El ‘átomo’ del lenguaje escrito 

León, Guanajuato

Literatura

El ‘átomo’ del lenguaje escrito

Por Silvia Palacios   06/02/20

Como el átomo que se descompone en neutrones, protones y electrones; así, nuestro lenguaje escrito por más diverso y vasto que sea puede deconstruirse en elementos tan esenciales como la letra, y aún más, en la morfología de cada una de sus variantes. Es definitivamente un universo, el universo de la tipografía. 

En los primeros intentos por crear una forma de comunicarse y satisfacer una necesidad básica (ampliamente relacionada con la inherente socialización), los seres humanos comenzaron a plasmar pictográficamente escenas en las cavernas para advertir a los siguientes moradores sobre las características del lugar. Desde entonces se avecinaba una constante evolución del lenguaje, no sólo verbal sino en sus demás variantes, entre ellos el escrito.

Han pasado miles de años desde entonces, los suficientes para crear lenguajes tan sofisticados que han llevado al hombre a pensar en digital, en pantallas. Sí, pareciera fácil tomar un aparato electrónico y con una sencilla secuencia de tecleos descubrir en segundos aquello que deseábamos conocer, indagar o disfrutar; pero, ¿qué hay detrás de ello? y ¿cómo es que por default nos aparece cierto tipo de letra? Podría creerse que no es recurrente que alguien se tome la ‘molestia’ de cuestionarse todos estos aspectos… ¿o sí?

Isaías Loaiza Ramírez es diseñador de información y fundador junto con sus socios Jaime y Jessica de la empresa Enigma, con sede en Puebla y dedicada al branding y la tipografía web.

Él es capaz de pensar en aquellos detalles que puedan llevar a un potencial cliente en un consumidor regular, y entre los elementos básicos para lograrlo está el uso de la tipografía correcta.

Tipografía. ¡Vaya palabra rimbombante y quizá pretenciosa!, pero que incumbe a todos los seres humanos. De acuerdo con la Real Academia Española, se refiere al Modo o estilo en que está impreso un texto. (Tal vez es momento de que se actualice la definición y se incluya lo digital). 

Teniendo esto como antecedente, es hora de adentrarse más en este universo y en lo imprescindible que es la palabra.

 “Creo mucho en el poder de las palabras; entonces, hacer tipografía se vuelve no solamente en poner atención al significado de la palabra, sino en cómo se ve y lo que comunica la palabra, el signo y el espacio. Es como irse al átomo del ser humano, es tener decisión e incidencia en las partes mínimas de la construcción del conocimiento”, puntualiza Isaías.

Pero para introspectar acerca de esta idea, Isaías es consciente de la necesidad de un contexto, de tener una base de cómo se desarrollaron las primeras tipografías y cómo es que, pese a que el margen de creatividad de un diseñador tipográfico podría considerarse “reducido”, también es ilimitado.

“¿Cuántas familias tipográficas se han hecho ya en 500 años? Muchísimas, más de medio millón, seguramente. Entonces nuestra labor es crear una fuente tipográfica nueva pero ¿para qué? Esto se ha dicho muchas veces: es una nueva voz, una nueva canción, un nuevo libro de los muchos (que hay), pero, podemos hacer otro, porque no todo está dicho”.

Es entonces cuando entra el proceso creativo; pero, aunque él confiesa que Metodología era una de las materias que más le ‘chocaba’ —por decir lo menos—, actualmente es una de las herramientas básicas al momento de crear una nueva familia tipográfica. 

Comparte que tanto él como sus socios, al momento de tomar un proyecto, establecen un método de 12 pasos entre los que se incluyen: diagnóstico, investigación, estrategia, conceptualización, explorativos, desarrollo, implementación y monitoreo.

 Y es que son conscientes que, aunque estamos rodeados de letras, basta con caminar por alguna calle para encontrar una gama impresionante de tipografías: en el número de las casas, los anuncios comerciales, nombres de las calles, etcétera; no todas tienen la misma finalidad y para ello deben cumplir con una serie de características, pues como menciona Isaías ¿quién querría leer a Borges en Comic Sans? y no es por demeritar la letra, sencillamente no parece la correcta.

 “Si hago algo tan loco y tan irreverente que la gente no lo entienda como A, pues entonces ya no se puede leer y el objetivo de un texto es que se lea”.

Una vez más se regresa al ‘dilema’ de innovar a partir de los detalles. Adentrarse a la investigación que permita llevar al creador incluso a ver documentos en libros de antaño y recientes para ver qué se ha hecho en todos estos siglos y a partir de ello crear. Decidir si el proyecto será hacer letras con base redonda o cuadrada, tal vez con un elemento un poco más alargado, o por el contrario, hacerlo más pequeño; serio pero moderno tal vez como la tipografía Guggenheim, creada por Jonathan Hoefler específicamente para el museo ubicado en Nueva York. 

Mención aparte merece este diseñador tipográfico, quizá el más importante de nuestra era, cuyos trabajos es altamente probable que hayas usado más de una vez, sin saberlo. Tal vez esa tipografía que sólo te pareció ‘bonita’ o ‘correcta’ para entregar un trabajo llevó meses o décadas de elaboración.

“La responsabilidad del diseñador tipográfico es justo eso, tú no sabes cómo van a utilizar tu letra sin embargo va a servir como elemento constitutivo y constructivo de significado; entonces sí hay que poner mucha atención a detalles que podrían ser imperceptibles para el 99 por ciento de las personas pero que eventualmente tú sí eliges, consciente o inconscientemente, en una tipografía para construir algo”, puntualiza Isaías.

Detalles y evolución, esencia del universo tipográfico. Como se ha abordado, el lenguaje muta, cambia a la par de la sociedad y el lenguaje escrito no es la excepción y el más claro ejemplo de ello son los famosos emojis, un aspecto que puede dividir a los expertos, pero ¿cuál es el punto de vista de un Isaías?

“Creo que está bien, a lo mejor estoy pensando en voz alta y no lo había reflexionado tan profundamente, pero yo creo que el lenguaje va evolucionando, tiene que evolucionar, si no estaríamos hablando como hablaba Shakespeare y no es que esté mal, sino que el contexto cambió (...) El lenguaje nunca va a acabar. Entonces vamos a necesitar nuevos signos para comunicar nuevas cosas”.

Ahora que se vive en un mundo más tecnológico y que no es necesario que monjes transcriban los libros que sólo unos cuantos podrán leer, ¿qué es lo que viene para la tipografía?

“En 500 años cuánto ha cambiado (la tipografía), muy, muy poquito, pero ha estado presente en todos esos cambios radicales que hemos tenido, tecnológicos y demás, pero per se, las formas de las letras las necesitamos, llevamos miles de años tratando de descubrir la mejor manera de comunicarnos y ya entendimos que ésta que tenemos ahora tiene muchos beneficios, claro que tiene muchas deficiencias, pero es la que más sentido nos ha hecho”. 

Tanto sentido ha hecho al ser humano que es a través de ésta que se comparte masivamente la importancia del lenguaje escrito mediante una revista.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 114


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