Sintoísmo: El camino divino 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

Sintoísmo: El camino divino

Por José Luis Rojas Aldana - Shimbun México   11/03/19

Para entender el sintoísmo como culto o creencia tradicional japonesa, es importante resaltar su función única que permite comprender a la humanidad en relación con su entorno natural y como filosofía de vida que se encuentra en la cotidianeidad de las personas, conviviendo armónicamente con el espíritu y la naturaleza.

Debido a la falta de materiales escritos, se tienen pocos detalles acerca de cómo era el sintoísmo en tiempos antiguos; pero se sabe que no posee un fundador, dogma o código moral.

Sintoísmo (shinto) es el término moderno que se utiliza para designar el culto a los dioses o kami. Shinto está compuesto por dos caracteres o kanji: Shin, que hace referencia al término kami, dios o espíritu; y tō, que hace referencia al término michi, camino. La palabra shinto aparece en los primeros escritos Kojiki (año 712) y Nihonshoki (año 720), en los que se hace una descripción mitológica de la creación de Japón. Según el mito, Izanami e Izanagi son la pareja divina celestial de donde surge Amaterasu (diosa del sol) creándose así Japón y situándose como centro de la tierra, gobernado por el linaje imperial japonés (descendientes directos de esta diosa) hasta la actualidad.

En el sintoísmo, la creencia de los kami es una combinación de actitudes, ideas y comportamientos que por más de 2 mil años han sido parte esencial del pueblo japonés. Lo humano y lo divino aparecen siempre relacionados junto con los espíritus de la naturaleza y los hombres, que se sitúan al mismo nivel en la religión sintoísta.

De acuerdo con la Asociación de Santuarios Sintoístas de Japón (misma que se encarga de realizar actividades de enseñanza, cooperación e investigación en torno al sintoísmo), existen unos 80 mil templos sintoístas afiliados.

En Japón, el camino hacia un templo sintoísta está marcado por el Torii (puerta ceremonial), que establece una división entre el mundo terrenal y la entrada al recinto sagrado, a la vez que muestra el camino a casa. Los templos sintoístas son administrados por sacerdotes y fieles, que por medio de donaciones privadas y ofrendas recaudan fondos para el mantenimiento de los edificios. Los sacerdotes pueden ser reconocidos por su vestimenta compuesta por gorros negros y largos vestidos blancos.

Uno de los recintos más importantes en la actualidad es el Santuario de Ise, visitado por los fieles para pedir al kami, hacer ofrendas o realizar festivales durante todo el año. El altar sintoísta de Yasukuni, en Tokio, es utilizado para rendir culto a los muertos por la patria identificándose con una connotación militar por parte del pueblo japonés.

Dentro de los rituales más populares están los de purificación, que se llevan a cabo utilizando distintos elementos como el fuego, la sal y el agua, esta última es clave, ya que  es una herramienta de purificación. Antes de entrar en un recinto sagrado, los fieles se lavan las manos y enjuagan la boca en pilas de agua. Existe un ritual llamado misogi, que es realizado en las montañas, bajo una cascada: la persona, que suele vestir de blanco, se sitúa bajo ésta, dejando que el agua caiga sobre su cabeza, mientras recita unas palabras en forma de canto.

Este tipo de rituales son la base de ejemplos en la vida cotidiana japonesa que están presentes en la vida familiar y laboral. Ejemplo de esto son los paños húmedos que se ofrecen para limpiarse las manos y la cara, o el uso del onsen (baños tradicionales japoneses) como agente purificador.

En los hogares japoneses es común encontrar un espacio privilegiado donde los practicantes puedan ver y honrar a su Kami, efectuando la meditación.

En la vida laboral, antes de la construcción de cualquier edificio, se realiza una ceremonia de purificación y una vez concluido, se coloca un altar sintoísta llamado kamidana desde el cual los kami velan por la protección del lugar. En las entradas de las grandes empresas comerciales se coloca una shimenawa, una cuerda sagrada que encarna la pureza del lugar y lo protege.

En la vida social, en las bodas sintoístas los novios beben sake, una bebida celestial, en tres copas rojas que se intercambian tres veces para sellar su unión ante los kami.

Tomoyuki Yamagata, japonés experto sintoísta, comparte que algunas peculiaridades del culto se pueden apreciar en la manera de orar, pues los fieles antes de rezar se inclinan con las manos a la altura de la cara; es necesario sonar un cascabel, realizar dos reverencias, dar dos palmadas, orar y al término inclinar la cabeza en reverencia una vez más.

Sin embargo, el sintoísmo también ha dividido opiniones sobre su concepto, Tanigawa Tetsuzô (historiador) considera que el sintoísmo no puede considerarse religión de acuerdo con los conceptos occidentales, lo cual va de la mano con el bajo número de santuarios sintoístas en occidente. Un ejemplo palpable es México, donde la existencia de santuarios sintoístas es nula; los japoneses sintoístas que han traído sus tradiciones religiosas se limitan a practicarla en espacios pequeños creados en su hogar.

Los historiadores Ono Sokyô y Kato Genchi afirman que el sintoísmo, más que una religión, es un camino único emprendido por el pueblo japonés desde épocas remotas, en el que se aúnan ideas y modos exclusivos de hacer de estos a lo largo de la historia. Entrar en un templo sintoísta es dejar la banalidad del mundo, desnudar el alma y emprender un camino usando tu propia meditación como guía, la energía en perfecto equilibrio con la naturaleza, te ayuda a formar parte de un todo.

 

Bibliografía:

Falero, Alfonso., Aproximación al sintoísmo. Salamanca, Amarú ediciones. 2007.
Kasulis, Thomas., Shinto. El camino a casa. Madrid, Trotta. 2012.

 

Este artículo forma parte de la Revista Alternativas 104. Entra aquí para consultar la revista completa.


Historias Populares
Historias Recientes

Instituto Cultural de León

Oficinas Generales
Edificio Juan N. Herrera s/n
Plaza Benedicto XVI, s/n
Zona Centro
León, Guanajuato, México.

E-mail: prensaicl@gmail.com
Teléfonos: (477) 716 4301 - (477) 716 4899