¿Qué comen los monstruos? 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

¿Qué comen los monstruos?

Por María Luisa Vargas San José   27/10/16

De niños temíamos a los monstruos imaginarios que acechaban en distintas partes de nuestra casa. Ahora que somos adultos le tememos a otro tipo de monstruos que quisiéramos, fueran imaginarios, pero ¿Qué comen los monstruos? María Luisa Vargas San José nos comparte algunos de los gustos más excéntricos de los dictadores y una receta para preparar Kharcho, Sopa de cordero al estilo Georgiano. 

 

Supongo que, siendo pequeños, todos o casi todos nosotros tuvimos miedo de aquel monstruo que vivía debajo de la cama, en el hueco de la escalera o dentro del armario. En el fondo de nuestros infantiles laberintos siempre supimos que nuestros pequeños huesitos eran su platillo favorito y que un día podríamos acabar convirtiéndonos en el snack de media noche. Puede que la culpa de todo la haya tenido el cuento de Hansel y Gretel. De alguna manera retorcida, los cuentos infantiles llevan en su interior todos los miedos de la mente humana concentrados en duces capsulitas para dormir. La imagen de la bruja engordando a Hansel para meterlo en el puchero y hacerse una sopa de niño aún me pone los pelos de punta.

Conforme pasaron los años y crecimos, nos fuimos más o menos convenciendo de la inexistencia de estos seres terribles, pero… si le damos una segunda pensada, observaremos que los monstruos siempre han existido y que siguen estando al acecho de nuestras vidas. El siglo pasado ofrece todo un catálogo de los peores engendros de que se tenga registro. Estos seres comían (vaya que si comían) de acuerdo a su perversa personalidad y a los caprichos o intolerancias de su feos organismos.

En 2014 en Inglaterra se publicó un libro escrito por Victoria Clark y Melissa Scott llamado: Las cenas de los dictadores. Una guía de mal gusto para agasajar tiranos en donde nos muestran los resultados de sus investigaciones histórico-gastronómicas alrededor de varios de los peores autócratas del pasado reciente. Así, vemos que Benito Mussolini era un insoportable compañero de cama (dicho por su esposa),  pues para mantener saludable su mal corazón, le daba por comer platos enteros de ajos crudos aderezados con aceite y limón, todo mezclado en una especie de pudding. Una ensalada para solitarios, sin duda.

¿Qué visión de la vida se puede tener cuando tu platillo favorito es un trozo de grasa de cerdo caliente, como el que Josip Broz Tito degustaba a diario? ¿Y si, como Nicolae Ceaușescu lo tuyo es un estofado de pollo entero, o sea, con pico, patas, cabeza y alguna pluma?

O si lo ponemos al revés: ¿Qué estómago tendríamos si nuestro estilo de vida fuera similar al del controlador, autoritario, inhumano y estresadísimo Adolfo Hitler? Que comiera lo que comiera padecía de una flatulencia extrema que anunciaba su cercanía con el azufre del mismo diablo.

Pero la maldad puede tener caminos tan minuciosos como la refinada imaginación de Josif Stalin, un lobo con piel de oveja que solía agasajar a sus invitados con monumentales banquetes repletos de la exquisita pero ultra indigesta comida georgiana de su tierra. Festines que podían fácilmente extenderse unas seis horas enteras bañadas de vodka, en los que la mayoría de los comensales terminaban en denigrantes condiciones; como el camarada Nikita Krushev (Jrushchov) que no pudo más que terminar inconsciente una vez o como el mismo Tito, que acabó vomitando dentro de las mangas de su saco, supongo que para no hacer el ridículo… Stalin, con su botella de vodka transparente como el agua que en realidad tomaba, contemplaba la escena con la cabeza en su lugar mientras todos los demás la perdían. ¡Eso es detentar monstruosamente el poder y no menudencias!

Entonces ¿A los monstruos se les conoce por lo que comen? No lo sé, yo me fijo más en sus ojos, como lo muestran las fotografías que los han hecho famosos, todos ellos tienen miradas oblicuas, angulares, hambrientas… si ves por ahí alguno, guárdate mucho. Corre a tu casa y ¡Nunca, nunca confíes en uno!

RECETA

Kharcho (Sopa de cordero al estilo Georgiano)

Para entrar en sintonía con los invitados de Stalin, hoy echaremos un ojo, o mejor dicho, una mirada nada más, a la sopa nutritiva y calientita que los pastores de Georgia preparan para quitarse el invierno ruso de encima y que no pinta nada mal…

Ingredientes:

1 k de costillas de cordero cortadas de una en una

1/2 taza de arroz

1/2 taza de nueces trituradas

1/2 cucharadita de pimentón

1/2 cucharadita de cilantro fresco y triturado

1/3 de taza de cerezas secas

1/4 de cucharadita de tomillo

1 Cucharada de perejil cortado 

3 cucharadas de aceite de girasol

1 litro de agua

2 onzas de raíces de apio

1 zanahoria cortada en rodajas

1/2 cucharadita de pimienta negra

2 cebollas medianas cortadas en rodajas

3 hojas de Laurel

1/4 de taza de kétchup

1/4 de cuchara de salsa picante

1 cucharadita de azúcar

2 cucharadas de zumo de limón fresco

2 cucharaditas de sal

3 dientes de ajos triturados 

1/3 de taza de vino rojo seco

 

Preparación:

En una sartén con aceite y ajo, sofreír las chuletas de cordero. Retirar del fuego. Hacer hervir el agua en una olla grande. Añadir el cordero, 1 cucharadita de sal y reducir el fuego a lento por 30 minutos. Añadir el resto de ingredientes y cocinar por otros 15 minutos a fuego lento, después dejar cocinar a fuego lento durante 30 minutos más.

 

 


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