El centro no suena igual 

León, Guanajuato

Música

El centro no suena igual

Por Tania Pérez   03/08/18

Hace 9 años aproximadamente, el Centro Histórico de León comenzó revivir  con la apertura de lugares de recreación, un término políticamente correcto para referirnos a foros, restaurantes y, sobre todo bares, lo que atrajo principalmente a los jóvenes.

Una de sus principales y primeras atracciones fue White Rabbit. Este lugar comenzó en el primer piso del 626 de la Madero, aceptando reservaciones a través de una alerta de Nextel y con noches de música en vivo, jazz, blues y rock, mayormente.

Realizaron ciclos de música independiente en los que recibieron proyectos locales como Punto 7, Candy Colors, Dirty Noise, Surfosonso, Jazzsepia, Yellow Jay Jazz, los Downtowns entre muchos más. Con la apertura de la terraza también fueron hogar de propuestas innovadoras de música electrónica, brindando un espacio para Djs y eventos de colectivos como Shut up & Dance!

A esta oleada de música electrónica se sumaron poco a poco lugares de fugaz aparición y desaparición como Clandestina y Ático, o más perdurables como el 1910 milnovecientosdiez.

Durante estos mismos años del reflorecimiento del centro surgieron otros lugares que también apostaban por una oferta musical especializada para cierta comunidad como lo fueron 758 (jazz, blues y rock), Orange (rock y subgéneros como emo, hardcore, happy punk), Kingston (reggae y ska) o Chumani (alternativo en toda su expresión).

La relevancia es que esta nueva chispa de esplendor sucedió a unos años de silencio, cuando la Concha Acústica ya había caído en el abandono; Madeiras, Salón Azul y el Jardín de las Aves tenían más eventos privados que masivos; después de la desaparición del hito que fue el IQ Bar y su sucesor Zixa; y durante el declive y cierre de La Caguama y Monaghan, foros que, cada uno a su estilo particular, dieron vida a una escena que a través de la música generaba una identidad de pertenencia con el lugar y la comunidad que los frecuentaba.

Con el cierre de todos estos lugares y más, es inevitable pensar que su gran éxito temporal se debió a que su concepto e identidad se creaba primordialmente por su oferta de música selectiva y ésta, tal vez y sólo tal vez, pasó de moda o se reconocía elitista para quien no formara parte de la comunidad que representaba en obviedad.

La supremacía de cumbia y reggaetón en los playlist de los lugares de recreación es obvia, pero la principal queja, aunque no la única, no es que pongan y popularicen estos estilos, sino que parecen no tener una selección o curaduría, ya que se van por lo genérico y dejan fuera, incluso a artistas locales (en vivo o grabados), que se desarrollan en estos géneros latinos o, a creadores internacionales que dentro de estos estilos buscan revolucionar en estética e ideales, en su música y lírica.

Si bien aún existen en la ciudad lugares como Antropía, Red Mosquito y Contrapunto, que lograron más permanencia en la ciudad, la mayoría como Fly (reggae), Top Music (rock), Rey Compadre (funk), Testarossa (rock y electro), El Callejón (alternativo) o el icónico Círculo Leonés (versátil), sobreviven entre jirones con la presión de “fisca”, problemas internos y por la falta de público que no se deje llevar por el alcohol barato y elija sobre esto, un entretenimiento de calidad.

Sin un Hotel Chelsea o un Cavern Club; si echamos abajo en sus primeros años (a veces meses) los posibles Cinema Roxy, Cocodrile Café, Foro Alicia o CBGB locales, ¿dónde recibiremos en León a los músicos más disonantes de la actualidad?, ¿dónde se gestarán los próximos talentos disruptivos de León?

Si bien se necesita actualizar el Reglamento para el Funcionamiento de Establecimientos Comerciales y de Servicios, con o sin venta de alcohol, para facilitar la realización legal de eventos en lugares independientes y que no vuelva a hacerse una “cacería de brujas” entre los foros, también urge una sociedad más participativa que demande y apoye este tipo de encuentros culturales.

Hace algunos años el músico e investigador –genio-  guanajuatense Edgar Barroso, propuso el movimiento “Con Cultura Menos Una”, que supone beber en tu bar de preferencia una copa menos a las usuales y ese presupuesto destinarlo al pago del cover o boleto de un espectáculo artístico, un mínimo esfuerzo que puede cambiar el rumbo de la ciudad.

Conoce, con este playlist, algunas de las propuestas musicales de León que, pese a las adversidades, siguen procurando crear una disrupción artística en la ciudad:

Blanco y gris – Waterfalls
Hermosa y primorosa – Esencia Ámbar
Qué más da- Budaya
Carretera – Virgilio
La vida que quieres dejar atrás – Racoons
Magia – Somos Logan
Estrellita – MT
Vivir bonito – Los Fibos
One and only- Los Primitivos
Aunque sea de mí – Qualia
Canción de cuna para una mariposa- Felicidad
Si pudiera verte - Clan de Venus


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