Premio Eulalio Ferrer para Tzvetan Todorov

El escritor, crítico y lingüista francés Tzvetan Todorov recibirá el Premio Internacional Eulalio Ferrer 2013, un reconocimiento que distingue los aportes para conocer, comprender y potenciar aquellos aspectos que definen al ser humano. El premio, anteriormente llamado  Internacional Menéndez Pelayo, está dotado con 48,000 mil euros.

Contar con una obra que se acerca al conocimiento y comprensión de los aspectos fundamentales que definen al ser humano; estudiar en cuerpo, mente, espíritu, emoción, sentimiento y creatividad; buscar la expresión empática y solidaria; y encontrar en su obra rasgos de él mismo con sus semejantes fueron las razones por las que se reconoció al intelectual francés Tzvetan Todorov, con el Premio Internacional Eulalio Ferrer 2013.

El jurado que otorgó la distinción estuvo conformado por el Rector de la Universidad Autónoma de Madrid, el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Rector de la Universidad de Cantabria, el Rector de la Universidad de Guanajuato, una personalidad nombrada por la Real Academia Española de la Lengua, una persona de prestigio nombrada por la Academia Mexicana de la Lengua y por el pensador francés, Edgar Morin, quien recibió el premio en 2012 y ese mismo año también obtuvo la distinción Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guanajuato.

Las instituciones antes mencionadas, además de la Fundación Cervantina de México, A.C., han trabajado para, de manera conjunta, retomar el Premio Internacional Menéndez Pelayo, que en el año 2012  tomó el nombre de su fundador Eulalio Ferrer. La entrega del premio se celebrará en la Casa de la Américas de Madrid el día 6 de noviembre.

Tzvetan Todorov nació en 1939. Es un renombrado escritor, crítico y lingüista francés de origen búlgaro. Después de cursar estudios en la Universidad de Sofía, en 1963 se trasladó a París, donde realizó una tesis de doctorado sobre la obra Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos, en la cual se aplica al análisis literario una orientación lingüística y estructuralista próxima a la defendida por Roland Barthes, y que fue publicada en 1967 con el título de Literatura y significación.

Enseguida se consagró al estudio de los problemas de la teoría literaria desde una orientación estructuralista, y dio a conocer, entre otros ensayos: Gramática del Decamerón (1969), Introducción a la literatura fantástica (1970) y Poética de la prosa (1971). En los años sucesivos, Todorov dio a conocer una nueva serie de ensayos que lo confirmarían como uno de los más reconocidos representantes de la narratología: Teorías del símbolo (1977), Los géneros del discurso (1978), Simbolismo e interpretación (1978) y Mijaíl Bajtin y el principio dialógico (1981), entre otros.

Desde principios de la década de los años ochenta, Todorov orientó sus intereses hacia el estudio de la historia de la cultura y de diversos aspectos de la moral social, cuyos frutos se recogieron en los ensayos La conquista de América (1982), Nosotros y los otros (1989), Las morales de la historia (1991) y Frente al límite (1991).

En La vida en común (1995), uno de sus trabajos más ambiciosos, propone el desarrollo de una "antropología general", una disciplina que se quiere mediadora entre las ciencias humanas particulares (la psicología, la sociología...) y la filosofía. De ahí la peculiaridad de su método, que toma sus fuentes tanto de las ciencias humanas y de la filosofía como de la literatura o la introspección. Al reconocer a la literatura su facultad para dar información sobre lo humano, el autor se separa explícitamente tanto de sus amigos formalistas, que no ven en el texto más que un juego, como de los científicos, que niegan a la ficción la pretensión de informar sobre la realidad. Dado que se trata de hablar de la presencia de lo social en el individuo, de su inseparabilidad, el autor defiende también la introspección como método.

Todorov se revela en este ensayo como un profundo conocedor de la literatura, de la filosofía y de la psicología, tres planos siempre presentes en su obra anterior, pero también como un lector original que esboza a partir de sus múltiples fuentes de inspiración una personal antropología. Publicó posteriormente El hombre desplazado (1997), El jardín imperfecto: luces y sombras del pensamiento humanista (1998), Frágil felicidad (1999), Memoria del mal, tentación del bien (2002), El nuevo desorden mundial: reflexiones de un europeo (2003), Los aventureros del absoluto (2006), El espíritu de las Luces (2006) y La literatura en peligro (2007). En 2008 fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales.