Abriendo espacio 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

Abriendo espacio

Por Dra. Marija Strojnik   09/03/20

Estamos en el momento de tomar acciones y generar cambios. Las mujeres cada vez somos más protagonistas e impulsoras en el desarrollo de una nación; aún así, es clara la existencia de una brecha de género en aspectos culturales, laborales y sociales a nivel mundial. La ciencia y la tecnología no son la excepción.

Los registros en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) reportan que en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), las mujeres representan el 37% del total (hay 10 mil 683 científicas en un padrón de 28 mil 630). Según la UNESCO, sólo el 28% de los investigadores mundiales son mujeres, por lo que se podría deducir que México está a la vanguardia; no obstante, a través de la historia se ha evidenciado que el número de investigadoras reconocidas está por debajo del número de investigadores.

La presencia de las mujeres en las carreras científicas o académicas es bajo en comparación con la de los hombres, y lo podemos comprobar en los salones de clases del área físico-matemático (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas —STEM— por sus siglas en inglés), en donde el número de mujeres está por debajo del 20 por ciento.

En términos generales, la carrera de un investigador en ciencias implica de 4 a 8 años de estudios de Posgrado, usualmente seguidos de uno o dos de estancias Posdoctorales, esto antes de tener las credenciales para incorporarse a una academia y comenzar la labor de investigación. Esto significa que regularmente el Posgrado y el primer trabajo se sitúan entre los 24 y 35 años, la edad pico de la reproducción biológica, en donde la maternidad representa un cambio monumental en la vida de una mujer que decide emprender esta etapa.

Es entonces que, en este caso, las investigadoras jóvenes tienen que desarrollar su independencia laboral a la par del demandante cuidado de otro ser humano; a partir de ese momento tendrá que ocupar el tiempo en la crianza y bajar el ritmo en sus actividades profesionales, lo que representa un riesgo de rezago en la carrera.

Estas pruebas se pueden superar, tal como lo demostró la astronauta Valentina Tereshkova, quien cumplió sus sueños, incluyendo el de ser madre.

"Posiblemente ustedes no pueden imaginar lo hermoso que es. Cualquiera que vea la Tierra desde el espacio exterior, no puede dejar de ser asaltado por una sensación de reverencia y amor por este planeta que es nuestro hogar." Valentina Tereshkova (1937-....)

El 16 de junio de 1963, la astronauta rusa Valentina Tereshkova (1937-), apodada Chaika (gaviota en ruso), se convirtió en la primera mujer en viajar al espacio. En 70 horas de vuelo viajó 48 veces alrededor de la Tierra a bordo de la nave espacial Vostok 6. Fue así como comenzó la aventura femenina en el espacio.

Dos circunstancias marcaron su vida: antes de llegar a los 20, Valentina demostró un gran interés por el paracaidismo y se unió al Aeroclub local; a los 22 realizó su primer salto. Fue criada sólo por su madre, al igual que su hermana, debido a que su padre murió cuando ella tenía dos años. Proveniente de una familia humilde de la URSS de posguerra, no fue a la escuela hasta los ocho años y la abandonó a los pocos años para trabajar en una fábrica textil. Después de su travesía en el espacio tuvo a su primera hija e inició su carrera política, que la llevó a ser miembro del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido Comunista.

Después de que un equipo formado sólo por hombres aterrizó en la Luna, las mujeres comenzaron a demandar su presencia en el espacio y la doctora Sally Ride (1951-2012) abrió esta brecha en la década de los 80. 

La Ley estadounidense de Derechos Civiles de 1964 constituyó una pieza clave para prohibir la discriminación y segregación racial, hecho que también permeó en el ámbito aeroespacial. En ese tiempo, los pilotos y los astronautas eran hombres porque la Fuerza Aérea (servicio militar) era el único lugar donde se obtenía la capacitación adecuada.

Fue en 1978 cuando la administración espacial estadounidense (Agencia Nacional de Administración Espacial o NASA) dio los siguientes requisitos para aceptar mujeres: la candidata debe estar sana y en buena condición física, con un doctorado en ciencias duras (Física, Ingeniería, etc.) o un doctorado en Medicina.

La astronauta y astrofísica Sally Ride estudió en la Universidad de Stanford antes de vencer a otros mil solicitantes para un puesto en el programa de astronautas de la NASA, en ese año. Ella pasó por el riguroso programa de entrenamiento y en 1983 se convirtió en la primera estadounidense en ir al espacio. Fue a bordo del transbordador espacial Challenger y regresó a la Tierra una semana después.

Al año siguiente, sirvió como especialista de misión en un vuelo de transbordador espacial. Estaba programada para hacer un tercer viaje, pero fue cancelado después del trágico accidente del Challenger, el 28 de enero de 1986. Después del percance, Ride sirvió en la comisión que investigó la explosión del transbordador. Como especialista en misiones, ayudó a desplegar satélites y trabajó en otros proyectos.

Recibió varios honores, entre ellos la Medalla de Vuelo Espacial de la NASA y el Premio Theodore Roosevelt de la NCAA. También entró en el Salón Nacional de la Fama de la Mujer y el Salón de la Fama de los Astronautas. Murió de cáncer de páncreas en 2012, pero fue una inspiración para muchas jóvenes, entre ellas Ellen Ochoa.

La doctora Ellen Ochoa (1958-) es consi- derada la primera astronauta de raíces mexicanas. Fue seleccionada por la NASA para abordar una misión en 1991 y desde entonces ha participado en otros viajes espaciales abordo del Discovery y el Atlantis. Tiene 978 horas en el espacio y cuatro misiones con la NASA. En 2017, entró en el Salón de la Fama de los Astronautas de Estados Unidos, donde acompaña a leyendas como Neil Armstrong.

Nació en Los Ángeles, California, pero sus abuelos eran originarios de Sonora. En el ámbito familiar, sus padres se separaron cuando ella era adolescente. Su madre se encargó de su cuidado y el de sus tres hermanas. Su mamá estudiaba en su tiempo libre y esto influenció en Ochoa para convertirse en lo que es ahora: una gran astronauta.

Ellen estudió Física en la Universidad Estatal de San Diego y obtuvo la maestría y doctorado en Ingeniería Eléctrica en Stanford. Ha recibido diversos honores de la NASA incluyendo la Medalla de Servicio Excepcional (1997), la Medalla de Excelente Liderazgo (1995), Medallas de Vuelos Espaciales (1993-1994-1999) y dos Premios Espaciales Técnicos (1992).

Fue pionera en la tecnología de la nave espacial y dirigió un grupo de investigadores que trabajaban en los sistemas para la exploración espacial automatizada en el Centro de Investigación AMES de la NASA. En enero 2013 se convirtió en la primera directora de origen hispano del Centro Espacial Lyndon B. Johnson de la NASA, puesto que desempeñó hasta 2018. Ellen también es madre.

La figura femenina sigue avanzando a paso firme en este ámbito y el 18 de octubre de 2019, fue la primera vez que un equipo de mujeres realizó una caminata espacial, formalmente denominada actividad extra vehicular. El nombre de la exploración fue ‘Caminata espacial de mujeres’. Las astronautas de la NASA Christina Koch (cuarta caminata espacial) y Jessica Meir (primera caminata espacial) estuvieron a bordo y afuera de la Estación Espacial Internacional.

A pesar de que las mujeres hemos sido desaprovechadas en varios ámbitos, nos hemos esforzado en incursionar en labores que eran casi inimaginables. Hemos logrado mucho, aunque aún falta por hacer; además, es importante destacar que, a la par de la vida laboral, en muchos casos cumplimos el rol de madres, e incluso el de jefas de familia. Aún con todo esto, hemos trascendido a través del tiempo y espacio y seguiremos trabajando para que más mujeres se apropien de la ciencia y tecnología.

Las mujeres unidas somos eslabones fuertes y robustos, de estos formamos una cadena que fortalece la familia y nuestra sociedad con el objetivo de formar un país digno, herencia para nuestro legado. 

Marija Stronik Scholl. Licenciada y maestra en en Física. Realizó su doctorado en el Optical Sciences College de la Universidad de Arizona. En 1979 se convirtió en la primera mujer en recibir el grado de Doctor en Ciencias Ópticas. Estudió dos maestrías adicionales: en Ciencias Ópticas por la Universidad de Arizona y en Ingeniería por la Universidad de California. Ha editado alrededor de 40 libros. Fue la primera gerente de ingeniería de Rockwell International, hoy llamada Boeing. Trabajó en el Laboratorio de Propulsión a Reacción del Caltech. Actualmente es investigadora en el Centro de Investigaciones en Óptica (CIO) en León y funge como el editor diputado de la revista internacional Optics ExpressMarija Strojnik tiene tres hijas, a quienes crió sola después del fallecimiento de su esposo. También es sobreviviente del cáncer metastásico.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 115: http://bit.ly/Alternativas115


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