Fotografía digital: el arte mutante 

León, Guanajuato

Arte y Tendencias

Fotografía digital: el arte mutante

Por Ruy Muñoz   16/12/20

A pesar de no ser tan longeva como otras artes, la fotografía ha sufrido cambios radicales debido a los avances tecnológicos que nunca se detienen. Luego de la digitalización, los retos se transformaron: ahora no sólo importa tener una cámara que no dependa del papel para entregarnos la imagen, sino buscamos cámaras pequeñas que nos den la misma o mejor calidad. Buscamos, además, disponer de la fotografía al instante, intervenirla con filtros y publicarla en minutos. Los likes nos dirán si el esfuerzo valió la espera.

Antes que nada, aclaro que no tengo nada en contra de la digitalización per se, pues aunque en mi infancia las cámaras aún se abrían para contener el rollo fotográfico, yo pertenezco a la era digital. Sí, tuve la fortuna de vivir la transición a la digitalización; y aunque está de moda decir que todo va para peor, creo que ésta trajo consigo grandes ventajas (sin negar el aspecto negativo).

La fotografía nació a mediados del siglo xix, pero hay vestigios de que la idea ya estaba en proceso mucho antes. Aunque la fotografía análoga1 tuvo su apogeo durante el siglo xx —desplazando incluso a las técnicas pictóricas hacia una actividad meramente artística—, no fue hasta la década de los 90 que detonó la digitalización.

A muy grandes rasgos, la fotografía digital consiste en capturar imágenes con un sensor electrónico fotosensible que convierte la luz en datos que se muestran en una pantalla y se guardan en una memoria. A diferencia de la fotografía análoga, no depende de una película sino de energía eléctrica y espacio virtual para guardar las imágenes.

La fotografía digital aportó inmediatez en un mundo vertiginoso. El operador de la cámara ya no espera a revelar el negativo para ver su trabajo, sino que puede observar los aciertos o desaciertos al instante y corregir. Incluso los parámetros que rigen a la fotografía se volvieron dinámicos: antes, insertar un rollo de película condicionaba la forma en que se capturaban las imágenes hasta agotarlo, obligándolos a planear; ahora, puedes cambiar la sensibilidad del sensor con un dedo.

La fotografía digital transformó el mercado. Los costos de impresión y reproducción disminuyeron radicalmente mientras los equipos se volvieron más sofisticados y costosos. La gama de cámaras cambió y, de alguna forma, las cámaras digitales democratizaron la captura de imágenes. Hoy en día, las marcas más prestigiosas ofrecen cámaras compactas, amateurs, semi profesionales y profesionales, con sus respectivas subcategorías. Además, los celulares irrumpieron consiguiendo que todos llevemos una cámara automática y de muy buena calidad en el bolsillo. A la fotografía se le suma también el video, que desde hace años desdibujó la línea que los hacía tan diferentes.

Pero el consumo de imágenes también cambió. Diariamente ‘devoramos’ una cantidad inconmensurable de pixeles y el acceso a los trabajos fotográficos se volvió una acción cotidiana. Basta seguir a un fotógrafo en redes sociales o seguir un hashtag para ver qué se está haciendo del otro lado del mundo, hasta hay cuentas que condensan trabajos para que ni siquiera te molestes en buscarlos.

Fuera de romanticismos, la fotografía análoga exigía al fotógrafo una buena dosis de creatividad para salir del convencionalismo, provocaba que el creador de la foto usara las propias limitantes como virtudes, y los casos abundan, pero un buen ejemplo es el grano fotográfico: una textura física inevitable, monocromática, que surge al revelar una película de una sensibilidad mayor y que pasó de ser un error a ser usado por sus cualidades expresivas; muy distinto al ruido digital que lo emula pero no lo iguala. Se puede crear una textura similar con programas de edición, pero no consigue la misma carga estética (un punto que cualquiera es libre de discutir).

Las opiniones son diversas, pero como en la mayoría de las actividades impactadas por la digitalización, en especial las artísticas, su vulgarización —en el sentido más puro de esa palabra— no debería significar 

otra cosa mas que la de exigirnos más calidad. Las herramientas no deberían ser en sí mismas la meta, sino el camino para conseguirla.

Si bien en sus inicios las cámaras servían como custodios fieles de la realidad, la fotografía digital, con su velocidad y su enorme capacidad de ser editada, la despojó de toda responsabilidad anecdótica. Es la era de creación de imágenes por excelencia y, desde nuestra perspectiva es ingenuo predecir lo que sucederá mañana en este fascinante mundo.

La fotografía ha ganado mucho en fantasía. Aunque los puristas recriminen de falsedad, los artistas de la fotografía la han llevado a otras latitudes, combinándola sin reparo con otras artes como el collage, la ilustración, el video, la animación, entre muchas otras. Por esto, es de reconocer que la única responsabilidad de la fotografía digital, como de cualquier arte, es de dar pistas de lo que guardamos en nuestra mente, esa que nos hace tan humanos y que todavía, en este mundo tan convulso, creemos que vale la pena compartir.

A continuación les presento a seis artistas de la fotografía que, en mi muy personal opinión, vale la pena seguir. Su obra habla por sí sola y es una muestra de que la fotografía está lejos de agotar su capacidad comunicativa. He de aclarar que la lista está sesgada por las limitantes del medio que ahora utilizamos, y con diferentes filtros como la nacionalidad (mexicana), la popularidad a veces local y el estilo fotográfico que ejemplifica lo dicho en este artículo (hay quienes se dedican a la fotografía de producto, de eventos, retratistas, arquitectónica, de espectáculos, comercial, de moda y/o fotoperiodismo, que deberían ser reconocidos como los artistas que son). La lista podría ser tan extensa como el tiempo que queramos invertir en buscar.

Patrick Landa (Uriel Juárez) | @patricklanda29

San Felipe Torres Mochas, Guanajuato

Aunque no es nuevo en el medio, el trabajo de Uriel reboza de imaginación. Es capaz de convertir con sus propios medios a una persona en un dios mitológico o un monstruo de pesadillas. Sus fotografías parecieran siempre narrarnos una historia nueva, aunque en el fondo sugiere siempre la misma pregunta sobre quiénes somos como persona o como sociedad. A pesar de que su trabajo ha viajado por el mundo, presume siempre un fuerte lazo mexicano.

Krishna VR (Krishna Valdés)

@bykryshnavr | Culiacán, Sinaloa

Reconocida desde hace años en el mapa nacional, Krishna explotó el autorretrato (no exclusivamente) para contarnos su forma de ver el mundo. Nos muestra que la historia que nos contamos a nosotros puede ser una ficción incluso mayor que lo que les mostramos a los demás o puede ser —si nos esforzamos— la narrativa más honesta.

Indra Arrez | @indraarrez | Xalapa, Veracruz

Si bien poco a poco se está dando a conocer su trabajo en el medio nacional, Indra domina con frescura el (auto) retrato. Su inspiración va desde una canción hasta una película, y no se limita en saltar de una herramienta a otra, puede editar en móvil como en computadora con la misma fluidez. Gracias a su mente inquieta, sus imágenes a veces parecen collage y otras ilustración, y su único compromiso reconocible es explotar su imaginación.

Salem McBunny (Humberto León)

@salemmcbunny | Arandas, Jalisco

Salem es un tejedor de atmósferas. Visualmente la magia parece habitar sus retratos y ser el tema principal de sus imágenes. No esconde su técnica al editar las fotografías pues su interés es inmiscuirnos en paisajes casi siempre tétricos pero rebosantes de colores y contrastes desmedidos.

Gabriela Alatorre

@gabriela_alatorre | Guadalajara, Jalisco

Aunque se diferencia de los anteriores por la carencia de edición en sus fotografías, Gabriela expone diversos temas sociales a través de retratos. Con una sutileza extraordinaria, nos lleva de la mano a cuestionarnos lo que es ser mujer en diferentes sociedades, encontrando esas similitudes en un mundo que ha resultado hostil y nos hace mirar, literalmente, los claroscuros de ser persona y todo lo que conlleva.

Iván Aguirre

@ivanaguirrefotografo | Hermosillo, Sonora

Es un clásico en los listados de fotografía mexicana. En términos simples, Iván es un fotógrafo de moda, pero desafía los estándares de esta categoría. No le interesan las fotografías bonitas con ropa intacta, encuentra la belleza en el contraste de colores, de formas y de texturas. Con extravagante ropa y diferentes objetos, convierte a sus modelos en collages de historia que podrían haber sido esculpidos en otra época, pasada o futura. •

1 Fotografía análoga: son las técnicas de captura de imágenes a través de una película sensible a la luz mediante un proceso físico, así como su reproducción en papel a través de procesos químicos.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 123


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