Orquestas infantiles: tras el modelo venezolano

La música transforma. Y practicarla con constancia, disciplina y paciencia favorece el desarrollo del ser humano. Ya es una tendencia crear orquestas infantiles y juveniles en comunidades desfavorecidas, imitando el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela que impulsó en 1975 José Antonio Abreu.

Los niños dejan la calle o la televisión para asistir a un lugar donde les enseñan música, se les dota de un instrumento y aprenden una serie de valores que se desprenden de la práctica orquestal: respeto, tolerancia, responsabilidad, paciencia… Trabajan y crecen en equipo y adquieren un sentimiento de pertenencia a un grupo en el que son respetados y queridos. Como consecuencia no sólo mejora su calidad de vida, sino las condiciones sociales de sus comunidades.

El uso de la música como vehículo de transformación social no es nuevo. Desde el siglo XVI las ciudades europeas asoladas por las epidemias y las guerras atendieron el problema del abandono infantil con los hospicios. En ellos, la educación musical era fundamental y muchos huérfanos se convertían en músicos de alto nivel. Los conciertos de estas orquestas tenían un público nutrido que al pagar por disfrutar de la música colaboraba también a mantener los hospicios. Uno de los ejemplos más famosos es el del Ospedali Santa Maria della Pietà, para cuya orquesta compuso Vivaldi gran parte de sus conciertos.

En León hay cuatro orquestas con este espíritu de transformación social. Dos de ellas surgieron por una convocatoria de Juan Antonio García a partir de la cual se formó en 2008 un patronato llamado Música Esperanza de Vida. Sus primeros integrantes fueron Luz de Lourdes Arena de Orozco, Graciela Orozco de Gómez, Isabel Doblado de Malacara, Ana María Orozco de Fernández, Daniel Malacara y Juan Carlos Gómez. De aquí nacieron Trinitate Philharmonia (2008) y la Orquesta Infantil y Juvenil Imagina (2009).

Ésta última en colaboración con el Sistema Nacional de Fomento Musical de CONACULTA, institución encargada de generar estos núcleos musicales comunitarios a imagen y semejanza del modelo venezolano.

Trinitate Philharmonia está dirigida por Humberto Pérez Urquieta. Su sede es la Academia Renacimiento, en la colonia Los Ramírez, cerca del Autódromo. Por sus aulas han pasado unos 500 niños en seis años.

La Orquesta Infantil y Juvenil Imagina es parte del proyecto del Centro Comunitario Virgen Reina de la Paz, en la colonia El Castillo, que también alberga las Bibliotecas Imagina y en donde se construye un Centro Cultural y Ecológico diseñado por el experto en bioconstrucción Peter van Lengen. Su director artístico es el maestro Óscar Argumedo. Ambas orquestas ofrecen conciertos constantemente.

La maestra Silvia Alba Roa es la directora artística que el Centro Fox designó en 2013 para que los niños de las comunidades de San Francisco del Rincón formaran la Orquesta de la Escuela de Música del Centro Fox. La agrupación de formación más reciente es ECOS, Orquesta y Coro, un proyecto de Fundación León en colaboración con Esperanza Azteca Bajío, que le donó instrumentos y apoyo docente. Está ubicada en la zona de San Juan de Abajo. A la fecha tiene 230 niños que comienzan su instrucción musical y que dirigidos por Nathan Joacim Álvarez configuran la cuarta orquesta infantil de León.

Uno de los jóvenes músicos de la Trinitate Philharmonia resume como el proyecto cambió su vida: “Después de estar en la orquesta uno ya no puede vivir como si la belleza no existiera”. Segura estoy de que estas orquestas y las que puedan crearse en el futuro elevarán el nivel de vida de León al formar seres humanos plenos que nos dotarán de la belleza dignificante de la música.

• Artículo publicado en la Revista Cultural Alternativas