Alex Morán, el regreso triunfal de Kame hame ha

Kame hame ha, surgida de la pluma del reconocido dramaturgo Jaime Chabaud, se sube una vez más al tren de monólogos del Festival a una Sola Voz. Esta vez con la actuación de Alex Morán, un joven actor que lleva el teatro físico a su máxima expresión. Este unipersonal llegó a la ciudad de León bajo la dirección de Daniel Patiño.

¿Qué ocurre en este país que es necesario retratar historias donde hay niños involucrados en la violencia? El Kame Hame Ha de Jaime Chabaud es un montaje que se ha subido en dos ocasiones al Festival de Monólogos, primero en 2013 con la actuación de Esteban Castellanos, este año con Alex Morán. El resultado, montajes diametralmente diferentes y geniales en su particular ejecución; reflejo de la dirección a la que estamos mandando a nuestros jóvenes en el país.

Tras siete meses de montaje y cientos de horas de análisis y trabajo de mesa, Proyecto. 4to. Studio de Jalisco hizo una parada en la ciudad de León dentro de Teatro a una Sola Voz 2016, para narrar la historia de Benito, un niño de 14 años que ya ha cometido 7 asesinatos, así como múltiples asaltos y secuestros. Benito, mejor conocido como el ‘Saiyajín’, ha encontrado en el crimen organizado y el consumo de drogas, el refugio que nunca encontró en su hogar. Con la energía a tope, Alex Morán logra una intensa actuación que mantiene al público al filo del asiento. A continuación te presentamos una entrevista con el joven actor jalisciense.  

¿Cuánto tiempo llevan con este monólogo?

Llevamos aproximadamente 23 funciones. Antes del estreno trabajamos 7 meses en el montaje y fue mucho trabajo de mesa, mucho análisis de cada personaje y mucha investigación. Trabajamos cuidadosamente para desarrollar a cada personaje, por lo que la preparación de esta puesta en escena duró bastante. Se estrenó en agosto del año pasado y tuvimos una segunda temporada en noviembre con funciones esporádicas a lo largo del año y ahora en el Festival de Monólogos.

¿Por qué aceptaste trabajar en esta apuesta escénica?

Cuando me invitaron a leer el texto de Jaime Chabaud me gustó mucho. El texto es muy comprometido, muy directo y es una dramaturgia muy inteligente porque siembra la consciencia a través de la brutalidad de los personajes. El primer sentimiento que tuve al leer el texto fue difícil. Te identificas con la problemática y por eso le  entramos con toda la valentía y con todo el coraje. Siempre fui consciente de que me iba a costar, que le tenía que invertir mucho tiempo en prepararlo. Me dio un poco de miedo porque para mí implicaba todo un reto, pero era solo cuestión de trabajar.

¿Por qué eligieron retomar el Teatro Físico?

Fue lo que planeó el director. Cuando llegué con Proyecto. 4to. Studio ya tenían desarrollada la idea. La apuesta es hacer este teatro puro a partir del cuerpo del actor, generando magia en el escenario, convertir cualquier espacio vacío, construir cada personaje y aterrizarlo en el teatro puro desde el actor. No nos equivocamos. La propuesta nos compromete mucho y nos gusta mucho.

¿Cómo les ha ido en la gira?

Cada estado de la República vive esta problemática en dimensiones distintas. Venimos de dar funciones en el norte, en Hermosillo, Culiacán, Durango, Saltillo, Monterrey, Tamaulipas, donde la gente está muy tocada por el tema, es parte de su cotidiano, por lo que nos enfrentamos a un público que lo vive. Estábamos muy nerviosos porque sabíamos que íbamos a tocar fibras sensibles sobre una problemática a la que no son ajenos pero desde el teatro, donde hay un discurso y se plantean soluciones. Ningún estado se salva  de la problemática; lo vemos como un bien necesario. Pronto nos toca visitar otro estado muy lastimado: Michoacán, y en cada uno que visitamos buscamos llegar a sembrar algo, a dejar algo. Esa es la razón del por qué salimos de Guadalajara, a compartir este trabajo.

¿Cuál ha sido el reto de interpretar a un niño sicario?

El reto fue conocer el contexto de estos chicos, investigar, acercarnos, comprender su situación. Si bien tienen ya una coraza, son personas súper duras que no dejan de ser niños. No buscamos mostrarlos como víctimas pero tampoco los podemos culpar. Las circunstancias los obligan a vivir en esas condiciones extremas y los responsables somos todos. Todo comienza desde el núcleo familiar. Somos testigos de casos de niños y jóvenes que logran salir adelante en el peor de los escenarios de pobreza y marginación pero es gracias al apoyo familiar. Hay que profundizar en esta problemática y trabajar y ayudar desde casa. Estos niños son nuestros hermanos, primos, sobrinos y vecinos.

¿Cómo influye el teatro en este escenario desolador por el que atraviesa México?

Los niños sicarios pareciera que son niños marcados por el destino: “preofendidos”, “prehumillados”, como los describe Jaime Chabaud en su texto, viven en el abandono total. No queremos caer en lo panfletario ni aleccionar al espectador porque el problema lo tenemos enfrente, en las calles. Nosotros lo hacemos evidente en el escenario e invitamos al público a cuestionarse sobre cómo solucionar, desde nuestra realidad, esta terrible realidad. Hay mucho trabajo que se puede hacer y los que estamos haciendo esta labor tenemos el corazón puesto en ello. 

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