'Viaje de tres': una historia de reencuentros

Un viejo cascarrabias y enfermo, su hijo flemático y una enfermera coqueta emprenden un viaje por la terracería y el destino hacia la esperanza: el Shamán Taita Marcelo. Curandero del alma con miles de testimonios que comprueban su efectividad. Caminos confusos y de confrontación se presentaron en el Grever la noche del 21 de mayo.

Viaje de tres parte de un excelente texto para mostrarnos una versión de la anécdota humana cuando se trata de convivir entre familiares, con conocidos y extraños. El Encuentro de Teatro y sus Autores nos trae esta pieza desde Guadalajara para fijarnos una ruta hacia la esperanza, lo último que parece salvarse de toda tragedia. Sin embargo en el trayecto muchas son las formas en las que esa esperanza puede ensuciarse o perderse. Aquí los personajes se confrontan y nos dejan ver qué poco saben del otro aun cuando han vivido un largo tiempo juntos. La anécdota es sencilla: un viaje para visitar a un curandero que salva vidas.

La obra atrapa desde el primer momento. Todos los personajes tienen razones diferentes para emprender el viaje, todos se dirigen a buscar el significado de una existencia que se ha limitado a estar. Sin embargo lo que buscan no lo encuentran, y descubren que el camino es importante y al llegar, el destino no es lo que querían, sino lo que encuentran.

Viaje de tres, de Jorge Fábregas, ganó el  Premio Nacional de Dramaturgia 2008, y basta con observar el montaje de la compañía Viajero  para comprobarlo. La calidad de los discursos es sorprendente, y aunque la anécdota es sencilla, la relación entre los personajes y la construcción del discurso emociona. La dirección de Luis Manuel Aguilar destaca los detalles más importantes del guión para acercarnos a una propuesta de teatro convencional de alta calidad. La propuesta escenográfica y de trazo resulta simple pero efectiva. En un cajón de arena basta para llevarnos a la soledad de sus vidas, a los sinuosos caminos y a los sórdidos ambientes.

Este es un viaje de reencuentro, incluso con el público. Los personajes muestran sensaciones, emociones y decisiones casi universales, deja la sensación de que a nuestro modo no hacemos lo que queremos por miedo, o no disfrutamos lo bueno que encontramos, en general, una muestra a lo que pasa cuando no nos atrevemos.

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