El Curtidor, un restaurante con piel de León 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

El Curtidor, un restaurante con piel de León

Por Xosué Martínez    08/09/16

Uno de los aspectos fundamentales a resaltar sobre la historia de León, es el oficio de la curtiduría; actividad que ha acompañado al desarrollo de la ciudad desde su fundación. El oficio de ser curtidor, es un sinónimo de la ciudad, y ahora, es sinónimo de un espacio que busca abonar y “abrazar la raíz”: El Curtidor Mexican Pub.

 

A partir de la mancuerna de dos jóvenes empresarios leoneses, Koko Medina e Isaac Sánchez, es que abrió el 13 de septiembre de 2015, un espacio gastronómico en el corredor del momento, donde el concepto de la tenería se retoma para dar nombre a platillos y bebidas, para destacar la actividad leonesa por excelencia y abrir la oferta a otros mercados.

El Curtidor es un restaurant bar ubicado en el número 716 de la calle Madero, que busca darle un giro a la oferta habitual: “Quisimos no solamente dirigirnos a los chavos, sino buscar ofrecer cuestiones de tradición e identidad, buscar también a la gente grande”, comenta Isaac Sánchez.

Para lograrlo, además del nombre que homenajea a la ciudad, El Curtidor reboza en su decoración los materiales de las antiguas tenerías; la madera picada en cada marco de las puertas y las lámparas que cuelgan del techo; los viejos tambores del bañado de las pieles convertidos en macetas, pieles extendidas en las paredes y hormas de zapato en cada mesa.

Los materiales de la decoración provienen de talleres de curtiduría y para su utilización al interior del local pasaron por distintos procesos de sanitización. Koko Medina fue el encargado de la decoración y los aspectos creativos del Curtidor.

Además de tener experiencia en el sector -en estas páginas ya hemos visitado ‘El Blu’, su primer proyecto en la zona-, Koko exhibe su talento como pintor decorando las paredes y hasta como escultor con una instalación a la entrada del local, armada de tuberías y zapatos en alusión al problema con el agua que tuvo el Barrio Arriba hace algunos años.

El Curtidor se ha mantenido como una opción particular en la Madero, una que, según Medina busca poner las cosas en su lugar: “Tenemos que quitarle lo plebeyo a nuestra cultura gastronómica. La tenemos reducida a los tianguis y a los carritos de la esquina así que nosotros estamos ofreciendo algo sincero: nuestra comida no es gourmet, pero es nuestra gastronomía y creo que lo folklórico no tiene por qué verse de menos”.

Así nos encontramos con guacamayas, duro o tacos en una carta que atiende a todo tipo de comensal, desde los garnacheros hasta los más refinados, incluso se atreve a experimentar ofreciendo las salsas con dosis de cebada, o bebidas como su excelente Margarita de xoconostle, “el ingrediente estrella del lugar”, o su Cerveza de caldo de oso.

La experiencia de Medina en la dinámica de la calle Madero ha sido vital para que El Curtidor vaya ganando terreno día a día, reforzando su identidad propia como establecimiento: “Estamos en un nuevo porfiriato gastronómico, donde desechamos parte de nuestra gastronomía para resaltar la extranjera, y aunque hay una tendencia de abrazar más la raíz, nosotros ofrecemos algo distinto que estos restaurantes estéticos, bonitos cuadrados que dan su comida de cartón, para ofrecer algo de lo nuestro, no inventamos el hilo negro, pero sí es una propuesta diferente”.

Así este par de restauranteros nos presentan su local, que cuenta tanto con espacios cerrados y abiertos, un par de salones para una velada menos bulliciosa o el protagónico centro del patio.

Queremos hacer renacer el centro de otro modo, que la gente sepa que hay lugares para comer bien y escuchar buena música, y que no sólo es para chavos que vienen a tomar”, regresa Isaac y agrega, “para eso también hemos armado cada uno o dos meses un bazar de piel”.

El Curtidor no sólo resalta la identidad por el lado de la comida o su fachada, también lo hace a través del oficio mismo. Desde que abrió sus puertas ha tenido en claro que el oficio se valora principalmente por el trabajo y sus productos: carteras, bolsas, zapatos y una infinidad de artículos de piel son exhibidos en constantes exposiciones al interior del local.

Para este primer aniversario, El Curtidor saldrá de sus paredes y cruzará la acera para instalar en la Plaza Expiatorio el Primer Bazar de piel y Festival de las Togglineadas, un espacio para la exhibición y venta del trabajo de productores, diseñadores y empresarios locales, a realizarse el 10 de septiembre, de las 15:00 a las 22:00 horas. 

Koko e Isaac han tenido en claro los pasos y tropiezos de esta aventura, siempre mirando hacia “consolidar este lugar como un lugar de tradición, un lugar que sea parte de la historia de la ciudad y de sus habitantes”.

 

 

 

 


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