Entre líneas: La tabla de Flandes 

León, Guanajuato

Literatura

Entre líneas: La tabla de Flandes

Por Jorge Flores    19/11/20

A 30 años de su publicación, la tercera novela de Arturo Pérez-Reverte envejece saludable, una intriga criminal condicionada por una partida de ajedrez y combustionada por una obra de arte y su restauración. La tabla de Flandes, de 1990, podría considerarse un clásico moderno dentro de la novela negra.

Quis Necavit Equitem (¿quién mató al caballero?), una pregunta detonante de acertijos en torno a la pintura flamenca La partida de ajedrez,  creada por el maestro Pieter Van Huys en el siglo XV, la cual debe ser restaurada por Julia, la protagonista de la novela.  

 Resumiendo una trama tripulada con destreza y con una pluma dominada por el ímpetu de Pérez-Reverte; la historia nos cuenta cómo Julia debe descifrar un misterio en dos planos: el de un crimen cometido hace cinco siglos y el de una serie de asesinatos que ocurren en su presente.

Para ello cuenta con la ayuda de Muñoz, un oficinista experto en ajedrez, y con su mentor César, un experto anticuario y amigo. Juntos se involucran en una trama de misterios con un final poético que devuelve el foco al arte como gatillo iniciador.

Esta novela de ficción contiene una narrativa trenzada en diferentes niveles, pero con tal escrutinio en los detalles que hace creer que tanto La partida de ajedrez como su autor Pieter Van Huys, corresponden a una realidad histórica, siendo en efecto ficciones de la mente de Pérez-Reverte. 

La pintura y el arte como pretexto inician un relato contado a través de La partida de ajedrez y los personajes que la conforman: Fernando Altenhofen, duque de Ostenburgo, y Roger de Arras aparecen sentados frente a un tablero de ajedrez, mientras que la duquesa de Ostenburgo, Beatriz, lee un libro en el fondo.    

En ésta, su tercera novela y la primera editada por Alfaguara, Pérez-Reverte hace del arte un motivo, pone al suspenso y al misterio como consecuencia, para regresar al mundo del arte con un final casi existencialista.

Entre los muchos factores que hacen de esta novela una pieza imperdible en la literatura hispanoamericana, se encuentran las capas ficcionales que se desarrollan en la historia: un crimen no resuelto que se cometió en el siglo xv (el cual se puede resolver en el presente con la investigación de una pintura),  delitos mortales que van cercando a los protagonistas, y quienes deberán jugar una partida de ajedrez en el mundo real con un enemigo invisible. La partida es en dos turnos, al inverso, dando pasos hacia atrás para descubrir al asesino del pasado y hacia adelante, para intentar atrapar al criminal que los acecha. 

Los personajes son representados de manera simbólica dentro del tablero que se encuentra en la pintura. O al menos eso intenta hacernos ver Pérez-Reverte a través de un astuto  villano que siempre va un paso adelante. 

Está relación entre héroes y villanos también es vital para el éxito de la novela, y es que las confrontaciones son el factor que desarrollan las acciones. Julia hurgando en la historia y en los detalles de la pintura para encontrar a un culpable sin condena, Muñoz persiguiendo a un jugador de ajedrez invisible que siempre lo anticipa y ambos confrontando a un desenmascarado villano que revela sus motivos para quitarle la neblina al cuadro completo que es esta novela. Confrontaciones desde el inicio hasta su conclusión.

Al final, aunque la línea es el ajedrez por la que transcurre el libro, es el arte y su expresividad la que condiciona la partida, la que le da un génesis a un conflicto inexistente previamente. Una pintura de hace siglos que crea consecuencias mortales y dirige a decisiones vitales.

La contemplación de una obra de arte puede motivar a crear otras obras de arte, a consumir más arte; cuestiona, provoca e incita; en el receptor adecuado influye y convence incluso de actos viles y violentos, como se relata en esta novela.

En este cruento 2020, Arturo Pérez-Reverte estrena Línea de fuego, una novela bélica. Teniendo como fondo la Guerra Civil española, específicamente la sanguinaria Batalla del Ebro en 1938; el autor nos trae una historia de guerra pero sin diplomacias y corruptelas, poniendo de protagonistas a los soldados que matan y mueren en el frente. Asesinos de compatriotas que se volvieron veteranos silenciosos. Una ficción basada en sucesos históricos con la experta pluma de un escritor que durante muchos años fue corresponsal de guerra, seguramente un título indispensable para este año tan mordaz.

 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122


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