Melguizo muestra cómo 'revolucionar' una ciudad

“Somos países violentados, somos víctimas no victimarios, y lo que esperamos las zonas violentadas, como cualquier persona  agredida, es ser acompañados”.  Jorge Melguizo demostró en la FeNaL cómo combatir la violencia con cultura.  Cátedra de ‘reinvención’ en el ‘Encuentro de Promotores de Lectura: Letras por la esperanza’ .

“Yo vengo de Medellín y lo que vengo a contarles está en tres pedazos: la fiesta del libro y la cultura, los programas de lectura y lo que hemos hecho con los Parques Biblioteca instalados en los barrios con mayor violencia y mayor pobreza”. Acciones concretas que involucran a la sociedad en general y que iniciaron a partir de una autocrítica sensata.

“Nosotros hacíamos una feria del libro pero la gente no salía emocionada. El primer paso fue detenerse a pensar lo que se necesita para involucrar a todos los actores de la ciudad”. Así explicó  Melguizo su fórmula. Con un discurso plagado de ejemplos y realidades que emocionó al público del Patio de los Cuentos.  “La gente necesita espacios de convivencia, de dispersión, espacios dignos y lo público como factor de desarrollo”. En pocos años, aquellos índices que colocaban a Medellín como la ciudad más violentada del mundo decrecieron un 90%, lo que permitió generar otras formas de acción.

Convirtieron la feria del libro de Medellín en una fiesta de la cultura. De un recinto cerrado como el Poliforum, “preprarado para la venta pero no para el disfrute”, se llevaron la Fiesta del Libro y la Cultura a un parque botánico de 16 hectáreas donde los libros no se encontraban en aparadores ni en vitrinas sino bajo las hojas de los árboles: “Aportar a la construcción de una ciudadanía crítica y articulada, para trabajar en la memoria cultural, para construir e innovar sociedad desde los hábitos de lectura y para hacer una ciudad de construcción de conocimiento. Sin la lectura no hay posibilidad de tener conocimiento”.

Medellín se transformó. “Y si lo hizo Medellín lo puede hacer cualquier ciudad, sólo hace falta voluntad política”. Aprender de los errores es un ejercicio de inteligencia. “Sacamos la feria del centro de convenciones, bueno para vender zapatos o ganado, y trasladamos la fiesta a un recinto lleno de orquídeas que se convierte en un café librería, funciones de teatro y música de gran calidad. Pasamos de 60,000 a 300,000 visitantes”.

Todo a partir de acciones concretas. Con planes claros y sabiendo cómo y porqué se hacen las cosas. Cambiando los modelos establecidos. “Los bibliotecarios tuvieron que cambiar. El modelo que aplicamos hizo ruido: hay que jugar. Hay que disfrutar la lectura. Las bibliotecas tienen que ser espacios para disfrutar”.

Una verdadera cátedra de como concretar acciones por y para la sociedad, enmarcada en una feria del libro que cumple 25 ediciones. “Esta feria debería estar festejando 25 años de estarse reinventando constantemente, eso fue lo que hicimos en Medellín  y aquí está la muestra”. Destacando que los eventos culturales deben medir algo más que cantidad de asistentes: “Nuestras variables son inclusión, convivencia, seguridad, medimos participación. Lo hacemos para que la inclusión y la seguridad fueran las palabras que nos describieran, medimos la participación comunitaria”.

Finalmente señaló que estos programas que ahora muestra ya se están replicando en otros países como México, con un primer  ‘Biblioparque’ en Saltillo.  “A través de la lectura y la cultura podemos transformarnos. Sólo se necesita voluntad política y una ciudadanía activa”.