La estética y la percepción colectiva

Para comprender un poco más de la belleza, hagamos una revisión histórica sobre este aspecto que tiene mucha más importancia de la que parece o de la que queremos darle.

La belleza es una cualidad que se puede encontrar básicamente en todo lo que nos rodea: objetos, plantas, animales y edificios; pero, irónicamente, los seres humanos somos los únicos capaces de percibirla. Bajo esta consigna, la belleza se puede definir como un fenómeno humano que se ha transformado a lo largo de la historia. 

La belleza, como concepto, tiene orígenes en la neotenia. Un fenómeno biológico de los vertebrados, particularmente de los mamíferos —clase a la que pertenecemos los humanos—, que se caracteriza por la conservación del estado juvenil en organismos adultos. Los rasgos que percibimos como ‘bonitos’ o ‘tiernos’ son característicos de los bebés y niños, y son cualidades heterocronías de mera supervivencia. 

Otros factores biológicos que determinan de forma parcial la percepción colectiva de belleza son el color de piel, más claro en las mujeres que en los hombres; los niveles de testosterona, que en el caso de los hombres determinan el tamaño y la proporción de manos y dedos; y en las mujeres los niveles de progesterona, que determinan la proporción cintura-cadera, y que en las culturas antiguas era símbolo de fertilidad. 

Los fines reproductivos quedaron atrás para darle paso al arte alrededor del siglo xv. Artistas de todo tipo comenzaron a idealizar ciertos aspectos de la fisonomía humana. Nace la estética. La representación humana en pinturas y esculturas crea ideales que las personas intentan alcanzar, ya sea a través de rituales de belleza o de la vestimenta. 

La construcción de un concepto de imagen personal sumamente artificial evolucionó a lo largo de los siglos y alcanzó uno de sus momentos más altos a finales del siglo xvii, pero eran sólo los nobles quienes tenían acceso a los recursos y el tiempo suficiente para hacer de su apariencia una prioridad.

El desarrollo de nuevas tecnologías a lo largo del siglo xix —producto de la revolución industrial— dieron pie a la creación de la industria de la belleza, misma que hoy en día tiene un valor mayor a los 500 mil millones de dólares a nivel mundial. 

El auge del cine, la proliferación de la fotografía y la progresiva popularización de la televisión, en el siglo xx, hizo que la estética se convirtiera en la carta de presentación de la época. Aunado a ello, el epítome del capitalismo encontró en la industria de la belleza un mercado en crecimiento, sumamente influenciado por las estrellas de la época. 

Hoy en día, la era digital ha propiciado que, de manera colectiva, tengamos una percepción de la belleza irreal. La cirugía plástica, los filtros de redes sociales y los software de edición de imágenes crean algo inalcanzable y, pese a ser conscientes de todo eso, seguimos aspirando a ello.

Gustavo Prado. Fundador de Trendo.mx. Una de las voces más importantes del mundo del diseño, la moda, el análisis de tendencias y el consumo en México. Enlace con las principales ferias comerciales.

Trendo.mx. Agencia de tendencias mexicana. Enfocada a entender al consumidor mexicano desde la moda, el diseño y la cultura para pronosticar su gusto y actitudes. Investigan tendencias para comprender los mercados. 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 128