Los lobos aullaron en la cueva del FIAC

Cinco lobos mexicanos, un venado y un zopilote, desfilaron en el corazón del Centro Histórico de León y en las plazas de la ciudadanía: Efraín Huerta y Griselda Álvarez durante el FIACmx para compartir una historia en donde por primera vez en mucho tiempo, el lobo no fue el ‘malo’ del relato. Las bestias danzan o el sigiloso conjuro de lo salvaje, puso a aullar al público leonés.

Los lobos están a la espera. Uno de ellos, el líder, ha despertado. Merodea olfateando a su alrededor, curiosea entre el público y respinga cuando alguien lo quiere tocar. Este lobo no se encuentra en la montaña ni en el bosque, sino en una plaza pública rodeado de mujeres, niños, ancianos y vendedores ambulantes.

La liga- Teatro elástico recupera la imagen del Lobo Mexicano en un ritual sigiloso donde todos juegan. Relegados del imaginario mesoamericano y orillados al punto de la extinción, estos animales imponentes son los protagonistas de Las bestias danzan o el sigiloso conjuro de lo salvaje, un ritual donde el espectador se convierte en testigo de la caza de un venado, mientras que los niños forman parte de una manada poco común al mando de 5 títeres articulados.

El lobo se pasea por la plaza en busca de su presa. El venado se encuentra pastando no muy lejos de ahí, alimentándose de las hojas de los Ficus mientras que el resto de la manada está a la espera de una señal que les indique el momento preciso de salir a la caza, acompañados de unos cachorros de lobo- hombre.

Acostumbrados a identificar al lobo como el ‘malo’ del cuento, Iker Vicente y Jacqueline Serafín, decidieron dar una vuelta de tuerca a esta imagen para reconstruir esa conexión casi extinta (al igual que el lobo) entre el hombre y el animal.

El momento ha llegado y los aullidos resuenan pero no como una advertencia, sino como una invitación. La caza del venado es un juego en el que todos participan, y en donde la belleza del movimiento animal se percibe en cada detalle.

Armonizar esta pieza conmovedora y sorprendente no fue fácil. Iker Vicente y su equipo dedicó todo el año 2015 a la producción de este ritual y a la construcción de los títeres, acción en la que participaron también algunos miembros de La liga, quienes crearon un lazo irrompible con el animal que manejan, dotándolo de identidad. Este proceso también involucró la asesoría de una antropóloga y un experto en cosmovisión wirrarica, quienes mantienen estrecha relación con la naturaleza y los animales que participan en escena.

Después de una gira por Tolosa, San Sebastián, Barcelona y otros sitios de España, La liga-Teatro elástico hizo una parada en León para ofrecer su corazón al público, al igual que el venado ofrece el suyo a los lobos en un acto simbólico que busca encontrar las fuerzas del equilibrio. 

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