Ojitos verdes; un refugio que inspira

Si estás de paso por el Centro de León o frecuentas esta zona, no dudes en visitar el café ‘Ojitos Verdes’, un espacio que recibe a sus visitantes con un plato de dulces tradicionales y una humeante taza de café orgánico de Oaxaca o Chiapas. Este es el único sitio en la ciudad donde puedes visitar el huerto de la casa y elegir el limón que dará sabor a tu té. 

Ojitos Verdes es el refugio que los amorosos están buscado. El sitio ideal para
terminar de leer el último capítulo de un libro o iniciar otro; el lugar perfecto para dar gusto al paladar a través de productos orgánicos y bebidas de altura. En la compra de cada producto apoyas a fabricantes y artesanos de varios puntos de la república. Ojitos Verdes entrega su corazón a cada cliente transmutado en vistoso plato de dulces típicos que reflejan la esencia de un sitio que cuenta con lo más importante: autenticidad.

Ojitos Verdes nació hace apenas cuatro meses, pero entre sus paredes ronda un espíritu mucho más antiguo. Hablamos de patrimonio recuperado en la Zona Centro de León, de una de las casas más antiguas de la región, que superó la burocracia, las lluvias y el tiempo para convertirse en la Placita 5 de febrero, espacio que resguarda a esta cafetería, quizá la única en la ciudad donde el cliente puede acercarse al árbol de limones que se encuentra en el huerto y elegir el cítrico que dará sabor a un inigualable té endulzado con miel de agave.

Alejandro Zermeño, socio del proyecto y fundador de la placita, conoce más que nadie el valor de esta mágica guarida, pues la habitó por muchos años junto a su familia. Ahora ofrece esta hermosa joya reconocida por el INAH como Patrimonio Cultural del Centro de León, a todo aquel que busque un oasis en medio del barullo de la ciudad, dispuesto a ser consentido con una sabrosa taza de café originario de Oaxaca o Chiapas.

Cesar Domínguez es el dedicado alquimista que provee espíritu a cada una de las bebidas, utilizando siempre productos naturales. Mezcla unos cuantos ingredientes frescos, sin artificios ni conservadores, y entonces, la magia viene por sí sola presentada en un plato o dentro de una taza humeante, a la espera de contentar hasta el alma más decaída.

Esa es su fórmula, que los visitantes disfruten de un espacio lleno de historia y un desfile de manjares: postres, empanadas vegetarianas y de carnes frías, dulces típicos y una larga lista de bebidas frías y calientes que no encontrarás en ningún otro lugar: capuchino con miel de agave, smoothie de frutos rojos y el té antigripal que despierta los sentidos.

Como si todo esto fuera poco, César y Alejandro han acordado abrir las puertas de Ojitos Verdes a productores, artesanos y artistas de varios puntos de la república, quienes, a través de un modelo de comercio justo, ofrecen sus productos a consignación a la espera de que más personas los conozcan y recomienden.

Aquí nadie se queda fuera. Ojitos Verdes es una cafetería que se rige bajo el modelo de 'empresa con sentido humano'; es un importante punto de distribución de artesanías y una pista de aterrizaje para algunos de los mejores productos de la región. También es un espacio que atrae a los artistas y se presta para un sinfín de actividades: exposiciones, música en vivo, círculos de lectura y hasta Milongas.

Para César y Alejandro es importante retroalimentar a sus amigos artistas y artesanos, haciéndoles saber qué producto gustó más o qué es lo que más solicita la gente, sin pelos en la lengua. Su sinceridad ayuda al artista a avanzar, innovar y explorar en nuevos mercados. Los socios de Ojitos Verdes creen en la colaboración y se encargan de nutrir a sus clientes con productos ricos, nobles y deliciosos; mientras que los artistas invitados se dan a la tarea de nutrir el espíritu.

No hay nada más satisfactorio que saber que, al cruzar la puerta de la Placita 5 de febrero para visitar Ojitos Verdes (ubicada sobre la calle 5 de febrero 328, en la Zona Centro), promueves el consumo responsable, apoyas el comercio justo y ayudas a dos jóvenes leoneses a construir sus sueños.

• Texto publicado en la Revista Cultural Alternativas N71 Abril 2016