Lipovetsky: filosofía para todos

Lejos del ambiente académico donde suele ofrecer charlas y conferencias, el filósofo francés Gilles Lipovetsky, estuvo de visita en la Feria Nacional del Libro de León 2017, para entablar una charla sobre su ensayo: ‘La tercera mujer’ frente a un público muy diverso que se reunió en el Patio de los Cuentos para aprender y desaprender por espacio de dos horas.

Durante el sexto día de actividades de la FeNaL 2017, Gilles Lipovetsky, uno de los invitados estelares de la Feria, se presentó frente a un público muy distinto al que está acostumbrado, lejos de las universidades y los ambientes formales y académicos. Lipovetsky, acompañado por Luis Fernando Macías, estableció una amena charla frente a cerca de 300 personas, coloquio que habría resultado imposible de no haber sido por la atinada traducción de Jeremy Anaya. El ensayo ‘La tercera mujer’, editado por Anagrama, fue el texto en torno al cual se expusieron distintos puntos sobre el rol de la mujer en la sociedad moderna, tomando en cuenta que los cambios en la condición femenina que han ocurrido durante el último medio siglo, representan un verdadero brinco a comparación de la transformación que aconteció antes de esa época.

Sin utilizar lenguaje rebuscado o teorías filosóficas exclusivas para los estudiosos del tema, Lipovetsky compartió con el público su teoría sobre la tercera mujer y la evolución que ha experimentado el sexo femenino en diferentes frentes: desde el aspecto laboral, en los roles del hogar, en la parte erótica- sexual y en la estética, frente a un público muy atento.

Entre sus reflexiones, señaló que en los últimos 30 años la mujer ha logrado cambiar paradigmas como en el tema de la virginidad; sin embargo, continúa arraigada a muchas tradiciones y costumbres propias del lugar en el que vive y que no les favorece en su búsqueda por la independencia.

Como ejemplo, expresó que en el caso del hogar, las mujeres continúan interpretando papeles que ya no se consideran exclusivos del sexo femenino, pero que se aferran en realizar, como el cuidado de los hijos o la educación de los mismos. Señaló que en lo que respecta a la revolución femenina, las mujeres han dejado de ver ciertos símbolos de opresión como fue el brasier en el año 60, y ha comenzado a autodefinir su imagen revitalizándola a través de accesorios sexuales como la lencería o el maquillaje, que ya no son vistos como una imposición o una obligación propia de su sexo.

La charla se extendió por cerca de dos horas, y al momento de las preguntas y respuestas,  Lipovetsky expresó apoyar abiertamente el aborto al señalar que estaba en contra de toda imposición que evitara que las mujeres tomaran decisiones sobre su cuerpo y sus actos.

Finalmente, expresó que el hecho de que las mujeres recibieran un salario menor que los hombres en el mismo puesto laboral, o que no ejercieran en altos rangos, no respondía simplemente a un hecho de “machismo”, ya que eso simplificaría el problema. Expresó que más allá de eso, se trata de un sistema que funciona de manera que responde a las necesidades y decisiones de ambos sexos, y que, en dado caso, la educación en casa y en la escuela de los niños y niñas, sería el detonador de un cambio en el establishment.