La poesía en el cine 

León, Guanajuato

Cine y Escénicas

La poesía en el cine

Por Jaime Baillères   27/06/19

 

Hace poco recordaba la película El Lado Oscuro del Corazón (Eliseo Subiela, 1992), cuyo  personaje principal, Oliverio (Darío Grandinetti), es un poeta amigo de algunos intelectuales y artistas que, al juntarse ocasionalmente, van y cambian poemas de Oliverio por algunos asados o fiambres de un viejo conocido vendedor ambulante. El poeta menesteroso daba a cambio sus escritos por algo de comer para él y sus amigos. Cada poema, acorde al criterio del cocinero, correspondía en valor a dos estofados, un guiso de butifarra, o quizá apenas alcanzaría para tortas de carne asada. 

En cierta ocasión, el cocinero dijo que ya no cambiaría los poemas por sus platillos, pues ya no necesitaba de ellos para conquistar a su novia, debido a que ya se había casado con ella.

Esa noche no hubo cena.

Al Lado Oscuro del Corazón no es la única película que podría referir a la poesía de esa manera tan literal al describir el papel de un poeta que se habla de tú a tú con la muerte, juega con el destino y a quien en ocasiones, saca de quicio. Si bien, la poesía podría parecer para algunos un desperdicio en lo errabundo de la vida, para otros, como lo dice Gabriel Zaid en La Poesía en la Práctica, el poeta no pierde el tiempo en la contemplación, pues su actividad es por demás intelectual.

En el cine, el poeta es un personaje que cruza la pantalla bidimensional hacia otros planos humanos y podemos encontrarlo suplantado en el director, en su fotógrafo o en su guionista.

La poesía hizo su aparición en pantalla desde que vimos a un cohete ensartado en el ojo de la luna. O quizá podríamos ir más allá en el pasado, podría ser poético ver salir de la fábrica a quienes trabajan ahí, la condición idílica se construye al imaginar el cansancio de esos personajes anónimos que todavía salen sonriendo, quizá algunos más cansados que otros, o con pesares e incertidumbres. 

Cuando vemos cómo Buñuel acerca la navaja a un ojo en el rostro de una mujer y terminamos por ver nubes que cruzan por el eje de la luna en esa noche, el poema de la edición alegórica permite ver la densidad del significado por encima de lo que es la literalidad.

El director hace poesía en tanto reúne lo que otras personas le sugieren en la realización de su tramado. Es curioso, pues un cineasta puede aceptar consejos de sus allegados para hacer mejor una secuencia o una edición de guion, pero un pintor difícilmente aceptaría que alguien llegara y le dijera que ese color que usa en el proceso creativo no es el mejor. Así, podríamos argumentar que el director de cine articula su poesía en colaboración, en un poema compartido.

Un ejemplo de ello podría ser la mancuerna entre el director Mikhail Kalatozov (Yo soy Cuba, 1964; El Vuelo de las Cigüeñas, 1957) y el fotógrafo Sergey Urusevsky, el cual estaba muy influenciado por el fotógrafo Eduard Tisse, quien a su vez influenció en Sergei Eisenstein (El Acorazado Potemkin, 1925; Qué Viva México, 1932). Esta cinematografía es prueba contundente de la forma en que una imagen en su composición trasciende en su narrativa estética hacia otros planos de la poesía.

La poesía narrativa de las imágenes en el cine, desde su inicio ha sido un detonador de la conciencia sensible en el espectador que ya no solo descubre el movimiento, sino el sonido, el escenario y todos sus planos. En relación a la producción musical en la narración de los personajes y sus acciones, uno de los ejemplos más significativos históricamente, es el de Sergio Leone (El Bueno, el Malo y el Feo, 1966; Hubo una vez en el Viejo Oeste, 1968) y el músico Ennio Morricone, quienes editaban la pista sonora acorde a los rasgos de la personalidad de algunos de sus personajes. La poesía existencial la podríamos encontrar en la creación de Andrei Tarkovsky (El Sacrificio, 1986), donde el autor nos acerca al cuestionamiento más importante en el devenir histórico ¿qué tenemos que dejar al morir?

La poesía no podría estar al margen de lo que se hace en el cine, pues éste es el resumen de todas las prácticas decimonónicas del arte. Si bien, en sus inicios podría notarse la ausencia de la poesía de aquella época aplicada a la catarsis productiva, es la literatura como tal, la que en el modernismo de la época y el existencialismo alemán nos pondrá de cara a las nuevas narrativas del cine en el siglo de su mejor producción.  

 

*Esta nota forma parte de la Revista Cultural Alternativas 106, para conocer el contenido completo de esta edición, te invitamos a dar clic aquí.


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