Sopa de piedras 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Sopa de piedras

Por María Luisa Vargas San José   09/03/20

Alimentar es amar, dar de comer es la señal universal de cuidado y cariño, desde el pecho
de nuestra madre las mujeres hemos sido alimentadas. Los hombres también. Cuando cocinamos, unos y otras estamos diciendo algo que todo el mundo entiende, y si ese mensaje llega calientito, en un plato humeante de sabores antiguos, entendemos más y mejores cosas.

Durante milenios, desde la estructura patriarcal en la que el mundo ha girado tan pesadamente, la labor de la transformación de los alimentos, culturalmente, ha recaído en las manos de las mujeres, ahí en la cocina oscura, en el fondo de la casa hierve la vida, como en un útero ancestral y generoso. Poderes de mujer, enseñanzas de abuelas y madres.

Algunos hombres (afortunadamente, cada vez son más) han tenido la suerte de ser iniciados, han comprendido estos signos y los han hecho propios... y entonces se ponen a hacer sopita, porque en sopa... hasta las piedras son buenas. Así sucede en un remoto rincón del viejo mundo oaxaqueño, en el poblado de Usila, bien adentro de la verde y húmeda zona de Chinantla, entre el Cerro Rabón y la cuenca del Papaloapan, el largo río de las mariposas. Allí, en la puerta del cielo, es donde los hombres que pescan en el río, ofrecen un ritual de amor y respeto a sus esposas, a sus hijas y madres.

El caldo de piedra es la muestra del amor de un hombre a una mujer, y se debe preparar con agradecimiento y cariño, es un ritual exclusivo de los varones que salen a pescar temprano, y que al volver buscarán las piedras de río más resistentes y matizadas, para calentarlas en una fogata de leña durante más de dos horas hasta que estén casi al rojo vivo, como el amor.

Después, en varias jícaras verterán un poco de agua clara, jitomate picado, cebolla, ajo, epazote, chile, pescado y camarones, finalmente añadirán una piedra caliente a la jícara, entonces, como un volcán que viene desde las profundidades de la tierra, hervirá el agua, cociendo todo lo que nada en la superficie.

Poco después, y para completar la cocción, añadirá una segunda piedra, y cuando cese el movimiento, retirará ambas para dejar el plato en manos de la mujer querida, hija, esposa, madre, novia... que entenderá la delicadeza del gesto de llevar el calor a la sopa y no la sopa al fuego, porque las cosas se pueden hacer de distinta manera y eso está bien.

Receta

Ingredientes:

• 300 g de camarón U-15
• 150 g de filete de pescado
• 2 tomates medianos
• 2 jitomates grandes
• 2 chiles guajillo
• 1 diente de ajo
• 1 ramita de epazote
• 1/2 cebolla
• 1 calabaza de castilla de 3 kilos • Sal al gusto
• 1.5 l de agua muy caliente

Modo de preparación:

Se corta una tapa de 5 cm a la calabaza de castilla, con una cuchara se vacían sus semillas y parte de su pul- pa para ahuecarla perfectamente, en el interior poner el agua caliente y colocar tres piedras previamente calen- tadas a fuego directo en la estufa o en un buen brasero.

Añadir las verduras cortadas, los camarones limpios y enteros, el filete de pescado en trozos.

Ir cambiando las piedras calientes hasta que todos los ingredientes estén bien cocidos, sazonar al gusto y servir en jícaras o platos de barro.

Receta del Chef Juan José Moreno, especialista en cocina prehispánica mexicana. 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 115: http://bit.ly/Alternativas115


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