Recordando la magia de ser niño 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

Recordando la magia de ser niño

Por Anahí Guerrero Luna/ foto: Osver CamCam   01/05/17

La Feria Nacional del Libro de León 2017, ofrece 13 talleres para niños de 6 a 9 años y para jóvenes a partir de 12 y hasta 18 años. Nuestra corresponsal de la FeNaLAnahí  Guerrero Luna, se aventuró a explorar estos talleres y nos comparte su experiencia, buscando contagiar su emoción a los visitantes de la Fiesta de las Letras más importante del Bajío.

 

Es absurdo caminar sin rumbo por la vida, y es más absurdo caminar por la Feria del Libro sin rumbo fijo. Te encuentras entre una cantidad enorme de editoriales, rodeada por miles de libros, por palabras antiguas y apasionadas de personajes extraordinarios y no sabes a dónde ir. 

Mi editor me pidió una crónica, por fin algo diferente a lo que he estado realizando: escribir notas. Jamás me había sentido tan rígida a la hora de imprimir palabras en un texto, tener que buscar las palabras perfectas, sin errores, los nombres sin equivocarme, cada color dependiendo de la palabra en la oración. Una persona me dijo algún día que para escribir se necesita no tomarte tus palabras nada en serio. Así que para este día decidí dejarme llevar por lo que siento y metafóricamente, dejar que mi pluma fluya sin reparar en errores o en detalles. 

La mayoría de las veces a través de una nota no podemos revelar nuestros sentimientos más profundos, debemos ser puntuales. ¿Y qué mejor manera de iniciar a escribir que revelando nuestros sentires?, las pasiones humanas nos incitan a contar historias, a mí me gusta pensar las situaciones de una manera soñadora y romántica, así que una crónica para mí es como contar una pequeña historia.

Mientras caminaba pensativa en la FeNaL, me di cuenta que hay un momento en nuestra historia en donde no nos tomamos la vida nada enserio, nuestra infancia. Fue así como me atreví a llamar a una vieja amiga que había estado escondida desde hace mucho tiempo, mi niña interior. Pude caminar sigilosamente por la feria sintiendo que nadie me veía, por primera vez, reparé en los móviles colgantes qué volaban en el techo del lugar, me provocaron la idea de volar junto a ellos y observar a las personas, recordé en ese instante que de niña me gustaba venir a la feria del libro, pasearme por los estantes de juguetes y leerme uno que otro libro infantil. Caminé un poco más volviendo a la realidad y observé que unos pequeños corrían contentos a mi alrededor, apresuraban a sus padres para llegar a tiempo a un lugar que los transportaba a un mundo fantástico, los talleres. 

De nuevo estaba viajando al pasado, me encontraba siendo niña jalando el vestido de  mi madre para que apresura el paso, tenía que llegar puntual a los talleres. 

El tiempo no ha cambiando mucho desde entonces, sigue siendo la misma dinámica, te formas, eliges un taller conforme a tu edad y te dan un papel.

La emoción y la incertidumbre de lo que trataría el taller me carcomía por dentro deseando tener todo el tiempo del mundo, aunque cuando eres niñp el tiempo no existe, solo existen los instantes de tristeza y felicidad.

Los talleres para un niño son como una puerta a otra dimensión, cada uno está decorado mágicamente para que quienes los visitan se sientan en un mundo alterno a nuestra realidad.

Existen varios tipos de talleres, este año a los niños de 3 a 6 años se les ofrecen cuatro talleres: 'El secreto del unicornio', 'Taller del barro', 'Nuestro país de nunca jamás' y 'La sombra de Peter Pan', estos están pensados en empapar a los niños de fantasía y mediante su magia inculcarles el hábito de la lectura.

Mientras paseaba por estos talleres podía ver las caras felices de los niños, embarrados de barro, asombrados por las sombras de Peter Pan y sus amigos o escuchando atentamente un cuento.

Esta peculiaridad que tienen los niños de tener sus ojos brillantes a la hora de escuchar atentamente algo que les intriga, algo que les atrae, me remitió de nuevo a mi vida temprana.

Siempre me gusto la lectura. En los libros descubría sensaciones que me era difícil encontrar en otras actividades artísticas. Al momento de ir creciendo vas perdiendo la capacidad de admiración ante las cosas cotidianas, después terminas siendo adulto sin darte cuenta y la vida deja de sorprenderte. Es por eso que me sorprendió la mirada de los padres que acompañaban a sus hijos, también brillaba, pero no por la historia que estaban contando los talleristas, sino al percatarse de que sus hijos sonreían fuera de casa, lejos de las tecnologías. Me pareció muy curiosa aquella acción, y eso me incitó a acercarme a una madre de familia, me miró estudiando mi postura y decisión y al ver mi gafete supuso que se trataría de una entrevista. Mi pregunta fue simple: ¿Por qué crees que sea importante que los niños asistan a estos talleres?, fue una respuesta fácil de contestar para una madre que tenía las manos llenas de barro al estar ayudando a sus hijos, volteó a verme y sonriendo me dijo : “No hay nada más satisfactorio que ver a tus hijos felices. En la actualidad los niños comienzan a despreciar los libros y a elogiar las tecnologías. Verlos interesarse por la lectura en actividades de este tipo es increíble”. 

Le agradecí y sonriendo salí del lugar, había estado un par de minutos observando a esa familia y no pude evitar pensar que los libros también unen a las personas.

Me agradó darme cuenta que había otros talleres, para los niños de 6 a 9 años están: 'Rescatar a Fermín el sauce llorón', en donde los niños aprenden a escuchar y a cuidar el medio ambiente, también ofrecen: 'Del libro al teatro en un solo salto', 'Identidades, secretos y familias', y 'Kamishibai: ver para leer', una técnica japonesa de teatro en papel que les parece muy atractiva a los niños.

Me despedí del lugar que me remitía a mi infancia, y me propusé a buscar otro que me recordara a mi adolescencia. Al otro extremo de los talleres para niños encontré los talleres para jóvenes.

Me atreví a platicar con un joven de 15 años que estaba en el estante de información, le pregunté ahora a él, ¿Por qué creía que era importante que los jóvenes asistieran a esos talleres?, me contestó que "la mayoría de las ocasiones los adultos obligan a los jóvenes a leer un libro, y eso hace que la lectura les parezca aburrida y tediosa".

La FeNaL ofrece talleres para jóvenes, como: Armando a Rosario Castellanos e Instrucciones para retener los sonidos, y mediante estas actividades pueden empezar a crear un vínculo especial con los libros y a despertar su interés por leerlos.

Al terminar la entrevista le agradecí y emprendí un nuevo camino. Después de haberme aventurado por los talleres, sabía exactamente a donde me dirigía ahora.

Nos cuesta trabajo escribir cuando estamos repletos de información y no sabemos cómo aterrizarla, también nos cuesta concentrarnos cuando traemos algo atorado en el corazón, pero al estar rodeada de nuevo de tantos libros y autores extraordinarios, supe perfectamente lo que tenía que escribir: no tenía que ser nada enserio, sino simplemente una experiencia, porque las mejores historias siempre comienzan así. 

 


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