Hofmann y el Día Mundial de la Bicicleta

El 19 de abril se festeja el Día mundial de la Bicicleta en honor a Albert Hofmann, científico suizo que sintetizó el LSD en los laboratorios Sandoz. En esta misma fecha pero de 1943 Hofmann ingirió una dosis de LSD y volvió a casa en bicicleta. Fue en 1985 cuando Thomas B. Roberts, profesor de la Universidad de Illinois, bautizó esta fecha como el Día mundial de la bicicleta.

El 19 de abril de 1943 Albert Hofmann de treinta y siete años de edad, se convirtió en el primer hombre sobre la tierra que viajó en ácido lisérgico mientras pedaleaba su bicicleta a través de la ciudad de Basilea, Suiza. En la actualidad, el Día Mundial de la Bicicleta, busca promover el uso de este transporte ecológico, llamar la atención sobre los derechos de los ciclistas y destacar sus beneficios para la salud y para la movilidad sostenible. 

Esta celebración como la conocemos hoy en día, nació en 1985 de la iniciativa de un profesor de la Universidad de Illinois llamado Thomas B. Roberts, fiel usuario de este transporte y quien difundió la celebración entre sus alumnos, recordando aquel viaje que realizó el padre del LSD y en el que descubrió mucho más que el hermoso paisaje de Basilea, ubicada en la frontera con Francia y Alemania. 

Cuando Hoffman ingirió 0.25 miligramos para determinar los efectos de la dietilamida de ácido lisérgico (LSD) y comenzó a experimentar alteraciones en la percepción, el uso de vehículos motorizados estaba prohibido a causa de las restricciones impuestas por la guerra, así que le pidió a su ayudante de laboratorio que lo escoltara hasta su casa e hicieron el viaje en bicicleta. Una vez que su médico de cabecera le aseguró que todo estaba bien y que no se quedaría loco, Hoffman se relajó y comenzó a disfrutar de la experiencia, misma que describió posteriormente como “una sucesión de colores y formas sin precedentes, aun con los ojos cerrados”. 

La celebración del Día mundial de la bicileta no tiene nada que ver con el consumo de esta sustancia psicoactiva, pero ésta anécdota bien podría ser un recordatorio de las sensaciones que experimenta un ciclista durante su trayecto y de lo estimulante que resulta para la imaginación un buen viaje en bicicleta.