Pedro Jiménez Rosas: legado musical 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Pedro Jiménez Rosas: legado musical

Por Silvia Palacios   11/12/19

Una vida es más que años, meses o semanas; una vida es una riqueza de experiencias que marcan no sólo a la persona, sino a quienes lo rodean, a quienes dejan un legado. Éste es el caso del maestro Pedro Jiménez Rosas, actual profesor de la Escuela de Música de León y director de la Banda Municipal.

Oriundo de Guanajuato capital pero esmeralda de corazón, el maestro Pedro Jiménez Rosas inició su historia en la música cuando apenas era un niño y por influencia familiar.

Aunque intentó interpretar la flauta, su destino era ser especialista en el clarinete, instrumento que le enseñó a tocar su tío Juan; por su parte, lo que aprendió de solfeo fue por su tío Antonio, quienes junto con su tío Pablo, pertenecieron a una de las agrupaciones más importantes del estado: la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).

“Por parte de mi madre es una familia de músicos, eran tres hombres y los tres eran músicos; pertenecieron a la Banda del Estado y a la Orquesta Sinfónica (de la Universidad de Guanajuato). Siempre fueron primeras plazas y pues yo empecé a ayudarles (...) Tenían un grupo de jazz y ahí me ponía a tocar las maracas, los bongos. Después fue necesario ayudarle a mi mamá para solventar los gastos de mis hermanos y entonces ya me puse a estudiar con uno de mis tíos”, platica el maestro Pedro Jiménez Rosas. 

La música y el talento lo traía en las venas, eso era indudable, pero poco a poco fue instruyéndose en el clarinete. Estudió formalmente un tiempo, pero confiesa que no era un alumno asiduo. 

“Entré a la Escuela de Música de Guanajuato pero como ya tenía yo dos años en el grupo (Banda del Estado) a veces no iba a clases y una señora me ayudaba a que me dejaran presentar, presentaba el solfeo, el clarinete no porque ese ya estaba más o menos (dominado)”.

Fechado en marzo de 1956, el maestro aún conserva el documento que lo acreditó como integrante de la Banda del Estado. Tenía 15 años, pero llevaba al menos año y medio haciendo méritos para entrar en esta agrupación. Las cosas se fueron dando y la perseverancia fue premiada cuando en septiembre de ese año fue seleccionado para integrarse a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato.  Debido a los sueldos bajos tenía que trabajar en ambas agrupaciones, aunque debido a su gusto por la música, no fue algo que realmente le pesara. 

La disciplina y ganas de superarse no quedaron ahí, y aunque comenzó como segundo clarinete en la Orquesta, al paso del tiempo llegó a ocupar la primera plaza que no dejaría hasta el momento de jubilarse. 

“En poco tiempo se fue el que estaba. En una misa de Santa Cecilia me dijo el subdirector «no viene (el primer clarinetista) bueno, toca el solo», porque había un solo en la segunda sinfoniela y no es difícil pero sí es delicado. Toqué en la misa así a primera vista y ya, me quedé como primer clarinete. Vinieron algunos otros que pues querían el primer puesto pero no, ahí me quedé yo”.

Su talento no pasó desapercibido y tras el fallecimiento de su tío Juan, en 1970, fue invitado a dar clases en la Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato; el maestro platica que aunque le pesaba que esta oportunidad se dio tras el deceso de un ser tan querido, y que fue una decisión difícil, sentía también que era algo que le debía a su tío y aceptó el puesto. Ahí permaneció hasta su jubilación. 

También integró y dirigió la Banda de las Fuerzas del Estado, pero este proyecto duró tan sólo año y medio, ya que hubo un cambio de Teniente Coronel y el que entró no creía en la agrupación que se había formado.  

Pero a veces la vida da giros inesperados y para Pedro Jiménez Rosas ya se estaba gestando uno que lo llevaría a cambiar de ciudad, que lo llevaría a asentarse en la capital del cuero y el calzado.

En 1984 surgió el Centro de Estudios Musicales del Municipio (actual Escuela de Música de León) gracias al músico leonés José Rodríguez Frausto y con el apoyo del alcalde Antonio Torres Gómez. El maestro Pedro Jiménez fue invitado a participar en este nuevo proyecto.

“Yo venía y daba clases los sábados en ese entonces, porque ensayaba con la Orquesta y con la Banda; posteriormente nos sacaron de la Banda y ya empecé a venir más seguido”. 

Al poco tiempo una nueva oportunidad apareció, el director del Centro de Estudios Musicales lo buscó y lo invitó a dirigir la Banda Municipal de León. Éste fue el parteaguas profesional que lo llevó a cambiar de ciudad. De eso ya hace 24 años, aproximadamente. 

“(El director del Centro de Estudios Musicales) me mandó llamar porque necesitaban director de la Banda y como el que había dejado la plaza era amigo mío, estuvimos trabajando dos años en la Orquesta Sinfónica, les dije «no pues primero hablen con él», y me dijeron «pues él ya no quiere», «entonces sí», y me vine así, sin pensarlo. Como acababa de fallecer mi esposa, tenía un año que había fallecido, y ya no estaba en la Orquesta porque me había jubilado para estar pendiente de mi esposa, me vine aquí con la Banda”.

Desde entonces se ha entregado a su rol de director con la Banda Municipal que cada jueves y domingo se presenta en el corazón de la ciudad con repertorios que van de valses a temas de ballet e incluso bandas sonoras de películas como Superman.

El maestro menciona que en todos estos años ha conocido a mucha gente y que aún hay quienes le preguntan por el repertorio que interpretarán en Plaza Principal en su andar por las calles leonesas, esas que le han dado cobijo por más de dos décadas. “Me gusta mucho León, ya me hice panza verde y aquí estamos dándole todavía”, dice con una sonrisa. 

Es justo esta ciudad la que también le ha dado grandes momentos y reconocimientos. Uno de ellos es el que en la Escuela de Música de León, donde sigue impartiendo clases, se creó la Banda Sinfónica Estudiantil Pedro Jiménez Rosas, dirigida por el maestro Francisco Balboa. “No sé si me lo merezca pero me da mucho gusto, me siento muy orgulloso que se hayan fijado en mí”.

Los tiempos cambian, eso es una constante innegable, y para el maestro Pedro Jiménez Rosas podría ser momento de uno, pues no descarta la jubilación para disfrutar más tiempo en familia, con sus cinco hijos; regresar al lugar que lo vio nacer, o disfrutar de la ciudad que lo vio crecer profesionalmente. Eso, solo él y el tiempo lo determinarán. 

Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 112: http://bit.ly/RCAlternativas112

 

 

 


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