El placer de leer y otras ventajas 

León, Guanajuato

Literatura

El placer de leer y otras ventajas

Por Guillermo Sánchez Luja   11/10/20

“La psicología tiene un largo pasado pero una historia corta” (cita atribuida a Ebbinghaus en 1908, [Epözdemir & Konuk, 2011]). Este juego de palabras hace referencia a que, desde tiempos inmemoriales se ha hecho alusión a la psique humana, pero fue hasta 1879 cuando la psicología adoptó el carácter de ciencia. El término proviene del griego psique que literalmente significa alma, una palabra de uso cotidiano que abre un amplio abanico de significados y es atribuible a otros campos disciplinarios, por ello, hago énfasis desde este enfoque.

La psicología busca explicar la complejidad del fenómeno del comportamiento humano, lo cual hace que confluyan varias corrientes de pensamiento y deriva en que un mismo fenómeno tengan diferentes posturas; además, existen otros saberes psi derivados de la medicina desde la psiquiatría. Ahora, sin entrar en materia de historia de la psicología y en su distinción sobre los campos de conocimiento y aplicación, abordaré un poco el tema de la lectura antes de plantear orientaciones sobre su beneficio.

 

Lectura, escritura y libros en la historia

De acuerdo con Parada (2017, pág 147), “la lectura se encuentra íntimamente relacionada con la capacidad y el dominio de poder escribir (…) por lo tanto, no puede llevarse a cabo una historia de la lectura sin su interrelación con la historia de la escritura”, complementando esto, Fissore (2018) menciona que los primeros sistemas de escritura surgieron hace unos 5 mil 400 años, aproximadamente.

La lectura, en su relación con la escritura, también ha estado vinculada con el ejercicio político. Al respecto, Lyons, citado por Laporte (2012, pág. 132) menciona “el recorrido desde la antigüedad hasta nuestros días marca un hecho de significación política: La escritura fue sinónimo de poder. Más aún, la escritura marcó la diferenciación entre las civilizaciones y los sectores en su interior (élites, clases, castas, etc.)”.

Considero que aún existe esta segmentación social a partir de la lectura y la escritura, pese a que ha sido un asunto relevante en temas educativos, con esfuerzos del sistema por generar y distribuir libros de texto gratuitos a nivel masivo; pero la historia no solamente está cargada de este elemento, ya que hablamos de libros, Lyons citado por Laporte (2012, pág. 131) menciona un momento clave en la historia del libro y la lectura: la industrialización y el acceso masivo al libro.

Éste ha jugado un papel (o ha sido el papel) estratégico para el desarrollo de la lectura, el medio impreso (y ahora no impreso) que por años ha sido una construcción colectiva. Sobre esto, Parada (2107, pág.148) afirma: “una obra impresa es, entonces, una elaboración multiforme y colectiva donde participan una gran variedad de elementos de difícil encuadramiento: autores, editores, lectores, discursos lingüísticos, etcétera”.

Lo anterior pone en juego todo un aparato dirigido a un lector dispuesto a ser parte de la invención de aquellos que generan un producto para ser leído, a entrar en un espacio nuevo donde antes se desplegó la creatividad y es en la historia de la lectura donde surge un asunto interesante “el universo desmesurado de las sensibilidades lectoras (…) ¿sensibilidades de placer (eros), de deseo…?” Parada (2107, pág 148). Recuerdo que hace algunos años, en una sección para niños de un programa de radio aparecía el eslogan: leer es un placer.

Para entrar en materia sobre los beneficios de la lectura y recuperando el eros, abordaré el tema de los beneficios desde distintos saberes derivados del conocimiento psi y tomando la precaución de no dar recetas, ya que la diversidad humana conlleva un sinfín de posibilidades y esto es muy valioso en la construcción de la subjetividad. 

 

¿Qué efectos benéficos causa leer?

Me gustaría darle un lugar privilegiado al psicoanálisis. Sigmund Freud localizó una de las causas del malestar humano en el displacer de la vida cotidiana, sobre lo que menciona: “la angustia es el opuesto directo del deseo” (1916, pág. 201).  La vida cotidiana contiene un sinfín de situaciones que pueden resultar displacenteras, cada quien desde su subjetividad, por ejemplo: lavar trastes, que pierda su equipo de futbol, atender indicaciones del trabajo fuera de horario, incluso hay quienes no gustan de la lectura, pero es en este punto donde rescato que una vía de placer puede encontrarse en el saber que produce la lectura. Al respecto, cito a Pierre Rey (2010, pág. 138) escritor analizado por el psicoanalista francés Jacques Lacan: “Sin negar el goce del saber, no hay saber del goce”. Al margen de la alusión de que no sabemos el porqué de lo que gustamos, Pierre Rey habla de que en el saber hay goce y esto bien puede estar mediado por la lectura.

Los beneficios, además del placer que puede causar, se pueden describir desde algunas etapas, cabe mencionar que desde la psicología se estudia el desarrollo de las personas y a partir de ello, se han categorizado ciertas etapas, aquí me gustaría insistir en que existen diferencias individuales y que los parámetros generados marcan tendencias pero no leyes. A continuación mencionaré algunos descubrimientos sobre los beneficios de la lectura, aplicados a algunas etapas del desarrollo.

Empezando con los pequeños. Hay un constructo denominado lectura compartida, sobre todo, de libros infantiles ilustrados y se refiere a “la lectura en voz alta que hace un adulto en compañía de un niño, generalmente prelector” (Goikoetxea Iraola & Martínez Pereña, 2015). Ya que hablamos de que la escritura y la lectura han representado (‘sin querer queriendo’) una brecha de poder, los estudios realizados con “niños de diferente clase social y nivel de desarrollo del lenguaje han demostrado que la lectura compartida tiene importantes efectos directos en el desarrollo del lenguaje oral y el conocimiento de lo impreso” (Goikoetxea Iraola & Martínez Pereña, 2015, pág. 303). 

Además de estos efectos, se ha encontrado evidencia de que la lectura estimula la imaginación y esto está asociado a la motivación de los niños y la generación de su autonomía escolar. Jiménez (2018, pág. 67) afirma: “el gusto por leer y escribir se relaciona con la posibilidad, no solo de mejorar la redacción y la caligrafía, sino también de crear historias, cuentos y en algunos casos, coplas”. Estos descubrimientos, sobre beneficios de la lectura en niños enfatizan que en etapas tempranas, la mediación de los adultos resulta un elemento dinámico en la generación del hábito y en la probabilidad del gusto.

Continuando con el recorrido en el desarrollo, hay evidencia de algunos beneficios aplicados a los adolescentes. Actualmente vivimos en un periodo donde la gente lee más debido al acceso a Internet, a la información y las redes sociales. En un día leemos miles de mensajes (muchas veces no deseados) en los grupos de Whatsapp y estamos pendientes de los chismes en las redes. Al respecto, Carr (2011) citado por Rodríguez Mendieta (2017, pág. 13) menciona: “La lectura de textos de 140 caracteres en Twitter o de las publicaciones de Facebook o de Instagram, con extensiones no superiores a dos oraciones, es un ejercicio mental que implica otros desarrollos cognitivos más relacionados con la distracción, el pensamiento superficial y la adicción”.  

Suena algo drástico, pero se aborda desde el punto de vista de la neurociencia y la cognición, por lo que para hablar de un beneficio, la perspectiva se orienta hacia la transformación estructural y funcional del cerebro y sobre esta meta, se ha encontrado que también se logra vía el hábito de lectura de libros ya que “la lectura también impacta en las zonas de las memorias a largo plazo y la autobiográfica”. (Rodríguez Mendieta, 2017).

Ahora vamos con los jóvenes. Se afirma que una de las competencias necesarias para un buen desempeño en la universidad, es la lectura; de acuerdo con Flores (2016), “la lectura y el pensamiento crítico son habilidades necesarias para enfrentar los desafíos que los estudiantes tendrán en un mundo globalizado”, no solamente se requieren estas habilidades al ingresar sino al terminar.

Hay un dato histórico que recuerdo haber visto constantemente en los noticieros y que me parece que el manejo que han hecho es de corte malinchista. Está referido al hábito de lectura de los mexicanos:

De acuerdo con el INEGI (...) de una lista de 108 naciones de la UNESCO sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar. En promedio, los mexicanos leen 2.8 libros al año y sólo 2% de la población tiene como hábito permanente la lectura. (Flores, 2016, pág. 131).

Al margen de que estas comparaciones parece que nada más refuerzan el estereotipo del mexicano acostado con un sarape y viendo la vida pasar, quisiera rescatar que, conforme con estos estudios y estadísticas, la lectura por placer está asociada a la competencia lectora en la universidad y esto es algo que he tenido la oportunidad de corroborar como docente de este grado. 

 

A manera de cierre

Hasta aquí hemos hecho un recorrido por el diverso mundo del conocimiento psi, en donde vemos que se busca explicar el complejo fenómeno del comportamiento humano y los aportes abordan distintas posturas. Es desde aquí que vemos que los beneficios de la lectura van desde potencializar el lenguaje, fomentar la creatividad, modificar estructuras cerebrales, así como tener un mejor logro en temas educativos, todo mediado también por el placer que pueda despertar.

También vimos que está íntimamente vinculada con la escritura y esto implica al menos 5 mil años. La historia de la lectura y la escritura han estado relacionadas con el ejercicio del poder y el estatus, pero con el actual acceso a la información esta brecha se podría reducir; también hemos visto que el desarrollo del gusto y del hábito de la lectura está mediado por el acompañamiento.

Como mencioné, sin dar recetas, lo descrito está a disposición de quien desee tomar lo que le guste. De manera personal, desde el año pasado he retomado la lectura y esto efectivamente me ha dado la oportunidad de tener ratos placenteros, así como comenzar a escribir y es desde ahí que se construyó este texto. Ha sido un placer.

Guillermo Sánchez Luja. Psicólogo por la Universidad de Guanajuato. Maestro en Educación por la Universidad De La Salle Bajío. Lector por placer.

https://www.facebook.com/psicguillermo.sanchezluja  

 

Referencias

Epözdemir, H., & Konuk, E. (2011). La psicología tiene un largo pasado pero una historia corta. Revista argentina de clínica psicológica, 103.

Fissore, M. G. (2018). ¿Por qué puede usted leer estas palabras? El fenómeno cognitivo de la lectura y la hipótesis del Reciclaje Neuronal. Ciencia Cognitiva, 64-66.

Flores, D. (2016). La importancia e impacto de la lectura, redacción y pensamiento crítico en la educación superior. Revista del Instituto de Estudios en Educación Universidad del Norte, 130-135.

Freud, S. (1916). El cumplimiento de deseo. En S. Freud, Conferencias de introducción al psicoanálisis (págs. 195-209). Buenos Aires: Volumen XV, 1991-Amorrortu Editores.

Goikoetxea Iraola, E., & Martínez Pereña, M. (2015). Los beneficios de la lectura compartida de libros: breve revisión. Educación XX1, 303-324.

Jiménez, A. (2018). ¿De qué sirve leer y escribir? Transversalizar la lectura y la escritura en la escuela para apostar a la imaginación y a la creación. ANÁLISIS, 55-72.

Laporte, J. P. (Julio-Diciembre de 2012). Historia de la lectura y la escritura en el mundo occidental / Martins Lyons. INFORMACIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD. Buenos Aires, Argentina : Editoras del Calderón.

Parada, A. (2010). Una relectura del encuentro entre la Historia del Libro y la Historia de la lectura. INFORMACIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD, 91-115.

Parada, A. (2017). Historia de la Lectura. Debate en torno a su definición. Información, cultura y sociedad, 145-152.

Rey, P. (2010). Una temporada con Lacan. Buenos Aires: Letra Viva .

Rodríguez Mendieta, A. (2017). ¿Qué hace la lectura al cerebro adolescente? Revista Papeles, 11-22.

 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 121: bit.ly/Alternativas121 


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