La revolución teatral de las comunidades

El Festival Internacional Cervantino sale de los teatros y grandes escenarios para visitar distintas comunidades y polígonos de pobreza en Guanajuato, fieles al espíritu del maestro Ruelas. Una vez más, el FIC integra a los habitantes de estas comunidades en proyectos artísticos y culturales que los invita a replantear su realidad y vivir en carne propia la experiencia cervantina. 

A mediados del siglo pasado, el maestro Ruelas convocó a los habitantes de Guanajuato a una revolución cultural a través del teatro. Ese espíritu se ha manifestado en el Cervantino durante todas sus ediciones, sin embargo, hoy toma más fuerza que nunca con un proyecto de teatro comunitario que regresa a la esencia: la unión.

El proyecto Ruelas surge en la administración de Jorge Volpi, atendiendo a comunidades en el estado a través de la exploración de sus necesidades sociales y una confrontación con su realidad, por medio de herramientas artísticas.

¿Cómo llegar a las comunidades? La respuesta fue, señala Mario Reséndiz, Coordinador del Proyecto Ruelas, que se tenía que lograr que los pobladores expresaran sus “necesidades comunitarias”, es decir, que asimilaran su entorno y cómo, en comunidad, pueden sortear sus problemáticas.

Para semejante tarea se convocó a directores escénicos con una vasta experiencia en sectores vulnerables, como lo son Sara Pinedo (en San Juan de Abajo, en León), Raquel Araujo (Pozo Blanco del Capulín, en San José Iturbide), Juliana Faesler (Puerto de Valle, Valtierrilla, en Salamanca) y Luis Martín Solís (los centros gerontológicos El Cambio y Las Teresas, del municipio de Guanajuato).

A poco más de tres años, los proyectos se han asentado en la comunidad, estableciendo compañías que ya se plantean el teatro como fuente de ingreso o discurso artístico. Casos excepcionales que se convirtieron en oportunidades han ocurrido, por ejemplo, sobre la rotación mínima de algunos directores.

Por ejemplo, destaca Reséndiz, el trabajo de Sara Pinedo, que inició el proyecto en Puerto de Valle, y después de guiar a sus integrantes a una Muestra Nacional de Teatro, es encomendada a San Juan de Abajo, “un lugar al que no habíamos podido acceder, hasta que llega Sara para tocar las fibras más sensibles de la comunidad”, lo que devino en una propuesta multidisciplinaria, ampliando el término mismo del teatro.

Otro caso para destacar es el de la comunidad de Pozo Blanco con Raquel Araujo. “El teatro como una excusa para integrarse” les funcionó para levantar incluso su primera biblioteca en la comunidad.

“Si el maestro Enrique Ruelas cambio la vida de los habitantes de Guanajuato, que no cambie la vida de una comunidad”, expresa Reséndiz al ser testigo de los rumbos que han tomado las cuatro compañías, y como si fuera parte de ellas, expresa un deseo para el futuro: “que Proyecto Ruelas se convierta en una compañía profesional, e incremente el número de comunidades atendidas”.

Mientras tanto, las compañías y las comunidades están en plena revolución. Presentarán sus producciones en León, la sede total del Proyecto Ruelas en el Cervantino 2017.

• Texto Publicado en la Revista Cultural Alternativas #87