La UNAM se convierte en casa de Ajolotes

Sirenita de los charcos mexicanos. Pequeño lagarto de jalea. Gran gusarapo de cola aplanada y orejas de pólipo coral. Lindos ojos de rubí, el ajolote es un lingam de transparente alusión genital. De esta forma se refiere Juan José Arreola a tan peculiar animal que tendrá su primer albergue en las instalaciones de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de la UNAM.

Extraño animal que inspiro uno de los cuentos más conocidos de Julio Cortázar, con cara de niño contento, este anfibio ha llegado al punto de la extinción. Sin embargo, un sensible grupo de estudiantes y científicos de la UNAM no permitirá que esto ocurra, por lo que crearon el primer albergue REPSA en donde un total de 10 ejemplares están siendo examinados para evaluar si este nuevo habitad resulta benigno. 

Ubicados en la Cantera Oriente de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA), El centro de estudios es un laboratorio natural con cinturones verdes, resguardado de la polución y el ruido en las inmediaciones de la avenida Delfín Madrigal, en la colonia Pedregal.

Antes de ingresar al laboratorio, los ajolotes son evaluados tanto en salud como en diversidad genética y cada grupo se aloja de manera semi-cautiva con un chip para monitorear su actividad, dentro de una jaula que los protege. 

Si el programa resulta exitoso, con el paso del tiempo se tendrá una población suficientemente grande como para regresarlos a los canales de Xochimilco, lugar donde habitaban originalmente y del que han desaparecido por completo.