¿Hablas muchas lenguas? La ciencia de la lingüística 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

¿Hablas muchas lenguas? La ciencia de la lingüística

Por Moisés López Olea   06/02/20

Cuando pensamos en un abogado o en un ingeniero, hay en la mente una imagen casi clara de una persona que se dedica a estas profesiones. Incluso, en las aplicaciones de mensajería instantánea se han tomado el tiempo de representar a éstas y a unas cuantas más: hay emojis de diversos trabajos y ocupaciones. Sin embargo, si una persona dice “soy lingüista”, pocos pueden asegurar que tengan en su mente alguna idea de lo que eso signifique. ¿Cómo sería el emoji de un lingüista?

Lo más cercano a un estereotipo es que, cuando la gente escucha “soy lingüista”, la respuesta más común es: “¡qué bien!, ¿cuántas lenguas hablas?” o “intentaré hablar correctamente”. Fue una sorpresa agradable el lanzamiento de la película estadounidense “La llegada” (Arrival, 2016) donde la protagonista, la Dra. Louise Banks, logra comunicarse con los heptápodos seres de otro planeta que llegan a la tierra en naves ovoides, al entender su lengua. Más allá de estas ideas, no hay una imagen nítida de qué significa ser lingüista. Así que los siguientes párrafos podrían clarificar cuál es el trabajo de aquellos que se han formado en la lingüística y que se dedican a ella.

La lingüística es una ciencia y su objeto de estudio son las lenguas del mundo. Una lengua es un inventario de estructuras simbólicas que se componen de una estructura acústica (el sonido) asociada a una estructura conceptual (el significado). Este inventario se encuentra alojado en la mente de los hablantes, que pertenecen a una comunidad y lo comparten. En pocas palabras, la lingüística busca generar conocimiento sobre las lenguas que los hablantes usan para comunicarse. El conocimiento típicamente se genera a partir de preguntas que surgen por la observación de distintos fenómenos. Entonces, más allá de ser expertos en distinguir entre ‘sustantivos’ y ‘adverbios’ y entre ‘sujetos’ y ‘predicados’, los lingüistas se hacen preguntas sobre fenómenos relacionados con las lenguas del mundo a partir de observaciones sobre ellos. De acuerdo con el tema y los objetivos de las preguntas planteadas, la lingüística puede decirse ‘teórica’ o ‘aplicada’.

En la lingüística teórica, hay preguntas sobre el funcionamiento o la organización interna de una lengua. ¿Cómo es la lengua X o Y? ¿Cómo son sus sonidos, su estructura, sus significados? ¿Cómo es su escritura si es que la tiene? La gran pregunta, en todo caso, es cómo logramos entendernos los seres humanos a través de las lenguas. No todas las lenguas del mundo han sido estudiadas, e incluso aquellas que han sido bastante documentadas todavía presentan fenómenos por analizar. ¿Cuáles son los sonidos de una lengua? ¿Cuáles son sus posibles combinaciones? ¿Por qué cambian los sonidos de región a región en una misma lengua? De estas preguntas se encarga la fonética y la fonología. ¿Cómo se construye una palabra y una oración en una lengua? ¿Hay verbos que se conjugan o no? La morfología y la sintaxis son el estudio de la estructura interna de las palabras y de las oraciones, respectivamente. Por otro lado, la semántica busca contestar cuáles son los significados codificados en palabras y en oraciones en una lengua dada. Por último, lo no dicho, lo implicado, lo comunicado sin palabras, es terreno de la pragmática. Todo lo anterior parece bastante interesante cuando entramos en contacto con una lengua no conocida, en comparación, por ejemplo, con el estudio del español, que es una lengua muy difundida sobre la cual ya hay gramáticas publicadas. Sin embargo, aún es interesante plantear preguntas como: ¿cuál es la diferencia entre las oraciones (1), (2) y (3)?

 (1) Yo vi a Juan en el parque.

(2) A Juan yo lo vi en el parque.

(3) Yo lo vi a Juan en el parque. 

 La oración  (1) parece bastante típica, no se percibe nada extraño. La segunda oración también parece bastante natural, con un orden de palabras un poco distinto a (1). La oración (3) puede sonar un poco raro; sin embargo, tiene exactamente los mismos elementos que (2), pero con un orden sintáctico diferente. ¿Por qué (2) parece aceptable, y (3) no tanto? Hay razones morfosintácticas, semánticas y pragmáticas para que un hablante enuncie (1), (2) o (3). Los lingüistas se encargan de buscar esas razones para generar conocimiento sobre ese fenómeno observado.

Otras preguntas son de carácter más histórico: ¿en qué momento surgieron las lenguas? ¿Cómo han evolucionado y cambiado a través de los años? ¿Cómo se hablaba o se escribía en el pasado? En la lingüística diacrónica se hacen estudios sobre la historia de las lenguas y sus cambios a través del tiempo. No se sorprenda nadie que las lenguas mudan sus formas generación tras generación.

Además de preguntas sobre fenómenos internos de las lenguas hechas en la lingüística teórica, puede haberlas también sobre problemas lingüísticos relacionados con fenómenos externos del mundo real. Es decir, la lingüística sobrepasa las fronteras de la lengua misma, para atender fenómenos del mundo directamente inmiscuidos con las lenguas, en este caso se habla de lingüística aplicada.

Para empezar, hay preguntas sobre cómo se adquiere una lengua. La primera lengua parece desarrollarse de manera espontánea y natural, escuchando a la gente que nos rodea desde antes de nacer. ¿Qué hace un bebé con la lengua que escucha? ¿Cómo adquiere los sonidos, las palabras y las oraciones de su lengua materna? ¿Cómo se adquiere la escritura años más tarde? Luego, una segunda, tercera o cuarta lengua se aprende a veces en clases, otras veces en inmersión. ¿Cómo un hablante puede desarrollar una lengua adicional a la primera? ¿Qué factores influyen en el éxito o en el fracaso de aprender otra lengua distinta a la nativa? De aquí surgen los estudios sobre adquisición de lenguas. Este conocimiento se relaciona también con la enseñanza de éstas: ¿cuál es la mejor manera de enseñar una lengua? ¿Los estudiantes de lenguas aprenden todo aquello que se les enseña?

Otro tipo de preguntas tienen que ver con el cerebro y la mente. ¿Cómo se entiende una lengua? ¿Cómo se produce una lengua? ¿Qué áreas del cerebro están especializadas en la producción y en la comprensión de las lenguas? ¿Y qué pasa si hay daños en esas áreas? ¿Se puede perder la habilidad de producir o comprender una lengua? ¿Cómo se puede tratar la pérdida de estas capacidades? Estas preguntas se contestan en la llamada lingüística clínica o en la neurolingüística. Las cuestiones de adquisición y de procesamiento de lenguas son planteamientos que se responden gracias a la psicolingüística.

Además de lo anterior, con la revolución digital, han surgido programas que usan la lengua de manera automatizada. ¿Cómo traducir de una lengua a otra en cuestión de segundos? ¿Quién está detrás de las respuestas rápidas en las aplicaciones de bancos u otras instituciones? ¿Cómo se procesa la infinidad de información en la red? La computación, la inteligencia artificial y la lengua se unen en la ingeniería lingüística.

En el terreno del derecho, en relación con las lenguas, se pueden plantear preguntas como: ¿es posible identificar a una persona a través de su forma de hablar o de escribir? ¿El discurso delata a delincuentes y a culpables? ¿Cómo evidenciar que la sentencia a una mujer indígena en un juicio penal está plagada de falacias? ¿Cuál es la mejor manera de argumentar, contraargumentar y convencer? Los fenómenos del derecho y las leyes y los de la lengua se estudian en la lingüística forense o en la lingüística jurídica.

En resumen, se ha hecho una división bastante general: lingüística teórica y lingüística aplicada. Escuetamente, se han mencionado ideas para dibujar al menos en la mente un emoji de un lingüista. Las herramientas de trabajo en la lingüística son audiograbadoras o cámaras de video que registran muestras de lengua en un momento dado; esas muestras pueden originarse, por ejemplo, en entrevistas o en conversaciones, también a través de distintas tareas y pruebas diseñadas para observar fenómenos particulares. Su laboratorio son los programas computacionales y software que analizan esos audios, o los corpus lingüísticos que le permiten recolectar datos de muestras de lenguas, etc. Los datos recabados responden a planteamientos diversos, como tan diversos son los lugares donde la lengua interviene para que los seres humanos se puedan comunicar. En todo lugar donde intervenga una lengua hay fenómenos que estudiar en la lingüística.

Detrás de un traductor automático, de las aplicaciones de bancos que contestan automáticamente, hay lingüistas. También detrás de los materiales didácticos para enseñar español, o cualquier otra lengua, como primera o segunda lengua; y asimismo detrás de las documentaciones lingüísticas de las lenguas indígenas nacionales o de las lenguas de señas del mundo. Sin duda, muchas otras preguntas se han planteado y se plantearán en la lingüística, las cuales han quedado fuera de este texto, ya que comentarlas todas requeriría varios libros de muchas páginas.

Para terminar, cabe decir que cuando un lingüista documenta una lengua, está registrando una cultura, una cosmovisión, una manera de cristalizar en la gramática perspectivas del mundo. Entender una lengua es desentrañar la mente, la identidad, la cultura, la visión y las perspectivas de los seres humanos. En nuestros tiempos, justamente lo que hace más falta es eso: entendernos.

Moisés López Olea. Profesor de español y lingüista. Estudió la Licenciatura en Lenguas Modernas en Español en la Universidad Autónoma de Querétaro y la Maestría en Lingüística Aplicada en la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 2019, es estudiante del Doctorado en Lingüística también de la UNAM. Además, es profesor en el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE, UNAM), donde imparte español intermedio a estudiantes internacionales, es miembro del Departamento de Evaluación de este centro y del Equipo Técnico del Examen SIELE (Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española). Sus intereses se centran en la adquisición, enseñanza, evaluación y certificación del español como segunda lengua, la semántica y la pragmática, y el discurso multimodal.

Contacto: mlopez@cepe.unam.mx

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 114

 


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