Tres poemas de Paulina Mendoza 

León, Guanajuato

Literatura

Tres poemas de Paulina Mendoza

Por Paulina Mendoza/ Ilustración de Malu   22/08/16

Paulina Mendoza Hernández (León, 1988) Estudió la Licenciatura en Letras Españolas en la Universidad de Guanajuato y actualmente cursa la Maestría en Artes en la misma institución. Además de la poesía, tiene un especial interés por la narrativa y la escritura periodística. Es compiladora y editora de la antología de cuentos Espacios intransitados y de la antología poética Voces del primer vagón

 

Paulina también es cofundadora del sello de producción y gestión Rizoma Agencia Cultural, en donde ha desarrollado diversos proyectos enfocados a la difusión del arte contemporáneo en las disciplinas de literatura y artes visuales. En 2016, publicó País de viejas profecías (Editorial Montea), su primer libro.

 

 

Aviso

Quiero avisarles que este es un virus y que no lo abran,

si lo hacen tendrán la boca marchita,

la saliva seca.

 

Es un virus, mejor aléjense y corran lejos, porque puede

expandirse y llegar a su duro cráneo.

 

Quiero decirles a todos que ignoren el virus, que no le abran,

que no le dejen entrar, porque si lo hacen, seguro se meterá

a su cama y les jalará las cobijas, desaparecerá poco a poco

sus encías, succionará sus mejillas.

 

Hago un aviso antes de la catástrofe.

Enunciamos nuestros virus,

queremos destruirnos,

no nos soportamos,

enviamos virus, anunciamos el peligro cuando ya es demasiado tarde.

 

Quiero avisarles que este es un virus y que no lo abran,

si lo hacen, la enajenación ocupará el trono del rey.

 

Una mañana

 

Mientras andaba por las calles vi el suelo

y encontré tu pierna,

no la levanté, dejé que se secará,

dejé que los pájaros de rapiña la picotearan.

 

Cuando llegué a casa no pude pensar en otra cosa,

solo en tu pierna.

 

Regresé a las calles mirando el suelo y encontré oro.

Al oro lo levanté y no permití que se acercara ningún buitre.

 

Fui a casa nuevamente y seguí pensando en tu pierna,

¿por qué la abandonaste afuera de una notaría pública, afuera del palacio nacional, afuera del templo de los afligidos?

 

La última vez que te vi con las dos piernas,

me dijiste que los encorbatados del banco te negaron

una tarjeta de crédito.

¿Ellos te quitaron la pierna?

 

Te digo, mejor permití que se la comieran,

que sirviera como alimento a las lindas aves que alegran mi día

cada que abro la ventana por la mañana.

 

Balas de oro negro

 

En una montaña lejana

cae la nieve

y la noche se vuelve fría

 

Dentro de una cabaña de fierro y hueso

habita la dueña de las profecías

-la vidente de la catástrofe-

la llaman sus vecinos

 

Cierra los ojos y lo único que ve es el futuro

ese espejo que se construye con nuestro pasado

 

Las predicciones que dicta son bélicas

balas de oro negro perforaran nuestro cuerpo

las cicatrices serán nuestra firma electrónica

 

Cicatrices negras como el oro

la vidente observa el destino como

un conjunto de complejidad infinita

 

Ella supo la fecha exacta de la muerte de Stalin

el hundimiento de un submarino

predijo el ataque aéreo que derribó una ciudad entera

sabe el día en el que vas a morir

la hora en la que vas a revivir y

el segundo en el que explotarás

-en nombre de lo supremo-

con un cinturón cargado de bombas negras

negras como el petróleo

negras como tú y como yo

 

 


Historias Populares
Historias Recientes

Instituto Cultural de León

Oficinas Generales
Edificio Juan N. Herrera s/n
Plaza Benedicto XVI, s/n
Zona Centro
León, Guanajuato, México.

E-mail: prensaicl@gmail.com
Teléfonos: (477) 716 4301 - (477) 716 4899