Kintsugi (金継ぎ): El arte de la resiliencia japonesa 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Kintsugi (金継ぎ): El arte de la resiliencia japonesa

Por José Luis Rojas Aldana   12/06/20

El Kintsugi ha sido llamado por diversos autores como el arte de resiliencia y, comúnmente, ha sido asociado al modo de ser y actuar de Japón ante las crisis, pues si existe un país que ha aprendido de sus experiencias en desastres naturales, guerras y catástrofes, ese es Japón, que en repetidas ocasiones ha experimentado las seis etapas del Kintsugi: romper, ensamblar, esperar, reparar, revelar y sublimar.

Desde el inicio del siglo xx hasta este 2020, han sido cinco los acontecimientos que han afectado al país asiático, y en cuatro de ellos ha sido capaz de resurgir fortalecido en pinceladas de oro.

El primero ocurrió en 1923. En la región de Kantō, Tokio, se dio lo que se conoce históricamente como: ‘El gran terremoto de Kanto’ (関東大震災 Kantō daishinsai), don- de más de 100 mil personas fallecieron, medio millón resultaron heridas y 3 millones de personas quedaron sin hogar. A pesar de que históricamente ya habían ocurrido sismos de mayor potencia, éste es especialmente recordado por las cifras ya mencionadas.

Las réplicas del terremoto desataron un tsunami y provocaron los incendios que devastaron la ciudad de Yokohama; una de las réplicas llegó a la hora en la que los habitantes cocinaban en sus hogares, por lo que el fuego de cada uno aumentó la propagación de las llamas.

Debido a lo acontecido, el gobierno japonés declaró la ley marcial en todas las zonas afectadas e inició el plan de reconstrucción de carreteras, trenes, servicios públicos, parques y lugares de refugio, mismo que en poco menos de un año volvió a colocar a Tokio como punto de referencia mundial.

Dos décadas más tarde, el 6 de agosto de 1945, los japoneses hicieron frente a la destrucción una vez más. La ciudad de Hiroshima fue destruida por un ingenio atómico que provocó la muerte instantánea de cerca de 100 mil personas, a las que se sumaron los fallecidos a consecuencia de las heridas y los efectos de las radiaciones.

El 8 de agosto, la Unión Soviética declaró la guerra a Japón, incumpliendo de ese modo el pacto de neutralidad suscrito con Tokio en 1941, y un día después una segunda bomba nuclear arrasó la ciudad de Nagasaki.

A consecuencia de la guerra y la ocupación estadounidense, Japón perdió el 42 por ciento de la riqueza nacional y el 44 por ciento de la capacidad industrial, además de todos sus territorios de ultramar, mientras que su población sobrepasaba la cifra de los 80 millones, sumado a los cerca de 6 millones de repatriados. La demanda interna descendió con la interrupción y el comercio exterior estaba restringido por las fuerzas aliadas. La ocupación norteamericana no permitió en los primeros años la reparación de los daños, ni la elaboración de una política estratégica para la reconstrucción económica.

Para los años 50, el país tenía fama de fabricar productos de mala calidad, por lo que solo la artesanía japonesa era reconocida. Fue entonces cuando ocurrió lo que se conoce como el milagro económico japonés (Koudo keizai seichou 高度経済成長), el cual significó un gran crecimiento económico y el cambio en la reputación de calidad de fabricación japonesa; los productos de exportación aumentaron y colocaron a los nipones como un referente mundial.

Cuatro décadas más tarde, exactamente a las 5:46:46 am del 17 enero de 1995, ocurrió el devastador terremoto de Kobe, también conocido como el gran terremoto de Hanshin (阪神·淡 大震災 Hanshin-Awaji Daishinsai), con una magnitud de 6.9 grados escala de Richter y duración de 20 segundos que afectó la parte sur de la Prefectura de Hyōgo, a 20 km de la ciudad de Kobe, donde ocurrió el epicentro.

El saldo fue de más de 6 mil muertos, 250 mil viviendas dañadas, 316 mil personas refugiadas y daños estimados en 3 billones de yenes (el 2.5 por ciento del Producto Interior Bruto del país en ese momento).

Este acontecimiento obligó al Gobierno a cambiar su política de actuación, debido a que fue severamente criticado por no actuar a tiempo, lo que generó que grupos de voluntarios integrados por japoneses y extranjeros contribuyeran a la reconstrucción de la ciudad en menos de un año. Para 2004, la respuesta del gobierno japonés ante el terremoto de Chuetsu, fue considerada como la más rápida y efectiva del mundo.

El 11 de marzo de 2011 llegó lo que se consideraría como el terremoto más grande que jamás haya golpeado a Japón en su historia (東日本大震災 Higashi-Nihon Dai-shinsai), de magnitud 9.1 grados, se produjo a 371 kilómetros al noroeste de Tokio, con una profundidad de 24 kilómetros, dañando varios reactores nucleares en el área.

De acuerdo con la Agencia de Manejo de Desastres e Incendios de Japón, el saldo dejó más de 22 mil muertes y 2 mil 500 desaparecidos. Las muertes fueron causadas por el terremoto inicial, el tsunami que ocurrió después y por las precarias condiciones de salud.

En los años siguientes el gobierno japonés inició una serie programas de apoyo, abastecimiento de alimentos y dotación de viviendas en las diferentes prefecturas afectadas.

El quinto acontecimiento que actualmente enfrenta no sólo Japón, sino el mundo, es el coronavirus, no obstante, este país fue uno de los primeros en confirmar contagios pocos días después de que China comenzara a alertar del brote, y la ciudad de Hokkaido fue la primera región nipona en declarar estado de emergencia, a finales de febrero de 2020.

Cabe recordar que Japón es el país con el mayor número de centenarios en el mundo, su población de 65 años es la más alta del mundo (28%) y es especialmente vulnerable. Las pérdidas económicas no han parado con el cierre de las principales industrias automotrices, la cancelación de vuelos y uno de los eventos más importantes postergados: los Juegos Olímpicos.

Entre las noticias que leía recientemente, me encontré con esta frase de Alejandro Bolaños, publicada en el periódico El País: “La materia prima más valiosa de Japón son los propios japoneses”. Y es que, su preparación ante las crisis, vista desde el ojo occidental pudiera parecer exagerada, pero ellos buscan la manera de arreglar la taza y enorgullecerse del significado implícito de las cicatrices.

 

Hane, Mikiso. Breve Historia de Japón. Madrid: Alianza Editorial, 2000. / López-Vera, Jonathan. El gran terremoto de 1923, en Historia Japonesa.com, 2018.

Guillain: Le Japón, Troisième Grand. Seuil, París, 1969. / «Terremoto de Kobe». Japón para los no invitados. Archivado desde el original el 25 de octubre de 2006.

Jorge Juan Lozano Cámara. (2004). El final de la guerra. La derrota de Japón (1945). Mayo 2020, de Revista digital de Historia y Ciencias Sociales Sitio web: http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/final-japon.html

Almudena Díaz. (2011). ESPECIAL JAPÓN: la capacidad japonesa de sobreponerse a situaciones de desastre. Mayo 2020, de United Explanations Sitio web: https://www.unitedexplanations.org/2011/03/22/especial-japon-la-capacidad-japonesa-de-sobreponerse-a-situaciones-de-desastre/

Autor desconocido. (2019). Almudena Díaz. (2011). ESPECIAL JAPÓN: la capacidad japonesa de sobreponerse a situaciones de desastre. Mayo 2020, de United Explanations Sitio web: https://www.unitedexplanations.org/2011/03/22/especial-japon-la-capacidad-japonesa-de-sobreponerse-a-situaciones-de-desastre/. Mayo 2020, de CNN Sitio web: https://cnnespanol.cnn.com/2019/06/18/asi-fue-el-mortifero-terremoto-y-tsunami-que-azoto-a-japon-en-2011-el-mas-mortifero-en-la-historia-del-pais/

 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 118: http://bit.ly/Alternativas118


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