Fotoperiodismo, de la extinción a la reinvención 

León, Guanajuato

Arte y Tendencias

Fotoperiodismo, de la extinción a la reinvención

Por Jorge Flores   10/02/21

El torbellino digital arrasó con las formas. Los medios de comunicación tradicionales tuvieron que adaptarse y evolucionar; esta reinvención le ocurrió también a los oficios nativos de estos medios, tal es el caso del fotoperiodismo, que para evitar su extinción tuvo que encontrar una forma distinta de vivir.  

Años atrás, cuando el papel y la tinta dirigían al mundo, las portadas de los diarios tenían un protagonista estelar: la foto; una imagen potente, profunda y contundente que, además de impactar a la vista, narraba un suceso y marcaba una editorial de acuerdo con el medio. En esas épocas, el fotógrafo, en algunas ocasiones, tenía una tarea de igual o mayor importancia que el reportero en cuanto al contenido de la información, su fotografía podía darle un contexto significativo a la nota; el fotoperiodista buscaba ángulos, tomas, encuadres y segundos exactos para contar una historia en un solo disparo, una labor casi artesanal, cuidada y que requería además de un ojo educado y talentoso, una vasta experiencia.  

 Entre ese gremio de cazadores de momentos está Erik Meza Rodríguez, un fotoperiodista hoy reinventado. Nacido y formado en las calles de la Ciudad de México, desde joven, en los 90, se apuntó en el negocio de la prensa, primero como asistente en el archivo del Diario de México y poco a poco se forjó un camino hasta convertirse en un fotógrafo que recorrió el país y sus sucesos, y que incluso viajó con su lente al otro lado del mundo para narrar imágenes. Las circunstancias lo llevaron de un lado a otro, como freelancer se introdujo al video, al marketing político, a la promoción cultural y más recientemente al streaming. Durante todo este recorrido siempre se acompañó de su habilidad para relatar con la foto, y así ha sido un testigo presencial de los cambios que ha sufrido el oficio de hacer periodismo a través de la fotografía.

 Cuando regresó a su querida Ciudad de México, Erik se encontró con un proyecto que lo regresaba a las bases, Fotorreporteros MX, una comunidad que entre la agencia y la Asociación Civil busca visibilizar la profesión e incluso los abusos que sufre, mientras que comercialmente pretende ofrecer sus servicios como profesionales de la fotografía.   

Los avances tecnológicos en cámaras y dispositivos, así como el acceso a la conexión a Internet en cualquier parte, fueron desplazando en general al fotógrafo como profesional de la comunicación. Los medios, en un instinto de supervivencia, dejaron de preocuparse por la narrativa en sus imágenes y adoptaron la interactividad, la inmediatez y la difusión masiva como bandera.

 “El fotoperiodismo ha venido a decaer como profesión y ha dejado de ser sustentable para los medios de comunicación por lo mismo de la democratización de la tecnología”, nos contó Erik.

Ante la inmediatez, los editores ahora prefieren buscar en las redes sociales una imagen para ilustrar la nota a mandar a un fotógrafo o pagarle a una agencia. Con un smartphone y un poco de iniciativa cualquier persona se convierte en corresponsal no necesariamente con criterio o ética, pero la información ahí está. La demanda y la exigencia de un público que consume sin filtro alguno, ha decrecido la calidad editorial y ha alimentado a la tóxica infodemia.

 “La inmediatez ha venido a desplazar a la experiencia. Las redes sociales se han convertido en una gran agencia.

 Lo que están buscando los medios de comunicación es la visualización y el número de gente; Tik Tok ha tenido un mil por ciento de crecimiento por el número de cuentas que se han creado y eso lo está dictando el mercado, ¿por qué un periódico decide poner un meme dentro de sus portadas?, porque es un lenguaje que se está hablando entre todos”, aseguró el fotógrafo.

 

Otro fenómeno que afectó directamente a este oficio, fue el desarrollo del multitasking, y es que ante la competencia profesional que abunda dentro del periodismo y los medios de comunicación, los reporteros se volvieron todólogos: foto, video, redacción, social media, análisis de datos. Un one man army en cuanto a la labor mediática; y ante este valor que ha adquirido la cantidad sobre la calidad, los profesionales de la fotografía fueron diluyéndose dentro del periodismo.

 

“Ya cualquier persona que tiene un dispositivo o un smartphone puede ser él mismo reportero y puede que la información no sea de calidad, pero está en el lugar y en el momento preciso y eso atestigua el hecho, no importa la reflexión, no importa la editorialización, no importa nada, lo que interesa es la inmediatez”, declaró Erik Meza.

 “Muchos fotógrafos ahora están desempleados. Al no actualizarse han sido desplazados por nuevas generaciones. Las universidades siguen expulsando trabajadores para los medios de comunicación no importando que no existan espacios para ellos”, agregó.

 Un fotógrafo profesional y experimentado es mucho más costoso que un recién egresado en Comunicación que puede tomar foto, hacer video, escribir, llevar redes sociales, implementar SEO e infinidad de tareas, aunque se sacrifique significativamente la calidad. Los fotógrafos tuvieron dos opciones, aceptar el recorte y cobrar “menos” o encontrar otras aguas donde llevar su lente a navegar.

 Y aunque parece que el escenario era trágico para el oficio del fotoperiodista, como sucede siempre frente al cambio y la evolución; tocó reinventarse. Los fotoperiodistas se enfrentaron a nuevos retos que se pueden traducir en nuevas oportunidades, las redes que les quitan las primicias también son otros escaparates para mostrar su trabajo, el fenómeno del multitasking también los incluye a ellos y si antes necesitaban un medio y un equipo editorial para mostrar contenido, hoy pueden armar un blog o un sitio totalmente independiente. Gracias a esta autonomía comenzaron a retratar sus historias a través de nuevas plataformas y a título personal. Le dieron voz y nombre a su lente, crearon comunidades en las que han encontrado colaboradores, fans e incluso clientes.

 “Las grandes comunidades de Instagram se han convertido en un gran remanso para muchas personas. Lo que estás haciendo es mostrar tu trabajo y esto se convierte en una carpeta virtual y actualizada de lo que estás haciendo y muchas veces de ahí te contratan”, nos cuenta Erik, quien desde su experiencia ha creado una comunidad nutrida en sus redes sociales.

 Es aprovechar estas plataformas lo que ha permitido que el fotoperiodismo no sólo haya sobrevivido, sino que se haya reinventado. Hoy en día puedes encontrar a muchos fotógrafos, tanto nuevos como de la vieja guardia, que utilizan principalmente Instagram para darse a conocer, primero en un afán de saciar el hambre del relato gráfico, y luego como una manera de vender su talento.

 En cuanto a su labor dentro de los medios, para Erik Meza hay un futuro que volverá a recompensar la calidad y la experiencia: la especialización.

 “Los fotógrafos van a servir para hacer especialidades, va a regresar esta época de la especialización que hace como 10 años estaba en moda, pero con el rollo de la democratización, la gente estaba haciendo de chile, mole y pozole, y en esta curva de aprendizaje se han dado cuenta que no vale la pena contratar a quienes no saben y van a empezar a invertir otra vez en personas que sepan y que sean especializadas”.

 Como muchas otras profesiones que tienen como sustento el arte y la creatividad, el fotoperiodismo ha sabido reinventarse, y si no lo creen, pregúntenle a Erik que no ha dejado de contar historias a través de las imágenes mientras continúa aprendiendo y proponiendo. A él lo pueden seguir en sus redes sociales como @kyrey en Instagram y Erik Meza Fotógrafo en Facebook.

 

Otros fotoperiodistas a seguir:

Alfredo Estrella @estrellafoto

Jacky Muniello @jackymuniello

Héctor Vivas @hvivas24

Sashenka Gutiérrez @sashe

Óscar Esteban @viejobarcoazul

Angie Ávalos @angie_yollox

Japuaro Aro @japuaro

 


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