“El asombro inaudito que modifica la conciencia”

‘Losna Artume’, el cuento ganador de los Premios de Literatura León 2016, narra una obsesión profunda, producto del azar, que resiste los intentos por ser suprimida y termina por revelarse como la condición necesaria para un encuentro numinoso que tiene mucho de fatalidad. Te presentamos una entrevista con su autor, Juan Ramón Velázquez Mora, quien nos habla sobre su cuento y en general, sobre el oficio de la escritura. 

El jueves 4 de febrero en el marco de la Feria Estatal de León, se realizó la ceremonia de reconocimientos de los Premios de Literatura León 2016, donde resultó ganador Juan Ramón Velázquez Mora en la categoría de cuento corto por ‘Losna Artume’. A continuación te presentamos una breve entrevista con el autor de este inquietante texto. 

¿Por qué escribir?

JR: Creo que el que escribe lo hace, primero, por distintos niveles de vanidad. Hay la ilusión de tener algo que decir, tener una manera peculiar de frotar los mismos temas de siempre. Después, cada quién tiene sus distintas razones, todas igual de ambiciosas. En mi caso, las excusas que más me atraen son: la intención de provocar en algún lector lo mismo que ciertas obras provocaron en mí —un asombro inaudito que modifique la conciencia, un reconocimiento de lo que uno es en lo más hondo a través de las palabras de otro—, y hablar a mí manera de las cosas que me gustan o me obsesionan. 

¿Y qué cosas te obsesionan?

JR: Me interesa ante todo el misterio presente en todo lo que damos por sentado. Llegamos a este mundo y parece como si nos montaran en un tobogán sin pausas en el que sólo nos toca ser arrastrados, esperar con paciencia el momento del chapuzón final. ¿Por qué un tobogán? ¿Por qué éste y no otro? ¿Cuántos tipos de toboganes puede haber? ¿Puedo hacer algo más que remojarme la espalda antes de sumergirme otra vez en la piscina? ¿Quién hizo el tobogán? ¿Es sensato pensar que alguien lo construyó en primer lugar? Etcétera. Bien visto, absolutamente todo lo que existe es de una complejidad y un misterio apabullantes. Creo que las cosas que me gustan y me interesan suelen gravitar en torno al hecho de que las posibilidades son inagotables en el ámbito de la imaginación y el pensamiento. Las plumas de un pájaro aplastado en el pavimento, una brizna de pasto amarillento o el botón de una camisa pueden ser pretextos para estimular el asombro ante la enorme improbabilidad de que estemos justo ahí, justo ahora.

¿De dónde surgió 'Losna Artume'?

JR: Tuve un sueño muy vívido y muy extraño hace algunos meses. Lo apunté de inmediato al despertar. Quise hacer un cuento con eso, pero al principio sólo transcribí directamente lo que había soñado. Lo llevé al taller y me hicieron ver que los sueños transcritos directamente no suelen ser interesantes como literatura, hay que transformarlos. Empecé a planear una trama, aunque el resultado final fue muy distinto. Me esforcé mucho en acabar una primera versión completa y a partir de ahí hubo muchas versiones en las que modifiqué la estructura de ciertas escenas y traté de afinar la prosa hasta que llegué a la versión final. Esto es un decir, porque le sigo encontrando defectos y podría corregirlo a perpetuidad, pero también hay que saber cuándo dejar las cosas en paz.

Mencionas un taller ¿Qué tan importante consideras el asistir a un taller de creación literaria? 

JR: Seguramente habrá muchos a los que les funcione el mito del creador eremita-lobo solitario, pero para mí ha sido fundamental encontrar un grupo de lectores excelentes, que saben dar perspectivas distintas y fundamentadas sobre el trabajo de los demás. Estas lecturas críticas, si se atienden con atención y cuidado, pueden ser muy importantes para desarrollar un trabajo artístico de calidad. Pero, insisto, hay muchos a los que no les hace falta algo así, y está bien. Cada quién se las arregla como puede.

¿Qué recomendación le darías a un escritor que apenas comienza o que no sabe cómo iniciar?

JR: Que escriban. No van a venir las hadas a hacer el trabajo por ti, seas escritor, oficinista, horticultor o vigilante de una planta nuclear. Si te interesa de verdad, hazlo con la atención y honestidad que exige esta milenaria tradición. Sé fiel a lo que te gusta y lo que te llama aunque no entiendas bien por qué, sin importar las modas o corrientes del momento. En esto, como en cualquier otro ejercicio artístico, sólo se puede mejorar practicando. Si persistes, notarás que lo que haces ahora, a pesar de que no corresponda exactamente al ideal de tus exigencias, será sin duda mejor que lo que hacías antes. Nunca se acaba de mejorar, pero no se mejora ni un milímetro si no se practica. Lo que importa es el trabajo en sí, no las becas, los premios, las camarillas, las fiestas o los reconocimientos. No están de más, claro, pero de ninguna manera son lo más importante.

Hay que entrenar, practicar, estudiar a los grandes maestros del oficio y tener las antenas bien afinadas para, como dijeron los Thundercats, poder ver más allá de lo evidente.

Si te interesa conseguir uno de los 800 ejemplares de distribución gratuita en donde se encuentra el cuento ganador, así como las menciones honoríficas y el texto galardonado en la categoría de poesía, visita las oficinas de FeNaL en el interior del ICL ubicado en Edificio Juan Nepomuceno Herrera, Plaza Benedicto XVI frente a la Catedral Metropolitana, Zona Centro; de 9:00 a 16:00 horas.