Bitácora de una freelancer 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Bitácora de una freelancer

Por Laura Fernanda Meraz   12/07/19

 

Cuando salimos del nido y emprendemos la aventura de la vida, nos damos cuenta que ganársela es un brete, desde trabajos de oficina o Godín que implica soportar a un jefe o compañero maltratador que desborda sus frustraciones con acosos de todo tipo o laborar como independiente ejerciendo de tu propia empresa: ventas, compras, diseño, dirección, marketing, sistemas y contabilidad.

Es todo un reto, pero aunque cueste trabajo, vale la pena hacerlo en cualquiera de los casos. Por ello, hoy hablaré del trabajo creativo independiente, también conocido como freelance.

Muchas veces nos preguntamos ¿cuánto debo cobrar por mi trabajo?, ¿es justo lo que me pagan? Para empezar, hay que entender el negocio del que estamos hablando para conocer sus necesidades, las de la demanda del sector, el público al que va dirigido y así generar, tanto la atracción de los clientes, como la sinergia necesaria para mantener la actividad a la que te quieres dedicar, vivir decorosamente de ella y convertirte en todo un profesional.

En el ámbito de la cultura quizás sea un poco más difícil mantener la independencia, pero no es imposible, específicamente en el teatro, disciplina de la que hablaré aquí. 

En este caso son cruentos los cambios impositivos a los que se es sujeto por el sector gubernamental que muchas veces al pedirte un servicio exige, además de la obligación de gestión, sustentarlo artística y económicamente, es decir pagar producción, giras, viáticos y después esperar la paga, que puede tardar 15 días o un año. Ahí es donde viene lo bueno, tienes que meditar si de verdad te conviene y comenzar a fijar los precios necesarios para obtener ganancia.

Aunque el teatro no es un negocio en sentido estricto, si te dedicas a él de tiempo completo y lo produces, de algo tienes que vivir, la vida es cara y si tienes hijos, más. La vida actualmente exige tener ingresos constantes y  eso es lo que no comprenden a veces las personas o dependencias que solicitan el trabajo creativo. Por ejemplo, las funciones gratuitas se pueden hacer siempre y cuando se trate de una labor altruista, pero se debe ganar para invertir, pagar servicios básicos, vestirte, seguir preparándote, y ¿por qué no?, divertirte. Si acostumbras a tus clientes a no pagar tu trabajo o cobrar poco, nunca vas a recibir pagos dignos.

Los parámetros que siempre van a tomar en cuenta quienes te contraten o busquen tus servicios son: en primer lugar, una buena presentación, una buena imagen, vestir limpio, oler bien, eso atrae de entrada. Un trato cortés y amable, trayectoria, calidad, puntualidad, satisfacción de clientes y recomendaciones. Con base en esto puedes comenzar a incrementar tus tarifas. Algo muy importante antes de cerrar cualquier trato es hablar del pago, ser muy claro y de ser posible firmar un documento con bases claras que no dé lugar a malos entendidos  y en lo posible, pedir un anticipo que te permita la solvencia necesaria para desarrollar el proyecto. 

No hay que olvidar también considerar costos como material creativo, intelectual o derechos de autor en caso de producir textos que no sean propios, insumos como papelería y sobre todo, el pago de actores. Siempre es prioridad considerar el trabajo de las personas involucradas en tu proyecto, sin ellos no podrías realizarlo. Muchas veces no se valora ese trabajo, además de impuestos y obligaciones fiscales (muchas dependencias piden factura) esto es un plus a la hora de contratarte. 

Se deben considerar los años que llevas en el medio (que lo puedas demostrar al solicitar) por ejemplo, una beca, un proyecto institucional o gubernamental. La complejidad de proyectos arriesgados por la distancia o lugar a veces son en colonias marginales y conllevan riesgos que hay que considerar. La experiencia específica cuenta, y también el tiempo. Si es larga la distancia hay que tomar en cuenta gastos como gasolina, viáticos, equipos, etcétera. 

Todo dependerá del tipo de cliente (si es una pequeña o mediana empresa, o una organización o dependencia), eso te permitirá dimensionar los honorarios. Así que no olvides preguntar siempre el monto disponible para el presupuesto y la forma de pago, aclarados estos puntos habrá que garantizar el cumplimiento cabal y profesional con el proyecto, función, obra o lo que se haya contratado, respetar horarios de entregas y llamados, la puntualidad es otro punto a tu favor. 

Lo que es real es que en este país los pagos por el trabajo en general están muy desequilibrados, a veces quienes hacen más o son fundamentales para el trabajo, son mal pagados por los ‘altos’ y eso no está bien. A esto recordé un texto de Jorge Ibargüengoitia que estoy memorizando para una puesta en escena, dice así: 

“Se percibe un gran descontento por las condiciones de vida de las familias que solo desean que se reparta mejor la riqueza y éste, es un país muy rico.” El viaje superficial

Es nuestra responsabilidad como personas laboralmente activas pagar de manera justa y también cobrar bien, de eso dependerá que a todos nos paguen mejor y a las nuevas generaciones les motivará a esforzarse, prepararse. De esta manera, el crecimiento y la calidad serán mayores y estaremos a la altura de la vanguardia, por eso hay que saber cómo vender tu trabajo.

También hay quienes prefieren cobrar barato aunque no haya experiencia o calidad, pero a la larga eso demerita su trabajo. No lo hagan. Hay que darle el valor al trabajo que realizamos, eso nos convierte en mejores profesionales. En cuanto más digas que no a una mala paga, llegarán a ti mejores oportunidades. Es una ley universal. Algo que aprendí de un coach es que si cobras poco, nunca te faltará trabajo, pero siempre te faltará dinero.  

 

Laura Fernanda Meraz: actriz, creadora escénica y escritora. Twitter @LauraFMeraz. Instagram @Lafermeraz.  

*Esta nota forma parte de la edición 107 de la Revista Alternativas, te invitamos a conocer la publicación completa aquí.


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