Comunicología de la Televisión 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

Comunicología de la Televisión

Por Jesús Galindo Cáceres   06/08/19

 

La televisión es uno de los grandes fenómenos globales de la segunda parte del siglo veinte. Algo que sería percibido como un milagro o un acto de brujería para otras épocas. Hay dos imágenes que he retenido de todo lo que he escuchado, visto o leído sobre este fenómeno. La primera es la que propone al aparato de televisión doméstico como la quinta pared de una casa habitación, una ventana hacia un afuera distante y distinto. La segunda propone al aparato de televisión como el nuevo fuego del hogar del mundo contemporáneo, ese algo ante el cual el grupo familiar se reúne para sentirse unido, protegido, en calma.

La primera imagen nos muestra la situación en la cual un mundo exterior, producido por grandes empresas especializadas, llega a la sala de una casa común y la llena de relatos y referentes externos a la vida familiar cotidiana. La gran pregunta es qué sucedía con la vida familiar ante esa presencia exterior así permitida. Décadas después aún nos seguimos haciendo la misma pregunta.

La segunda imagen es más inquietante. Un grupo familiar pasando horas de su vida frente al aparato de televisión, en forma similar a como lo hacía en otros tiempos frente al hogar encendido. El aparato aparece aquí con una centralidad para la vida diaria común de una familia ordinaria. La pregunta aquí es menos obvia, qué implica en forma estructural la reorganización del tiempo y el espacio familiar modificados por la presencia de la televisión, cuál será la configuración básica que todo eso produce.

Los dos asuntos perdieron peso cuando llegó la pantalla de la computadora y del móvil personal. Lo que la televisión modificó y construyó es sólo un estrato pequeño para las dimensiones históricas de los cambios de fondo en la vida social. Una cosa hubiera sido que lo que nos hacía la televisión hubiera durado siglos, y otra es que sólo duró décadas. Las preguntas hoy son en otro orden de configuración. Lo que sea que preguntemos debe implicar a la televisión y a todo lo que ha pasado después con otra perspectiva sobre la pantalla. Las guías de reflexión necesitan moverse en el nivel del orden y organización de una era emergente completa de la historia humana.

De acuerdo con la Comunicología del GUCOM, Grupo hacia una Comunicología Posible, en la tipología social básica de cuatro tipos (Comunidad de información, Sociedad de información, Sociedad de comunicación y Comunidad de comunicación), la televisión se ubica con claridad en el segundo y el tercer tipo, el de la Sociedad de información y el de la Sociedad de comunicación. El primero, la Comunidad de información, queda detrás, en una sociedad no histórica y/o pre-electrónica. El cuarto tipo desplaza a la televisión hacia un escenario distinto con la emergencia de las redes sociales, la Comunidad de comunicación.

La característica más evidente de la Sociedad de información es la forma piramidal de la estructura social, en donde la punta está ocupada sólo por una entidad social religiosa y/o política. En forma elemental la televisión forma parte de un momento de la historia de la Sociedad de información, refuerza a la entidad que está en la punta con la figura clave de la propaganda. Las formas sociales de los imperios se mueven hacia las democracias. El poder ecosistémico absoluto se beneficia con la televisión como instrumento para la dominación y hegemonía. La televisión hace lo que antes se hacía por otros medios, los dispositivos de la fe y el proselitismo religioso, y lo correspondiente en lo político.

La Sociedad de comunicación emerge con las corporaciones como centro de la sociedad de mercado contemporáneo. También acontece que la diversidad política se refuerza, y lo mismo la religiosa. El punto aquí es que la punta de la pirámide es ancha, ocupada por más actores. La televisión es un medio para que esos actores compitan entre sí. La forma del mercado capitalista es una configuración prototípica de la Sociedad de comunicación. Esto implica cambios en toda la estructura social, al tener los diversos espacios de convivencia contacto con diversas intenciones de dominación y hegemonía. Este es el nicho clásico de la televisión, el mercado y la Sociedad de comunicación.

Cuando aparecen los primeros indicadores de la Comunidad de comunicación con las redes sociales y la Internet, la televisión es una de las instituciones más afectadas. Más hecha para la Sociedad de información o la Sociedad de comunicación, la nueva estructura de interacción horizontal directa entre los diversos actores parecería que la desplaza casi por completo. El caso es que las redes sociales e Internet son parte de una nueva fase de la Sociedad de comunicación, los intereses ubicados en la parte alta de la estructura social tienen nuevos medios para la dominación y la hegemonía, dentro de una estructura social de mercado con elementos de institución política y religiosa. La televisión queda entonces como un instrumento de las élites, que la aprovecharon en ciertos momentos estructurales de la Sociedad de información y la Sociedad de comunicación, pero ya no la necesitan tanto en la fase más reciente de la Sociedad de comunicación. 

La televisión ha sido básicamente un instrumento que fue útil para las formas sociales de cierta Sociedad de información, muy útil para ciertas fases de la Sociedad de comunicación. Y que ahora ha perdido importancia en la fase actual de la Sociedad de comunicación contemporánea. 

 

Jesús Galindo Cáceres. Doctor en comunicación y Ciencias Sociales. Investigador titular del Grupo Ingeniería en Comunicación Social y fundador de diversos programas de doctorado en distintas universidades en México. 

 

Esta nota forma parte de la edición 108 de la Revista Alternativas, conoce el contenido completo aquí.


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