su vida. Mercedes Hernández es la actriz encargada de dar vida a esta niña, protagonista del cuento: ‘La princesa de las rocas’ de Daniel de la O. Con acompañamiento musical de Juan Domingo Rogel, este monólogo logró conmover al público leonés. Mercedes Hernández nos comparte su experiencia:

¿Cómo te has sentido en esta gira?

Esta es la primera vez que participo y ha sido muy grato ver cómo se encuentra el movimiento teatral en cada uno de los estados; porque sin duda la cantidad de público que llega y su calidez refleja el tipo de teatro que se hace en cada estado. Hay lugares donde se nota que existen compañías desde hace muchos años y tienen calientes los espacios, ya que la gente llega y está acostumbrada al teatro. Para mí ha significado aprendizaje y un acercamiento al noroeste del país, ya que no conocía muchos de los lugares que hemos visitado. Me estoy dando cuenta de toda la logística y todo lo que implica organizar un festival de este nivel. Es complejo y creo que lo han hecho muy bien. No ha habido ninguna dificultad.

¿Cómo lograron conformar este montaje?

Invité al director Félix Arrollo y al músico Juan Domingo Rogel a acompañarme por una gira que hice en Madrid hace 3 años. Vimos que funcionaba muy bien este equipo y pensamos que era buena idea continuar. Tengo 13 años contando cuentos pero también soy actriz de cine y teatro. Félix pensó que sería bueno utilizar la herramienta de la narración oral, pero haciendo uso de las convenciones teatrales. En la teatralidad soy yo, pero a la vez soy una narradora que está contando lo que ocurrió, y también soy alguien que opina y que provoca rompimientos. Es la teatralidad fuera de la teatralidad, de manera que el público se pregunta constantemente qué es lo que está viendo, si es un cuento, una obra de teatro, si es un alucine o qué es. Buscábamos utilizar mucho el recurso de cuentacuentos para abstraerme y poder actuar. Este monólogo surgió de un cuento de Daniel de la O que se llama ‘La Princesa de las rocas’. Nosotros lo volvimos un texto dramático con una convención desde la neutralidad y la precariedad con una plataforma sencilla, luces y mucha imaginación.

¿De dónde surgió la idea del planteamiento escénico?

Surgió de Félix Arrollo y de Giselle Sandiel. Félix quería lograr la impresión de que yo flotaba en el escenario. Un arnés no funcionaba porque restaba muchas posibilidades, así que nos basamos en la iluminación y una plataforma sencilla que, con la iluminación adecuada, diera la impresión de que estaba suspendida. Los escenógrafos tienen muy buena experiencia a pesar de sui juventud.

¿Qué es lo que más te gusta de la historia?

Me gusta mucho. Tenía que ser así. Es algo que tiene sus buenas partes narradas. Yo esperaba que hubiera verosimilitud en ello y que coincidiera desde mi punto de vista político, incluso sobre lo que está diciendo. Tenía que estar de acuerdo con lo que ocurre: a una mujer no se le permite irse; la sociedad, la familia, los hijos, los deberes te lo impiden y sin embargo ella lucha contra las mismas leyes de la física y da una lección. Incluso cuando todo se opone, tenemos un rango de libertad.

El monólogo impacta en diferentes niveles de profundidad al público, que nos ha hecho comentarios muy distintos. Cada quien identifica las piedras que los jalan para abajo. Coincido con el punto de vista del autor porque soy feminista y me gusta mucho la idea de que la protagonista sea una niña que crece y logra hacer lo que ella quiere.

¿Qué cosas han cambiado en el monólogo desde su estreno?

Ha cambiado mucho. Es un texto que no es inamovible y se ha ido enriqueciendo con la experiencia de cada función. A veces el mismo público da el gesto o la pausa de lo que tengo que hacer. Al no ser inamovible ha ido creciendo y he metido algunos gestos, incluso detalles de los lugares que visito en cada función. La obra se enriquece con la respuesta del público y así voy viendo que funciona y qué no.