La virtud equilibrada de trabajar la tierra 

León, Guanajuato

Ecología y Medio Ambiente

La virtud equilibrada de trabajar la tierra

Por Luis Berumen    10/06/16

Si pretendemos definir la importancia de la agricultura en el ser humano, es necesario establecer el punto de quiebre entre lo que era la humanidad antes de cultivar, de trabajar su tierra, y el después de cuando inicia con esta manipulación. Industrializar la agricultura es un paso hacia la evolución de una nueva era alimenticia.

 

El ser humano hasta antes de esta manipulación era un ser pasivo. Dispuesto a recibir de forma ‘natural’ y disfrutar de los frutos que se encontraban a su disposición en la naturaleza que le rodeaba. Los seres humanos dispersados por los continentes de esa época encuentran capacidades innatas de trabajar y asumen una aptitud de ya no depender de un “estado natural” del suministro de los alimentos. Inicia la era de la agricultura.

Cuando se da esta transformación de la actividad humana por incrementar sus insumos alimenticios; cuando se encuentran estilos, formas, actividades y que estas a su vez pueden ser modificadas, alteradas y mejoradas de forma tecnológica para facilitar las tareas arduas de la agricultura, viene un nuevo descubrimiento: la generación industrial. Industrializar la agricultura es un paso hacia la evolución de una nueva era alimenticia.

Aquella virtud equilibrada de trabajar la tierra pierde sentido.  Ahora predominan dos evoluciones que se dieron gracias a la agricultura: la tecnología y el mercado. Puedo afirmar que estas dos evoluciones –que sin la agricultura no pudiesen haber existido- están dañando y mermando a una de las grandes culturas que el ser humano pudo haber encontrado. Y no conforme con ello, predominantemente hay una perspectiva muy marcada de satanización de la agricultura. Como si la agricultura en sí misma es la culpable de los fenómenos ambientales que estamos padeciendo.

Hay formas de equilibrar.

El invernadero sustentable debe mantener una relación fidedigna en el cumplimiento de la virtud equilibrada de trabajar la tierra. Una tarea esencial que se debe poner ya en marcha es la tecnificación del invernadero no enfocado en producir más.

Las tareas no consisten en descubrir el hilo negro. Es simplemente inversión. Dicha inversión debe ir enfocada a las siguientes tareas esenciales: Establecimiento, consolidación y proyección de micro cooperativas en comunidades rurales y marginales: estructura organizacional. Desarrollo tecnológico y sustentabilidad de sus medios de producción: esto es innovación hacia una agricultura futurista. Ingeniería estructural: calidad productiva. Agricultura sustentable: agricultura equilibrada. Capacitación y desarrollo: acompañamiento cercano.

Todo esto debe ir enfocado a comunidades rurales y donde la marginación productiva se encuentra al límite. Mientras más involucremos a las comunidades donde hay tierra, hay mano de obra, hay talento, pero lo que no hay es un intermediario que apoye con la proveeduría y gestión de recursos; la producción agrícola se verá mermada, así como la satisfacción de la demanda mundial.

El trabajo debe representar la constante capacitación en los siguientes rubros productivos:

  1. Reciclaje del agua en los ciclos de producción agrícola: esto representa un impacto para reducir el consumo de agua como se hace en cultivos convencionales.
  2. Uso efectivo de sustratos para plantación y no desgastar la tierra: esto representa la reducción del desgaste de tierras de cultivo. Regenerar nuestra tierra.
  3. Uso de energías renovables: con la aplicación de energías solares por medio de paneles solares reducimos el impacto de la generación de carbono con las energías convencionales.
  4. Económico familiar: al crear lazos de producción generamos entonces un desarrollo económico familiar y comunitario en dichas zonas por medio de asociaciones cooperativas.

La capacitación a zonas rurales y marginales de estas nuevas perspectivas permitirá que esta noble tarea de la agricultura vuelva a establecer puntos de inflexión histórica hacia nuevas tecnologías y nuevas técnicas de mercado. Que sea la agricultura, como madre del arte de crear tecnología y madre del arte de comercializar, quien imponga, desde la responsabilidad que tiene hacia el medio ambiente y a las comunidades, las leyes, las formas, los estilos y sistemas que mejor favorecerán a la naturaleza y por ende a los seres humanos.

 

 


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