Repensar las alternativas sustentables

Las alternativas sustentables pueden ser muchas y con diversos propósitos. Implementar una nueva opción puede comenzar con la inquietud de reducir costos en los usos cotidianos o por la satisfacción de ayudar al planeta, ser amigables con el medio ambiente sin dañar de ninguna manera a la naturaleza, no es una opción, es una obligación hoy día.

Podemos asumir esta responsabilidad muy fácilmente, por ejemplo, consumir productos sustentables, y a la vez preguntarnos ¿qué pasa con lo que existe detrás de ese producto? ¿es realmente sustentable?

Es importante poner atención al proceso de elaboración de lo que adquirimos, desde sus materiales de fabricación hasta sus métodos de distribución.

¡Perfecto! ya tienes tu producto y comprobaste su proceso, pero ¿qué sigue? Ya se hizo uso de aquel producto y terminó su periodo de vida, ¿de qué manera beneficiarán sus restos?

Existe un libro que habla precisamente de este ciclo, ‘Cradle to cradle’ (De la cuna a la cuna) donde habla de un verdadero ciclo interminable: Después de la vida útil del producto, sus restos pueden servir para reutilizarlos, ya sea para reutilizarlo en su misma función, o para crear otro producto nuevo y así continuamente sin romper la línea…

Como residentes de este planeta deberíamos sentir la responsabilidad de cuidar al planeta y aprovechar lo que nos ofrece para vivir. El recurso vital para nuestra existencia es el agua y es uno de los que más abundan en el planeta. Es cierto que contamos con una gran extensión de agua salinizada que se puede someter a un proceso para hacer uso de ella, pero no todas las regiones podrían implementar este proceso por la lejanía.

Pero bien sabemos cuál es el ciclo del agua que tiene como proceso natural de evaporación, condensación y precipitación, la naturaleza ya lo sometió a un filtro de limpieza. El aprovechamiento depende de nosotros.

Un buen ejemplo es la Casa del Agua Armonizada ubicado en la Ciudad de México. Me gustaría platicar sobre el proceso que tienen para ofrecer agua bebible: el recorrido del vital líquido comienza en el jardín que se encuentra en el techo, la lluvia cae y riega la vegetación, después el agua que escurre de las plantas llega a un proceso de filtración de agua.

Uno de los filtros llama la atención porque el agua pasa por piedras con mensajes positivos grabados, ayudando a la armonía del agua. El ambiente de toda la tienda se mantiene con tranquilidad con música clásica. Una vez purificada se embotella en envases de cristal.

Una vez que las áreas verdes absorben el agua suficiente para nutrirse, son proveedoras de agua y se conduce a filtros para consumo humano.

La idea de utilizar vidrio como recipiente promueve el re-uso porque una vez que se termina la bebida puedes rellenarla y su costo es menor. El cristal puede ser reutilizado con otro fin y no es contaminante. Fabricar el producto y distribuirlo en el mismo sitio, ahorra en distribución y no contamina en transportación.

Todo comienza con iniciativa. Tomo ésta experiencia para cambiar mi estilo de vida y hacer algo al respecto por el planeta.