Gutenberg y la necesidad de la imprenta 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

Gutenberg y la necesidad de la imprenta

Por Tanhia Sánchez   06/02/20

Durante siglos la reproducción de los textos en Europa era una tarea exclusiva de los escribanos, en tanto los niveles de alfabetización eran apenas notables. En la Edad Media, esta tarea se realizaba por los monjes en el Scriptorium de los monasterios, la cual era muy laboriosa pues la copia de un manuscrito podía tardar años en terminarse. Posteriormente, en el siglo XIII, con las primeras universidades y la creciente demanda de libros, la producción de manuscritos pasó a manos de cientos de copistas en los centros universitarios.

Sin embargo, hacia 1450, el herrero y platero alemán Johannes Gutenberg crearía la imprenta, invento que marcó profundamente la historia de la humanidad; que cambió para siempre la difusión de los libros, y por tanto, del conocimiento.

Gutenberg, cuyo verdadero apellido era Gensfleisch, nació alrededor de 1398 en Maguncia, en el Sacro Imperio Germano. Habría estudiado en la Universidad de Erfurt en 1419. Más tarde, en 1434 se trasladó a Estrasburgo, Francia, donde se estableció como orfebre. Allí se dedicaría con gran destreza a la fabricación de espejos sagrados para peregrinos. La manipulación de metales le permitiría idear los artefactos que revolucionarían la impresión de forma mecánica.

En 1448, de regreso a su ciudad natal, el inventor conocería a Johann Fust (1400-1466), un acaudalado negociante de Núremberg que le otorgaría un préstamo para montar su ‘empresa del libro’. Sin dar tantos detalles, el inventor trabajó cautelosamente con un sólo objetivo: crear copias de libros idénticas e igualmente hermosas y artísticas que los manuscritos, y en menor tiempo. Dicho anhelo transformaría la manera en que el hombre se relacionaría con el lenguaje escrito, y por consiguiente, con su ideología política, religiosa y social.

Hacia el siglo XV, con la apertura de universidades, así como de bibliotecas, creció el volumen de libros demandados a precios más asequibles. La época exigía rapidez. Los eruditos copias iguales. Y Gutenberg cumpliría esas peticiones. Cambiaría la técnica de impresión más común en Europa: la xilografía, que permitía imprimir tanto imágenes como textos a partir de una sola plancha de madera grabada, al ser teñida con tinta y después presionada sobre papel o tela; no obstante, tenía un inconveniente, pues el proceso para tallar una tabla era muy tardado, y una vez lista, se desgastaba fácilmente.

Hacia 1448 Gutenberg desarrolló los tipos móviles, la base de su invención, letras y signos de puntuación tallados en metal que al ser reutilizables se podían combinar para formar líneas y columnas de las páginas según su requerimiento. Asimismo, creó su propia tinta, hecha a base de hollín, barniz y albúmina. El pergamino también sería reemplazado por papel de lino y cáñamo, más barato y manejable.

Los primeros documentos que produjo fueron órdenes papales y gramáticas. Pero pronto el alemán se aventuró en su mayor empresa: la impresión de la Biblia. La edición de este proyecto comenzó alrededor de 1450 y los primeros ejemplares estuvieron listos entre 1454 y 1455. La Biblia de 42 líneas[1] fue la obra impresa en serie[2] más importante en el mundo occidental que persiste hasta nuestros días. La Biblia fue todo un éxito y la pericia de Gutenberg no hizo más que sorprender a sus contemporáneos. Por desgracia cuando al alemán se le exigió el pago del crédito no fue capaz de costearlo, por lo que Fust se quedó con su empresa, un negocio muy lucrativo que transformó la velocidad de la difusión.

Con los años, el arte de la impresión no tardaría en aparecer por las ciudades más importantes del continente europeo, Roma (1467), París (1469) y Segovia (1472), serían algunas de las primeras ciudades en tener imprentas. Gutenberg nos dejó un legado único que cambió la forma en la que el hombre accedería a la información. La alfabetización llegó al pueblo llano, con la apropiación del lenguaje, la humanidad pudo suprimir límites, ampliar su saber y así su horizonte.

 


 

[1]  Esta obra fue llamada así por el número de renglones a dos columnas que componían sus 1282 páginas, tamaño folio. Fue impresa en dos volúmenes, en letra gótica y cada inicial fue iluminada a mano. También contenía dibujos realizados por iluminadores.

[2] Aún hoy se debate si la primera obra impresa a gran escala mediante los tipos móviles del alemán fue el Misal de Constanza. Algunos opinan que no pudo imprimirse hasta después de 1473. 

 

Tania Sánchez. Apasionada de la literatura y las lenguas. Realizó sus estudios en Lenguas Modernas en Español en la Universidad Autónoma de Querétaro. Actualmente es periodista y editora.

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 114


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