The Monsters, un tributo a la insania 

León, Guanajuato

Música

The Monsters, un tributo a la insania

Por Karla Gasca/Fotografías de Ana Muñiz    22/09/15

El Festival Duro resultó toda una experiencia para aquellos que buscaban salir de la monotonía y escuchar sonidos que rara vez se reproducen sobre los escenarios leoneses. Comida, bebida y buena música, fue lo que encontraron los asistentes al festival el sábado 19 de septiembre. La interpretación de The Monsters, fue la cereza del pastel, el ingrediente perfecto para hacer explotar la fiesta.

 

Después de que The Cynics enloquecieran a unos cuantos sinvergüenzas ávidos de emociones desenfrenadas reunidos la noche de un sábado 8 de marzo del 2014 en el bar Jaibol, la esperanza de volver a recibir en León a una agrupación que lograra lo que la banda estadounidense de garage consiguió —felicidad, excitación y callos sangrantes en los pies— era casi nula. Contra todo pronóstico, el sábado 19 de septiembre se volvió a repetir el fenómeno gracias al Festival Duro.

El festival cumplió y ofreció un sólido evento en donde se podía encontrar prácticamente de todo: Guacamayas, tortas, tacos, discos, fayuca, cerveza (¡mucha cerveza!) y 11 bandas nacionales. En orden de aparición: Radio 69, Greasy Rascals, Perro agradecido cumbia, Santísimos Snorkels, Telekrimen, Los Rucos de la Terraza, Los Mustang 66, The Monsters, Sekta Core y Sonido San Francisco. Sin embargo, el punto más concurrido de la noche fue la aparición de The Monsters sobre el escenario.

En su primer gira en territorio mexicano, la agrupación suiza liderada por Beat Zeller (mejor conocido como Reverend Beat-Man, quien también es dueño del sello Voodoo Rhythm Records) hizo una parada en las instalaciones de la Feria para regalar un espectáculo único que, lejos de ser fiel al lema de su sello discográfico (Music to ruin any party’), se convirtió en el elemento que hacía falta para dar efervescencia al festival y convertir aquello en una verdadera fiesta de locos.

 

 

Los Mustang 66 fue la agrupación encargada de calentar motores y poner a todos a bailar antes de que los sonidos del rock sórdido, rockabilly, blues salvaje y folk surrealista de The Monsters pusieran a temblar los tímpanos de los afortunados asistentes.

Justo antes de su interpretación se podía ver a los cuatro integrantes de la banda suiza caminando a lo largo y ancho del salón C1. Accedían fácilmente a retratarse con los fans y los pocos discos que traían a la venta se terminaron en un parpadeo.

Un saco rojo los distinguía y al verlos caminar tan campantes resultaba difícil imaginar los sonidos que eran capaces de producir: la voz áspera y los aullidos de Reverend Beat-Man, quien también tocaba la guitarra al puro estilo garage punk, una línea de bajo frenética y algo que nunca había presenciado: una batería y media ejecutada por dos bateristas al mismo tiempo.

Ese sonido fue el llamado que todos esperaban para dejar de lado el raciocinio (como si de un par de zapatos apretados se tratara) y entregarse por completo a la locura, al tiempo que sacudían los pies, los brazos y la cabellera. Eso era justo lo que todos buscaban: una merecida y muy necesaria dosis de enajenación.

La estridente fiesta sonora de The Monsters and Reverend Beat-Man era un tributo a la insania con ritmos que invitaban a formar parte del elenco de una película de terror gótico, muy al estilo de Hammer Productions. Canciones como Kiss you dead  podrían ser la banda sonora perfecta para una aparición vampírica o un encuentro con Frankenstein.

 

 

El slam no se hizo esperar y tanto hombres como mujeres comenzaron a dar vueltas y soltar patadas y puñetazos. Algunos permanecieron detrás, dejaron el vaso de cerveza a un lado y comenzaron a bailar como si su vida dependiera de ello. Era imposible no mover el cuerpo frente al sonido hipnotizante de los suizos, pero el tiempo pasaba y la música se escapaba.

Después de interpretar una última pieza avasalladora, la banda se despidió dejando aturdidos a sus espectadores. Definitivamente ese es el tipo de sonido que disgustaría a mi mamá, enloquecería a mis tías y destruiría las ventanas de mis vecinos.

Más tarde logré ver a los 4 integrantes de The Monsters agitando el puño en respuesta a los ritmos rápidos de Sekta Core y después de eso, los vi sentados y apacibles, comiendo unos tacos dorados y bebiendo un coctel con tequila y refresco de toronja, satisfechos por haber hecho explotar cientos de cabezas.

 

 

Con fotografías de Ana Muñiz.


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