Una cápsula para el futuro

En este diciembre del año del Señor de 2020 cerramos una década y una época. La segunda decena de este siglo —que todavía me parece nuevo— termina quebrada. Adolorida, asustada.

La pregunta de fondo, ese elefante inmenso en medio de la sala, es: ¿sobreviviré? ¿Quiénes de los que amo permanecerán?, y las que la rodean: ¿qué, de todo lo que conocemos, perdurará?, y ¿cómo lo logrará? No sólo es la pandemia, sino el mortal detrimento ecológico que sufre el planeta y que en esta década se ha hecho mucho más patente, lo que nubla el cielo.

¿Qué alimentos tendrán la capacidad de resistir? ¿Qué estarán comiendo nuestros nietos dentro de 50 años? ¿Galletas de Soylent Green, como en la peli de los 70? (Cuando el futuro nos alcance/ Soylent Green. Richard Fleischer/1973).

Si pudiera, prepararía una cápsula del tiempo alimentaria que viajara a través del tiempo cumpliendo con la definición de Wikipedia, que dice: “Una cápsula del tiempo es un recipiente hermético construido con el fin de guardar mensajes y objetos del presente para ser encontrados por generaciones futuras”.

En las cápsulas del tiempo se almacenan mensajes y objetos llenos de significado para una persona, comunidad o para la humanidad, mientras se vive un presente específico, con la esperanza de que sean recuperadas en un futuro.

Hay cápsulas del tiempo alimentarias naturales que nos hablan de la situación climática, las condiciones de vida y la dieta de seres arcaicos, los restos arqueológicos que se encuentran en asentamientos antiguos, en el estómago de animales y personas momificadas o incluso fosilizadas, pero hoy y ahora, nuestra cápsula sería totalmente intencional… y culinaria. ¿Qué información querríamos compartir con las siguientes generaciones?, ¿qué comida salvaría yo de la extinción pensando en las generaciones del futuro?

Tras mucho pensar he decidido que utilizaría la última tecnología en el proceso de congelamiento para salvaguardar por siglos un hermoso plato de huitlacoche guisadito con epazote… ¡como si hubiera alguna otra manera de tratar a su majestad el dios negro de la cocina mexicana! Ese aterciopelado y mullido hongo, perfumado a tierra mojada que aparece en las mazorcas de maíz y prolifera en la temporada de lluvias entre julio y septiembre. Cualquier occidental seguramente se habría deshecho de la mazorca “podrida”, pero la sabiduría de la verdadera gente de la tierra, utiliza la milpa de manera integral y aprovecha todo lo que viene de ella, por eso, el huitlacoche tiene un valor especial.

Es por naturaleza un producto de temporada, un regalo muy antiguo que tiene un vínculo directo con el pasado prehispánico de nuestra cocina. La combinación del maíz con el hongo del huitlacoche que “enferma” a la planta provee los aminoácidos que le faltan al primero para completar los nueve que necesitamos para que la nutrición sea completa en un solo plato… Una sabiduría intuitiva muy, muy vieja.

Guisado con granos de elote tierno, un poquito de ajo, chile serrano, cebolla picada y frita y perfumado con epazote, es un plato testigo de nuestro mestizaje e identidad; ha unido el sabor del pasado con el presente durante siglos pero podría desaparecer si no ganamos pronto la batalla contra los alimentos transgénicos y corregimos a tiempo el rumbo.

Junto con el huitlacoche sería imperativo poner dentro de la cápsula un montoncito de tortillas de maíz azul, amarillo y rojo, y una buena salsa molcajeteada de jitomate y chile serrano. La receta, un video y buenas fotos del procedimiento y del resultado final, pues nada hay más vivo que el aprendizaje gestual, por el movimiento del cuerpo frente a las cazuelas; así como la vista de la verdadera cara del guiso, o sea, cómo queda, cómo se ve, qué tan pequeño se pica, cuánto rinde… y cosillas así.

Referencias Redacción. (2017). Qué es el huitlacoche y por qué los mexicanos hacen bien en comerlo (así sean los únicos en el mundo). Noviembre 2020, de BBC News Sitio web: https://www.bbc.com/mundo/noticias-39293879

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 123